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 Narra frisk...

Cuando terminé de ayudar a limpiar papyrus se fue a su habitación dejándome sola ya que yo iba a dormir en el sofá. Algo me rondaba en la cabeza, quería saber porqué sans parecía tan molesto y se fue de la nada.

Quizás debería de preguntarle - suspiré

Subí los escalones y me dirigí hacía su habitación para después llamar a la puerta. Un sans aún molesto con una cara que no podría describir me abrió la puerta. Se ve algo tierno así. Nos quedamos un rato viéndonos hasta que me hizo una seña para que entrara y podamos hablar. Quise preguntarle que era lo que le había pasado pero antes de que lo hiciera él habló primero.

*Tranquila niña, solo estoy cansado es todo - dijo retomando su sonrisa de siempre - No te preocupes por... mi? - Sin pensarlo dos veces me lancé sobre él para darle un abrazo, sabía que algo malo le estaba sucediendo y no quería que se sintiese solo.

*Sans, no tienes que fingir estar bien, puedes contármelo sin problema y yo te ayudaré - dije mientras lo seguía abrazando. No iba a dejarlo solo, es mi mejor amigo.

Narra sans...

Me quedé sorprendido por ese abrazo tan inesperado y también muy avergonzado. Sí, estaba molesto, mucho, pero más que nada triste por el hecho de perder a frisk. No podía decirle la verdad de porqué estaba así aunque me diera unas palabras de apoyo... Rompí aquel abrazo por la incomodidad que empecé a sentir.

*Ehmm... sans? - dijo frisk con una cara de confusión - Porque tienes la cara algo azul?

"Mierda" pensé. Sin darme cuenta me había sonrojado por aquel simple gesto de abrazo. Me puse la capucha para que frisk no vea más de lo necesario mi verguenza, aun tenía dignidad. Frisk trató de quitarme la capucha pero no la dejé, cada vez me estaba sonrojando más, no podía dejar que ella se diera cuenta de esto. En un acto desesperado traté de cambiar de tema para quitar la tensión de ese momento y que frisk deje de tratar de quitarme la capucha.  Haciendo alguna que otra broma logré al menos distraerla, y aunque frisk no estaba totalmente convencida de que estuviera bien trató de reír un poco.

Narradora normal...

La madrugada ya había caído cuando comenzaron a sonar truenos que causando un gran estruendo hicieron que la pequeña se asustase y abrace de nuevo a sans por la espalda quien se volvió a sonrojar notoriamente, no sabía qué era lo que debía hacer en ese momento.

*Frisk... - decía el esqueleto con el rostro azulado y con la capucha aún puesta - le tienes miedo a los truenos?

La pequeña asintió y con razón, pues él notaba que había empezado a temblar mientras sonaban más truenos.

*Puedo dormir contigo? - preguntó la pequeña

*Cl..claro, he he, no hay problema pequeña - Acaso estaba soñando para que esto pasara?

Así fue como pasaron la noche, ella abrazada de él y él muy sonrojado pensando en ella. La preocupación por ella no había dejado a sans malentender nada ni darle un doble sentido a las cosas, tampoco creía que frisk actuara así a propósito así que más que nada le preocupaba dejarla sola. A la mañana siguiente se despertó primero él (lo cual era un milagro ya que jamás se había levantado temprano en su vida), a su lado estaba la pequeña durmiendo plácidamente, miró detenidamente a frisk, admirando sus labios y sin que se diera cuenta la pequeña, depositó un pequeño beso en ellos para después volver a dormir con una gran sonrisa y un leve sonrojo, era una buena forma de empezar el día.

Celos - FransDonde viven las historias. Descúbrelo ahora