💌 Carta 3 💌

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¡Querido Diario!

Mi primera clase del día fue historia, y por poco caigo dormida a media clase. Estaba completamente aburrida, sólo fingía poner atención, y, como siempre miraba por la ventana en busca de algo interesante, y al cabo de un rato, gotas comenzaron a descender del cielo empapando los jardines del instituto.

Contemplaba la belleza de la naturaleza, la fría mañana de junio, el aire frío envolviendo la atmósfera, y ahí pasó, sucedió, un chico alto, castaño, y bastante atractivo, nunca lo había visto, quizá era nuevo en el instituto.
Él no podía verme puesto que yo me encontraba dentro de un salón en el segundo piso, y él vagaba por los jardines verdes, pero yo podía verlo, lo veía muy bien, noté sus ojos marrones y como estos parecían perdidos. Unos cuantos mechones caían mojados sobre su frente, sin embargo, parecía muy ajeno al clima, como si no le importara que se estuviese mojando.

Sentí como mi corazón se detuvo y mi respiración se volvió irregular, mis manos comenzaron a sudar y mi mente comenzó a maquinar miles de preguntas referentes a su identidad. ¿Cuál era su nombre? ¿Quién era? ¿Por qué estaba aquí? Preguntas tras preguntas cruzaban mi mente sin dejarme respirar tranquila.
No parecía un chico rudo, de esos brabucones que sólo buscaban pelea, y tampoco parecía un atleta arrogante, de hecho, me atrevería a decir que se veía tierno aún con toda su ropa mojada.

Lo vi mirar en todas direcciones, era más que obvio que se encontraba perdido, admito que se veía algo tierno, sentí mis mejillas calentarse de sólo pensarlo. Soy tímida y para ser sincera no acostumbro a mirar chicos perdidos bajo la lluvia.

Con amor, Haysel...

11:52 pm.


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Con amor, HayselDonde viven las historias. Descúbrelo ahora