Est@s_ahí?

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Era la madrugada cuando se dio cuenta de que se había quedado dormido en el sillón de la sala, con el cuello doblado en un ángulo incómodo y sosteniendo aún su teléfono contra su pecho. Parpadeó varias veces para enfocar su vista adormilada y mirar alrededor.

Como era de esperarse todo estaba oscuro. Apenas la luz del alumbrado público de afuera se colaba entre las rendijas de las ventanas, y creaba menudos haces de luz en el piso. Todavía así, no podía ver donde comenzaba la escalera, ni donde terminaba.

Se pasó una mano por sus ojos para desperezarlos y trató de encender la linterna del IPhone con un dedo.

Gruñó entonces; pues la batería del teléfono se había quedado muerta.

Se levantó a duras penas, tanto por el cansancio y por la posición incómoda, y caminó a ciegas hacia donde suponía que estaba su cuarto.

Trastrabillaba, y se movía como si fuera un abuelo, pero es que todo estaba tan jodidamente oscuro que ni alguien que supiera dónde estaban las cosas como la palma de su mano, podría ir sin chocar al menos una cosa; y aun peor si estaba como Jimin, desorientado por haber dormido.

Luego de unos minutos, encontró la barandilla de madera.

Y entonces un miedo rotundo se instaló en su cerebro.

No sabía por qué, no sabía qué exactamente, pero algo en su conciencia le gritaba que no fuera arriba. Que si daba un paso de nuevo, algo muy malo iba a pasar.

Afilo su audición, y casi dejó de respirar, para poder captar algo sospechoso que le diera un indicio de que en realidad sí había algo peligroso allá arriba y de que no se estaba simplemente volviendo paranoico.

Lo único que oía eran los grillos cantar, y el ocasional ronquido de los autos en la distancia. Ni siquiera se oía el aullido del viento contra la ventana.

Tocó la madera de la escalera... y uno... dos...

Dio un paso en el escalón, y este crujió bajo su peso. Crujido que se escuchó en toda la casa.

Dio otro paso. Y otro, y otro. Hasta que se encontró a la mitad de la escalera sano y salvo.

Si que necesitaba terapia.

Su corazón se tranquilizó un poco a medida que iba subiendo, y a su vez, divisaba la puerta lúgubremente iluminada de su habitación. Tan sólo quería llegar a su cama ya.

¿...Ji...min...hyung....?

Si su corazón se había normalizado por unos momentos, ahora este había parado completamente.

Se quedó estático, en las sombras, con mil y una posibilidades cruzando su mente, tratando se comprender de donde había salido esa voz tan dolida. Llegó a creer que era su mente jugandole malas pasadas de nuevo, porque aunque mirase hacia donde creía que había provenido el sonido, no veía nada.

Sus manos empezaron a temblar.

Tenía que moverse, o estaba seguro de que iba a desmayarse ahí.

Jimin... No...Ahora sonaba más fuerte, pero a la vez más despacio, como si fuera un susurro muy cerca de su oído.

No mires atrás. No mires atrás. No mires atrás.

Su respiración se atoró en su tráquea como si forzaran arena en ella. Sentía frío de pronto, y sabía que no era culpa de alguna ventana abierta.

Si tan sólo pudiera llegar al interruptor de la luz, se iría a dormir rezando.

Pensó un momento, cuanto le tomaría correr los últimos escalones hasta el interruptor antes de que lo que fuera que lo estaba acosando se diera cuenta. Aun quedaban como siete escalones por delante, y siendo pequeño de estatura, sus piernas eran muy cortas como para dar zancadas tan grandes.

El aire se volvía tenso.

Jimin... Ayúdame.

Sintió un escalofrío recorrer su cuello. Casi como un toque helado en su nuca. Sus labios temblaron, y estaba seguro de que su cuerpo entero también lo hacía.

Parpadeó un par de veces aunque no veía nada, tal vez porque esa era la única cosa que su cerebro podía controlar por el momento.

Hasta que el celular en su mano comenzó a vibrar.

La suave melodía de su tono de llamada cortó la pesadumbre que sentía en el ambiente. Y como por arte de magia, también su posición petrificada en la escalera. Alzó lentamente el aparato hasta su rostro, checando el nombre de quién lo estaba llamando a esas horas.

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Tragó saliva, mientras observaba fijamente lo que decía la pantalla que se movía a medida que su mano temblaba.

Era como si leyera pero no entendiera lo que decía. O quizás solamente no quería hacerlo, y aceptar lo que implicaba.

Su pulgar bailó por encima de los botones, indeciso, y a la vez tentado por los colores de ambas opciones.

¿Que debía hacer?

>>Rechazar llamada<<

Ni siquiera lo pensó más. La pantalla de la llamada desapareció, y mostró su usual fondo de escritorio. Soltó un suspiro profundo, ya que ya empezaba a sentirse aéreo al estar reteniendo tanto tiempo la respiración.

Echó un vistazo al teléfono de nuevo, antes de volver a retener la respiración como si entrara en el agua, al momento en que sus ojos se posaron sobre el ícono de la barra de notificaciones.

Había olvidado que el teléfono estaba completamente muerto en un principio.

H!DDEN (BTS Horror AU) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora