CAPITULO XI

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¿Donde te haz metido, pequeña loca?

Máxi había entrado en su habitación, caminaba de lado a lado, quería verla pero por lo acontecido entendería que el sentimiento no era mutuo.

Estaba tan ensimismado que fijo su mirada en el bosque y allí desde su ventana la vio, ella caminaba de lado a lado manoteando y hablando sin parar, se le notaba disgustada, muy disgustada.

Para Maxi era imposible dejar de mirarla, se veía tan fuerte y enigmática.   Era el momento de actuar, ninguna mujer lo mantenía lo suficientemente entretenido como aquella, así que decidió que debía conquistarla antes de que otro le ganara y fue allí cuando vio a su hermano acercarse a May y abrazarla muy efusivamente y por primera vez sintió en su corazón una irá incontrolable hacia su propia sangré.

Dejo de mirarla y se encaminó a su cama, hoy no tenía ganas de comer, su apetito había desaparecido totalmente.

May se vistió con su mejor traje, el estaría allí, era la mejor noticia que le había podido dar en todo el día, lo buscó en la mañana y se enojo con ella misma por haber ido al lago y haberse perdido la llegada de Maxi, de todos. Fue hasta sus aposentos para que se prepara para cenar pero todo estaba en total silencio y decidió dejarlo descansar, había tenido un largo viaje y era necesario recuperarse.

En la mañana siguiente tampoco lo vio, en la tarde menos, ahora si se estaba preocupando.  Pasaron varios días desde su llegada y su rabia crecía, el buscaba la manera de evadirla y no entendía porque y tampoco le preguntaría, no era necesario, el había decidido no hablarle y la respetaría.

2 semanas después...

El ambiente era mas pesado cada día, ninguno de los dos se cruzaba la mirada y menos intentaban dirigirse la palabra, todos lo notaban pero no serian capaces de decir algo al respecto, no era de su incumbencia.

¡Hoy es el día del banquete real, están todos reunidos para tener claro las labores y espero que todo que a la perfección! -decía Angie mientras le indicaba y delegaba a cada uno su labor.

May se extraño el no ser nombrada para la lista de deberes, así que cuando Angie hubo terminado la designación decidió acercarse y preguntarle pero esta solo le se limito a decirle que subiera a su habitación que la esperaban para arreglarse, se sintió algo extraña, nadie había intentado cuidarla y mimarla en largo tiempo, así que sin rechistar decidió subir y dejarse mimar, hoy disfrutaría y dejaría de pensar en ese pedazo de imbécil por un momento, lo necesitaba o se volvería loca.

Maxi estaba totalmente desesperado, ella había dedicado a ignorarlo todo el tiempo, se notaba su falta de interés por el, no era el hombre que ella busca, era a su hermano y eso le partía el corazón, no podía pelear con su familia por una mujer, menos cuando esta no sentía absolutamente nada por el. Nunca se había sentido despreciado, era la primera vez y se sentía fatal, no le desearía a nadie esa situación.

Horas mas tarde...

La fiesta era perfecta, todo había quedado espectacular, la noche era hermosa, Angie se veía perfecta con su vestido azul rey que hacia juego con su moño de lado color fuego, Joshua estaba pérdida en su belleza, en sus curvas y en su piel, no podría ser mas perfecta. Así que llego hasta donde ella estaba y pidiendo su mano se encaminaron al centro de la pista e baile y sin mirar a su alrededor se dedicaron a sentir el compás de la melodía, se miraban fijamente, no era necesario pronunciar una palabra porque su lenguaje corporal lo decía todo.

May llego al momento de terminar la música.
Maxi que había estado observando y envidiando la conexión que tenían Angie y Joshua, quería algo así para vida y ya sabia con quien lo quería pero era un caso perdido.

¿Me concedes esta pieza? - Maxi escucho esa melodiosa voz que era como el cántico de mil Ángeles y se giro suavemente, no quería dañar el momento y encontrarse con un escenario totalmente diferente que el que mente en cuestión de segundos había armado.

Giro y allí estaba ella, era una visión de otro mundo, estaba perfecta con su vestido color durazno quejaba ver la delicadeza de su cuello y la caída suave de sus hombros, se veía etérea, sin igual, un ángel al que le caían algunos rizos desordenadamente ordenados de una trenza adornada de pequeñas flores que llegaba juntamente a la altura de su busto, el escote del vestido dejaba ver el nacimiento de sus senos y solo eso hizo que se le resecará la garganta, lo cual se vio obligado a tragar saliva,  no dijo nada, solo se limito a tomar su mano y dirigirla a la pista de baile.

Ahora era el momento de disfrutar, ya no envidiaba a sus compañeros y grandes amigos, ahora era él el que disfrutaba a la par, no existía nadie mas en ese momento, solo ella, esa pequeña duendecilla que le estremecía hasta lo mas profundo de su ser.

May tomo la decisión mas difícil de su vida y fue dejar a un lado su orgullo y buscar al amor de su vida, no podía dejar que se olvidara de ella, el era y iba ser siempre suyo y si debía bajar la guardia un momento por tenerlo lo haría, porque en los días que estuvieron sin mirarse se sintió miserable y era un sentimiento que no permitiría que volviera a aparecer en su vida.

Bailaron solo una pieza, hasta que Maxi la saco a uno de los balcones del salón, era hora de hablar, lo diría todo en en ese momento.

¡May eres mía y no te pienso compartir con nadie, ni con mi hermano y si me tocase luchar contra el lo haré, pero tu mi duendecilla no te me escapas nunca, así me toque librar mil batallas! - dijo Maxi mientras tomaba sus manos y la miraba fijamente.

Ella se quedo como piedra, sus palabras la habían descolocado, a lo cual asintió y lo beso con un ímpetu que ni ella misma reconocía de donde salía, solo quería sentir sus labios y eso hizo, disfrutarlo de gran manera, después vendrían la explicaciones y los debates, por ahora solo se limitaría a sentir.

FÉNIX "La Orden De Cairan" .Donde viven las historias. Descúbrelo ahora