Compras y cena

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Se me perdió el final del capítulo, entonces si es diferente es por eso. No recuerdo con exactitud qué introduje al final pero lo e hecho lo más cercano posible. :"( Mi capítulo no quedo igual :"v

Magnus Bane era un hombre que conseguía todo lo que quería. Había aprendido a manipular, extorsionar, engañar y hasta estafar con el tiempo. Sus servicios tuvieron que ser caros para sobrevivir. Sus intereses tuvieron que ampliarse y sus demostraciones de poder eran tan intensas que aunque pudiera cansarse nunca lo demostraría. Había aumentado sus años de vida para que sus clientes le tuvieran más confianza. Tenía una reputación como él gran brujo de Brooklyn. Eres temido y respetado (más temido que respetado) por todos los subterráneos y cazadores de sombras por igual. No iba ha desperdiciar todo por no saber sostener una mentira.

Tal vez por esa misma razón Simon no pensó que él hombre le estuviera mintiendo cuando prometió llevarlo a un restaurante donde cualquier subterráneo era bienvenido. Uno donde Alec como cazador de sombras visitó en una cita que terminó salvando a una chica con licántropia de exponer su estatus ante los mundanos y que la clave tuviera que intervenir en algún bar de la ciudad que no recordaba. Porque la idea de saber dónde andaban los dos hombres antes de formalizar le sonaba realmente interesante.

—¿No íbamos a cenar?—cuestiono infantil mirando como Magnus tomaba un montón de prendas de diferentes colores.

—¿Podemos ver la bufanda en otros colores, Rick?—cuestiono el hombre probandole las que tenía en las manos para ver cuál quedaba mejor con su tono de piel, ahora pálido.

—Por supuesto señor Bane—él empleado salió corriendo al otro lado de la tienda para poder buscar lo que él hombre le pedía.

Más de la mitad de los empleados de la tienda estaban curiosos de ver al nuevo chico del señor Bane. Ya que esté siempre llegaba con un azabache de ojos azules, que vestía la mayoría del tiempo de negro, luciendo unos tatuajes peculiares que le daban un aire sexy hasta rudo. Siempre le compraba ropa cara mientras éste se quejaba de manera inmediata entre risas y él señor Bane siempre conseguía comprarle lo que quería para que usará. Muchos pensaban que era algo parecido a las relaciones de los bebés de azúcar. Pero él señor Magnus Bane no era tan grande para necesitar comprar a alguien con dinero, y era lo suficientemente guapo como para conquistar a cualquiera.

Pero ahora iba con un chico de cabello castaño, ojos cafés y una peculiaridad de que era de aproximadamente de entre unos catorce o quince años de edad. Alto, piel extrañamente pálida. Que lucía un poco cansado, quejándose de la mayoría de prendas que él mayor le probaba. Pero aceptaba cada que lo veía sonreír con felicidad cuando un color le quedaba bien.

—Te acusare con Alec—le saco la lengua infantil—de que me has sacado de casa con mentiras.

—Ya lo sabe—sonrió con burla probandole un par de camisas—¿Por qué crees que nos vera en el restaurante? Odia las compras al igual que tú.

Simon puso una pose ofendida sin dejar de probarse la ropa. Se rió mostrándole a Magnus como le quedaba un traje a la medida que había conseguido.
Dejó de quejarse cuando Magnus acepto comprarle camisas con imágenes de sus bandas, series, películas y hasta superhéroes favoritos. Algunos jeans cómodos y un par de tenis para andar. Las chamarras menos elegantes o extravagantes que pudieron conseguir también le hicieron reír. La ropa desgastada que antes usaba, era reemplazada por ropa nueva, suave pero no tan usada como la que tendría en casa. Dejó de pensar en eso para no ponerse triste al pensar en su madre y hermana.
Él azabache se quejaba por lo bajo, pero aún así le compro algunas cosas para que pudiera entretenerse cuando no saliera o se quedará en casa solo. Un celular para que nunca dejará de llamarles o comunicarse mediante mensajes de texto. Un plan lo suficientemente bueno y caro para que nadie dijera que Magnus Bane y Alexander Lightwood no conseguirían lo mejor para Simon.

Simon Lightwood-BaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora