¿Estoy en una dimensión alterna?

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Magnus abrió un portal en el lobo de Jade. No estaba muy preocupado por Luke enojado por su repentina aparición, se imaginaba que Simon le había dicho que se estaba quedando con él, entonces el hombre lobo ya debía imaginarse de que se aparecería por ahí en busca del polluelo y de Raphael.

—¿Qué haces aquí Magnus?—el hombre lobo pregunto tranquilamente mirando al brujo—Alec—saludó con un movimiento de cabeza.

—Vine por Simon, se supone que estaría contigo—contesto mirando a los lados en busca del vampiro.

—Raphael se lo acaba de llevar—suspiró cansado—me dijo que tenían una hora de queda, pensé que estaba bromeando para llevarse a Simon a otro lado.

—No—Magnus parecía indignado ante la insinuación—primero Raphael respeta a mi polluelo, segundo les di un toque de queda porque Simon aún no puede controlar su hambre y tercero, respeto su privacidad como tutor pero reafirmó mi autoridad como tal prohibiendo su relación casi incestuosa.

—alzo las manos a la defensiva intentando no hacer enojar al brujo—Bueno, Raphael no es discreto mirando el trasero de Simon.

—¿Magnus de que está hablando?—el entrecejo fruncido de Alec hizo que se callara para no lograr tener al cazador de sombras asustando a Santiago.

Porque sabía que iría directamente hasta el vampiro mayor amenazándole que ni los acuerdos lo salvarían de lo que le haría si lastimaba ha Simon.

—Nada, Lucian ya está viejo, no ve bien—movió las manos despectivo intentando ignorar lo que el hombre castaño dijo.

—¿Sabes que soy menor que tú?, ¿No?—preguntó divertido ante la mirada amenazadora del brujo.

—No eres divertido, querido—gruñó ligeramente intentando no usar palabrotas.

La risa de Alec detuvo a los dos subterráneos que estaban matandose mentalmente y de manera descrita con la mirada. Magnus de quedó mirando al cazador de sombras con la boca abierta, mientras que Luke solo se sacudía ligeramente intentando no reírse de la reacción del gran brujo de Brooklyn que podría usarlo como alimento para presidente Miau, su adorado gato.
Palabras de Simon, no las suyas, claramente.

—Ya Magnus, vamos a ver si podemos alcanzarlos—tomo la mano del azabache para dejar al pobre Garroway solo—gracias por la ayuda.

—De nada, Alec. Cuida bien de Simon—dijo mirando al cazador de sombras alzando la mano en forma de despedida.

Suspiro cansado, demasiadas emociones por una noche. Estaba seguro de que esos dos hombres cuidarían bien de Simon, hasta Raphael Santiago parecía de confianza en esos momentos cuando miraba ha Simon como si estuviera adorandolo, alabando a un ser perfecto que no podía equivocarse. Cómo si estuviera rezando, y sabía bien que Raphael aún lo hacía, mantenía su religión aún después de ser un vampiro.

Alec escucho a su novio quejarse sobre hombres lobo impertinentes que hablan de su edad. Cosa que parecía hacerlo enojar. Pudo seguir escuchando sino fuera que su celular sonó con una llamada entrante de Jace. Miro entre el teléfono y su novio, pensando en cual atender, cuando bloqueo el celular aún escuchando las quejas de Magnus con una sonrisa en los labios, fue nuevamente interrumpido. Al parecer era una emergencia.

—¿Qué?—no termino de hablar cuando la voz entre divertida y preocupada de Jace se escuchó.

—Estamos en una cárcel mundana—soltó intentando no dejar ir más información.

—¿Qué!—pregunto divertido y aturdido—¿Cómo puedes estar en una cárcel mundana?

—Bueno iba camino al departamento de Magnus para que firmaras mi reporte de misión—aceptó fácilmente con la voz vacilante—me encontré por el camino a Simon y Raphael. Entonces todo pasó tan rápido que cuando nos dimos cuenta ya estamos los seis aquí en lo que llaman estación de policía.

Simon Lightwood-BaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora