Mis padre, y los hombres lobo.

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Simon sonrió al darse cuenta donde Raphael lo estaba llevando. Su cita para ir a un club fue desechada gracias a que Simon había dicho que todo lo que dijo antes solo fue por el calor del momento. Y qué realmente le gustaría salir a un lugar más tranquilo, donde tal vez tendría la oportunidad de cantar un poco si encontraban micrófono libre. Taki's había Sido tentador. Pero Simon había dicho algo sobre que había un tipo que no le caía muy bien, ya que había molestado a Alec antes. Entonces con solo un par de llamadas el jefe del clan de vampiros de Nueva York había conseguido que Luke los recibiera en el lobo de Jade.

—¿Cómo convenciste a Luke?—pregunto Simon en el silencio, caminando fácilmente a lado de Raphael.

—Solo lo llame diciendo que encontré a su ex carga mortal—confesó alzando los hombros. Al parecer la pelirroja cazadora de sombras no le había avisado al lobo, y Simon no lo había visitado a un.

—¿Y acordaron una cita para reunirse?—le cuestiono fácilmente como si lo dudará—tengo entendido que los hombres lobo y los vampiros se tienen un odio por lo más cliché.

—Tal vez es un poco cliché, pero tómalo como un regalo—expresó abiertamente al ver como el chico estaba saltando dentro de su propia piel.

—¿En serio?—los ojos marrones se iluminaron de manera sorprendente—¡Gracias Raphita!

El apodo le crispó los nervios, y le erizo los sentimientos asesinos. Porque ese apodo resultaba tan humillante. Y más cuando los pocos hombres lobo que se encontraban en la entrada del local chino le dieron una mirada sorprendida mirada que terminó siendo hasta burlona.

—¿No puedes llamarme Raphael como todos los demás, o señor Santiago?—cuestionó enojado.

—Nop, Rapha, se pierde la amistad si no hay apodos humillantes—le aseguro con una risa nerviosa.

Pero sorprendentemente Raphael no se enojó. Solo bufó irritado, y rodó los ojos con un cariño que resultaba palpable para algunos. Algunos de los lobos quisieron hablar, pero fueron callados por el profundo y amenazador siseo que Raphael Santiago dejo fluir desde el fondo de su garganta. Un ruido gutural, casi animal que hizo retroceder a los verdaderos animales (desde la perspectiva de que eran ellos quienes se convertían en lobo). Pero Simon no hizo caso, solo corrió hasta la entrada donde Luke miraba severamente a cualquiera que quisiera dar una palabra ofensiva hacia el par de vampiros. El silencio resultó aterrador hasta para el de cabello marrón oscuro que abrazaba al hombre que había Sido gran parte de su vida como un padre.

—¿Es incómodo que estemos aquí?—preguntó Simon con todos sus rizos metidos perfectamente contra la cara del mayor—no quiero causar molestias Luke, podemos irnos.

Raphael se paró detrás del novato a una distancia de diez o veinte centímetros que podrían ser acortados con velocidad inhumana si era necesario. Santiago mantenía los hombros tensos, como si estuviera dispuesto a lastimar, matar, descuartizar o herir a cualquiera que se atreva a tocar a Simon. Una parte de Luke vibró en aprobación hacia el vampiro mayor.

—No, Simon. Eres bienvenido cuando quieras—se dió la vuelta sujetando al chico por los hombros—Santiago también es recibido en cualquier momento.

—¿Qué?—le siguió siendo vigilado de cerca por algunos lobos que parecían estar interesados por lo que hablaban—¿De qué estás hablando?

—Eres bienvenido a esta familia—felicito dulcemente, como si disfrutará de saber los sentimientos del vampiro antes que cualquiera.

—¿Quién dijo que quería ser parte de la familia?—gruño logrando entrar al lugar sin ser atacado.

Entonces solo ignoró las pequeñas risas que salían de los labios de algunos hombres lobo que estaban cerca suyo. Pero se tensó cuando el segundo al mando de Luke apareció en su vista. Lucía tranquilo, sonriendo como si nada pudiera molestarlo en el universo. Pero cuando vio a Simon el hombre parecía aún más feliz, no pudo evitar sentirse sobreprotector con el polluelo. No cuando todos esos lobos estaban dejando su olor a perro mojado encima del novato que ya comenzaba ha considerar como suyo.

—¿No quieres ser de la familia?—preguntó Simon siendo aplastado en un abrazo de sándwich por Luke y Alaric.

—¿Qué?—se distrajo de sus pensamientos asesinos ante la pregunta.

No quería ser de la familia. Solo quería tomar a Simon por la cintura para besarlo sin cansancio, hasta que sintiera que era hora de volver a respirar (cosa que ya no hacía). Solo ansiaba tomar al chico de cabello marrón de las piernas, acariciando con necesidad su trasero y hacerle el amor hasta el cansancio. Hasta que no se escucharán más que gemidos y su nombre siendo alabado en español.

—Hmmm—se mordió ligeramente la lengua para no dejar salir un comentario inapropiado—Simon, en verdad no creo que sea una buena idea.

Luke sonrió burlón. Mientras que Alaric solo bufó y rodó los ojos ante lo obvio que estaba haciendo. Pero no dejo que eso arruinara su buen humor. Solo contempló como esos labios rosas formaron el puchero más lindo de todos, mientras que los grandes ojos y las pestañas hermosamente tupidas se agitaron en ojos de cachorro herido.

—¿Por qué no?—cuestionó sorprendido—¿No te agrado?

Sí solo Simon supiera lo que le estaba causando al vampiro mayor no lo preguntaría. Todo sus sentidos estaban vibrando ansiosos ante la necesidad de tomar al polluelo y empotrar lo contra la pared más cercana, mientras desliza sus manos por su abdomen, bajando hasta su pelvis. Rozando suavemente la piel sensible con la llena de sus dedos, sin dejar de unir sus labios en besos rudos, necesitados.

—Creo que Raphael tiene razón—interrumpió cuando el sufrimiento de Raphael fue palpable—es mejor así. No creo que sea correcto tener citas con tu hermano adoptivo.

Simon solo no enrojeció porque había pasado varias horas después de que se alimentara. Porque definitivamente hubiera sido un pequeño foco de navidad si pudiera hacerlo.

Wiiiii actualizando luego de mil años. Espero les guste este capítulo. Raphael es Demisexual.

Simon Lightwood-BaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora