Emmanuel se quedó dormido recostado sobre el sofá en forma de L. Con la cabeza apoyada en una almohada de colores blanco, azul y amarillo, cruzó ambos brazos y cerró los ojos justo en la parte más emocionante de la película. Paola, con el tarro de pochoclos alrededor de los brazos, observó hasta el final de esa clamorosa y magnifica película con la mente abierta y los ojos como platos. Esa película sí que era digna de admirar hasta el final.
-Emma...- susurró ella acercándose a su oído. Pero estaba muerto del sueño, profundamente concentrado en seguir durmiendo, por lo que ni se preocupó en moverse de su lugar. Paola, dejándo el bowl de pochoclos medio lleno sobre la mesa de caoba negra, se apoyó lentamente en el plano estómago de Emmanuel. Se recostó de lado, su mejilla acariciaba sus abdominales, sintiendo además su calma respiración. Y de esa manera, se durmió tranquilamente, sin recuerdos de su pasado atormentándola ni ningún horrible recuerdo posterior. Era relajante dormir sobre Emmanuel, debería hacerlo más seguido.
-Ven a bailar.- la tomó del brazo y se la llevó a la pista. Jenny, que había tomado un poco de más, no mostró ningún impedimento cuando Ezequiel, con su hermosa sonrisa, la llevó hasta la enorme pista de baile.
La tomó de la cintura y comenzaron a moverse atrevidamente. Jenny giró sobre su cuerpo y apoyó su espalda sobre su pecho. Ezequiel apoyó su nariz sobre su hombro mientras que se movían al ritmo de la música indie rock completamente variada.
Esa situación era clamorosa, sensual y muy atrevida. Levantó los brazos y acarició la parte trasera de su cabellera, apoyó su cabeza sobre su hombro derecho, mientras que él olía su olor proveniente de su hombro izquierdo. Y se miraron.
Una mirada llena de atracción, de seducción, persuasión, se llamaban con esa mirada. La calma en sus ojos atría a Jenny como un imán, era agobiante estar tan separados el uno del otro. Debió de ser el alcohol o simplemente el atrevimiento de hacer algo prohibido, pero de alguna manera remota, se acercó lentamente, y cuando dejó ver su disposición, Ezequiel arremetió contra sus labios. Posó una manos sobre su cuellos y la otra rozaba su culo.
Jenny sintió unos labios carnosos y suaves, pero no los sintió cálidos, llenos de amor y necesidad como eran esos hermosos labios que la esperaban en el departamento. Lleno de clamor y pasión, metió su lengua rogando mayor avidez, ella sólo pensaba en irse y volver junto a su amado novio.
Se sentía incómoda, asqueda y profanada por manos que no quería que la tocaran. Lo quería, muchísimo, pero no de la misma manera en que amaba a Emma.
Lo miró con el ceño fruncido y se alejó unos pasos para porder observar bien a la personas que la estaba tocando y besando. Y no era él, no era el que quería.
Dió media vuelta y se fue. Dejó su celular en la mochila de Ezequiel, pero poco lo importó. Salió de ese nocturno club y se encontró con una ciudad llena de luces y de aún personas en la calle.
Y por alguna razón, capáz los síntomas del alcohol o simplemente para que el viento limpiara sus culpas, pero preparó sus piernas y su respiración y comenzó a correr como si de una maratón se tratase, cruzó calles sin mirar a ambos lados, con el peligro de que un auto la atropellase, golpeó personas accidentalmente y se disculpaba luego con una sonrisa de niña malcriada. Posiblemente había perdido parte de su cordura cuando estuvo en brazos de otro hombre, pero poco le importó, sólo anhelaba que él estuviera en el departamento, esperándola. Sólo importaba él en ese momento, tan repentinamente olvidó aquella vaga atracción por Ezequiel, y continuó corriendo como frenética.
Dos cuadras faltaban, sólo dos, y con fuerzas escondidas llegó con el último aliento del que sus pulmones le permitieron. Abrió la puerta y corrió por las escaleras, hasta el piso 9.
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Si tú no existieras
RomanceLa continuación esperada de Déjame amarte. Donde el placer y el amor caminan juntos de la mano, la venganza y la lujuria se hacen presentes como la lluvia en un ambiente cálido y el sexo acompañado de magnetismo puro reluce entre las almas enamorada...