Simon Lightwood-Bane

Seelies

Notarán que e cambiado algunos títulos, solo, bueno. Lo normal. He agregado algunas cosas por capítulo, como odio a Wattpad por bajarme la historia. :"(

Raphael había aceptado entrenarlo. Cuando Simon regresaba una hora antes del anochecer los primeros días y se quejaba de algunas dolencias había ido a hablar con él vampiro mayor sobre cómo estaba sobre esforzando al pobre chico. Pero solo recibió una mirada rápida y un movimiento de cejas extraño. Aún no entendía ese lenguaje cejil, Alec era él único capaz de entender cuando Raphael hablaba con sus cejas de alguna forma extraña eso les hizo más cercanos.

—Tú querías que lo entrenara—comento ignorando su presencia.

Y fue sacado por Lily que le tomo del hombro llevándolo hacia la salida del viejo hotel. La chica le había prometido hablar con Raphael y pedirle ser menos brusco, aunque debía le pidió hablar con Simon sobre llevar esa ropa demasiado ajustada al cuerpo que terminaba distrayendo a Raphael demasiado. No resultaba siendo muy buen observador, no cuando las gotas de sudor le daban la vista más provocativa de todas
Porque se le quedaba viendo el trasero cuando practicaban un poco de defensa personal. O cuando la camisa se le pegaba al pecho dejando ver sus pequeños pezones erectos. También le comento sobre la inocencia del menor al comer esas paletas heladas que tenían forma fálica de manera casi excitante. Lily no lo culpaba, hasta ella se hubiera alterado. Pero no estaba entre sus intereses perder la cabeza por mirar al chico de Raphael. Parecía tonto, Magnus se había indignado por eso.

—Otros vampiros empiezan a mirarlo—la mujer de cabello negro suspiró cansada—. Raphael no entiende que no puede matar a todos los hijos de la noche. Y los licántropos—recordo una vez que trataron con algunos que cayeron de visita por el hotel—piensan que es un buen juguete. Te lo estoy advirtiendo Magnus.

Oh, Magnus mataría a cualquiera que tocar al chico. Pero nada evitó que un muy molesto y disgustado Brujo de Brooklyn saliera del hotel Dumort con una mueca de enojo en los labios. Estaba ofendido.

—¿Puedes creer que me dijo que le compro ropa demasiado reveladora a Simon?—comento mirando al par de Seelies enfrente suyo.

—Magnus, no sé quien sea Simon—comento uno de ellos, amigo del brujo.

—No deberías saberlo—se arremangó la camisa con determinación—porque sí fuera así, no dudaría en cortar tus manos por atreverte a tocar a mi adorable hijo...—se quedó quieto mirando con incredulidad el piso al escuchar sus propias palabras.

—¿Magnus?—la voz de sus clientes le sacaron de su pequeño shock—¿Estás bien?

—Oh mejor que nunca—la sonrisa resplandeciente del brujo sorprendió a los Seelies—¿Recuerdas que me debes un favor por ayudarte a conseguir aquello que resultaba tan increíble que solo los cazadores de sombras podrían tenerlo?

—Hmmm—los dos hombres se miraron entre si—claro. ¿Quieres cobrarlo ahora?

—Sí—afirmo mirando sus uñas con una sonrisa triunfal en los labios—. Recuerdo muy bien que ustedes presumen tener sangre de ángel y demonio corriendo por sus venas.

—Correcto, ¿A qué quieres llegar?—él más alto de los dos pregunto mirando nervioso a todos lados.

Su trato había Sido en conseguir o hacer lo que Magnus le pidiera, sin mentiras, sin medias verdades, con respuestas claras y concisas. Porque sí no los buscaría haciéndoles pasar el peor día de su vida. O tal vez una eternidad completa llena de dolor.

—¿Cómo consigues hacer que un vampiro se exponga a la luz del sol sin morir?—cuestiono mostrando sus ojos de gato de ese tan peculiar color verde dorado que tienen pupilas verticales.