El estímulo del hombre vergonzoso para cambiar

Capítulo 12

Probablemente no sabía en cuántos caminos ha estado. Chen Youzai sintió que su cuerpo había sido empujado al límite. De repente, un hombre cayó directamente hacia atrás delante de él. Chen Youzai estaba aturdido cuando el hombre estuvo a punto de caer sobre él. Chen Youzai agachó la cabeza para echar un vistazo cuando los ojos del hombre se pusieron en blanco. Toda su cara palideció mortalmente. La espuma salía de las comisuras de su boca. Se retorció unas cuantas veces y luego quedó completamente desprovisto de cualquier signo de vida.

Esta fue la primera vez que Chen Youzai vio a alguien morir delante de él. Esa cara aterradora hizo temblar todo el cuerpo de Chen Youzai. Su estómago se revolvió severamente. Chen Youzai escupió sangre y sus ojos se oscurecieron por completo para que ya no pudiera ver nada.

Cuando Chen Youzai logró despertarse, estaba sentado en posición vertical dentro de un pozo en el suelo. Había mucha gente a su alrededor. Sintió que su estómago parecía estar un poco mejor. Era como si alguien le alimentara algo. Chen Youzai se alegró de no haber muerto. Ahora era su oportunidad de volver a cambiar apresuradamente.

Chen Youzai hizo un gran esfuerzo para inclinar la cabeza y vio que no tenía bolsillo. Si no hay bolsillo, ¿dónde está la moneda de plata? Chen Youzai agotó su cerebro pensando. De repente, vio una tira de tela con forma de cinturón sujeta alrededor de sus pantalones. Si la moneda de plata no se perdió, entonces sería posible abandonar este lugar, pensó Chen Youzai mientras se obligaba a bajar un poco la cabeza para que sus manos pudieran alcanzar el cinturón.

Esto es claramente imposible. Chen Youzai estaba en ese lugar, girando y girando, como si estuviera bailando. Cambió a innumerables posiciones y, como resultado, la distancia desde el cinturón todavía estaba bastante lejos. Chen Youzai se sentó amargamente en el suelo, jadeando por respirar. Mientras respiraba rápidamente, se instó a no entrar en pánico. Si no se compusiera esta vez, entonces probablemente no podría encontrar la manera de regresar.

De repente, Chen Youzai fue golpeado por un pensamiento. Podría balancearse hacia adelante y hacia atrás para que la moneda de plata se arrojara, sería un millón de veces más conveniente obtenerla una vez que se haya arrojado desde el columpio. Además, nadie podía ver esta moneda de plata. Incluso si se ha caído, sería muy poco probable que alguien vaya a recogerlo.

Después de pensarlo, Chen Youzai saltó con fuerza. No hace falta decir que el cuerpo de este hombre era aparentemente delgado y débil. El movimiento sin esfuerzo de Chen Youzai fue como estirarse (al despertar o cuando estaba cansado), el movimiento era bastante hermoso.

El oficial medio dormido a su lado abrió ligeramente los ojos. Estaba pensando si iba a gritar, pero cuando vio la figura apenas perceptible de Chen Youzai, no pudo evitar tragar saliva. Luego alzó la vista y quedó muy decepcionado. La cara era muy fea. Si pudiera ser un poco más justo y claro, entonces uno podría comer a su contenido en este árido desierto desprovisto de mujeres. (T / N: tome nota de que en el Prólogo, antes de que Mu Xueshi fuera enviado al exilio, el Tercer Príncipe lo ayudó a ponerse un poco de maquillaje para hacer feo a Mu Xueshi)

Finalmente, Chen Youzai escuchó un sonido claro y melodioso. Se sorprendió gratamente al ver, no lejos de él, lo que apareció en el suelo era la moneda de plata que salva vidas. Gritó un gran "¡Sí!" Chen Youzai era como un niño, dando vueltas y finalmente arrastrándose por el suelo para ir a recoger esa moneda de plata.

Al borde de la proclamación del final de su miseria, la visión de Chen Youzai se volvió borrosa. Vio más de un pie cerca de sus manos. Era como si alguien estaba pisando deliberadamente sus manos mientras alcanzaba el suelo. Desde la brecha entre las piernas de Chen Youzai, abandonó toda esperanza en ese lugar cuando vio a tres o cuatro hombres, que eran algo así como residentes nativos y estaban completamente desnudos, mientras saqueaban su moneda de plata. Pronto, el ruido desapareció. No se sabía quién se había apoderado de ese "botín de guerra". Se reían con ganas mientras se alejaban hacia una distancia.