💌 Carta 4 💌

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¡Querido Diario!

Esta vez me tocaba artes, creo que es la única materia que disfruto. La profesora siempre nos pone a dibujar, pintar o a hacer cualquier actividad que ponga a prueba nuestra imaginación. La clase recién iniciaba, por lo que mi lienzo aún se encontraba en blanco al no saber que pintar aún...
Unos golpeteos en la puerta del salón me hicieron mirar en esa dirección, allí, bajo el umbral estaba el mismo chico de ayer, sólo que esta vez estaba por completo seco, en su cabello se formaban rulos indefinidos que caían en todas direcciones.

La profesora le pidió al chico que se sentara frente a mí, y eso sólo pudo provocar un revoloteo en mi estómago, mi mano que sostenía el pincel comenzó a temblar hasta hacer que éste cayera al suelo, me agaché para juntarlo y cuando lo tomé mi mano hizo contacto con otra, levanté la mirada encontrándome con unos ojos marrones, mirándome. Aparté mi mano al sentir un hormigueo recorrerla.
Ambos nos pusimos de pie y luego de darme el pincel se dió la vuelta para continuar con su pintura.

¿Qué fue lo que pasó? Ni siquiera yo lo sabía.

Intenté no pensar más en él en ese momento y me concentré en mi trabajo.

Terminé pintando un campo verde con el cielo nublado por la lluvia que caía, y en el centro un chico con la ropa mojada, al cual no se le podía ver la cara por la sombrilla que sostenía con una mano.

En algún momento levanté la mirada, y me encontré con el chico nuevo mirándome por encima de su hombro, al notar que lo había pillado mirándome se dió la vuelta para regresar a su pintura.

Algo en mí me hizo sonreí genuinamente...

Con amor, Haysel...

11:52pm


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Con amor, HayselDonde viven las historias. Descúbrelo ahora