•"¿Puedes escucharme?
¿Puedes escucharme llamándote?"
En el cual Jimin se da cuenta de que tal vez debería temer a los vivos más que a los fantasmas.
>>Jungkook te ha enviado un mensaje<
__¿Que t@n b!en puedes esconderte de la verdad?__
B...
La puerta se cerró con un chirrido. Un golpe sordo le hizo darse cuenta de que ya estaba cerrada, y por lo tanto dejó su palma descansar contra ella aunque sea unos instantes.
La casa estaba vacía, y el silencio era demasiado comparado con las voces en su cabeza.
—Maldita sea.—dijo con los labios apretados, como si de repente aparecería alguien a reprocharselo.
Claro, la casa seguía vacía y eso era imposible.
Se sentía como basura. No había querido parecer tan cortante con Namjoon; no estaba en su naturaleza, y el mayor era una de las personas que menos se merecia tal trato, pero aquellos días no habían sido los mejores. Ni aunque se dijera que el tiempo curaba todo, no podía alejar la abrumadora sensación de que todo estaba horriblemente mal. Era algo que iba a perseguirlo de por vida, y que se iba a llevar consigo a la tumba.
Tal vez Namjoon entendería; y tal vez perdonaría su falta de tacto. Porque ese era el estilo de él: derrochaba simpatía por los poros, y sabiduría tambien. Pero el hecho de que entendiera su dolor, no hacía que la pesadez de su corazón se aliviara.
Se pasó la lengua por los labios para mojarlos, porque de pronto parecía que tragaba arena.
Se alejó de la puerta y se quitó los zapatos con pesadez, dejándolos a un lado del tapete cuyos colores y dibujos estaban tan sucios que ya no se distinguían. Taehyung había quedado en limpiarlo hace una semana atrás.
Tomó una bocanada de aire a pesar de que no le era necesario, y se debatió a donde ir.
Tenía hambre, pero sentía que lo que comiera iba a desperdiciarse más tarde. Tenía ganas de dormir, pero no sabía cuanto duraría soñando cosas agradables hasta que se tornaran oscuras.
Odiaba todo. Era la primera vez que no sabía realmente qué hacer; y tampoco estaba de ánimos como para llorar a pesar de que su corazón se sintiera muy pesado.
—Que estupidez.—susurró para si mismo, resignandose a revisar los mensajes de su celular desde la comodidad de su sofá. Dobló sus rodillas cerca de él, y encendió el condenado aparato.
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Nada importante.
Decidió abrir los mensajes primero, ya hablaría con Yoongi luego. Estaba seguro de que el moreno sólo lo llamaba porque Jin lo estaba obligando, y tampoco quería hablar con él por el momento.
Presionó el icono de los mensajes, y estos aparecieron en la pantalla, bajo el chat que pertenecía a Jungkook.