⋆.✿SEVEN✿°

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–Adrien...

–Hey, Finn–Adrien dijo animadamente, mirándolo con una sonrisa que hizo a Finn sentir que estaba de vuelta en sus días de escuela–. ¿Puedo pedirte algo?

Sabiendo por lo que estaba haciéndolo pasar, Finn asintió.

–Claro, lo que quieras.

Adrien mantuvo la mirada con dulzura antes de pedir:

–Por favor quédate esta semana conmigo.

–Adrien...

–Finn, por favor.

–No puedo.

–¿Por qué, Finnie?

–Por Iris.

Adrien contuvo el aliento. Sabía sobre Iris. Sabía sobre la chica que respondía las llamadas por Finn. Aún así, no pudo evitar sentir un golpe de dolor en el pecho.

–Sólo es una semana...

–Una semana es demasiado tiempo.

–Hemos estado casados por casi cuatro años, Finn –dijo Adrien, con una sonrisa triste–. Una semana es todo lo que pido, Finnie.

Finn frunció los labios.

–¿Qué esperas que suceda en siete días?

Si bien el silencio aumentó, había cierto tipo de calma en el aire.Adrien había apartado la mirada, pero cuando respondió la pregunta de Finn, lucía solemne y honesto. La mirada cansada en sus ojos la hizo ver inocentemente hermosa y tranquila, y eso fue algo que Finn no pudo evitar notar.

–No espero que suceda nada... –dijo lentamente Adrien, entrelazando sus delicados dedos–. Por una semana, tan solo quiero que pretendas, Finn –continuó con una voz que amenazaba con quebrarse–. Quiero que me ames de la forma en que solías hacerlo...

–Adrien...

Sonriendo con rostro afligido, Adrien alzó una mano.

–Dije "que pretendas". Recuerda eso, Finnie. –Rió ligeramente. –No tienes que enamorarte de mí. Ya sé que no me amas más. Solamente quiero que pretendas. No te pediré más. Esta será la última promesa que tengas que cumplir para mí...

1440

Se sentía extraño estar en la casa nuevamente, pero aún más lo era dormir en una habitación diferente de la que compartía con Adrien... o solía. Mientras yacía en su cama esa primera noche, Finn contempló la situación. Sentía como si Dios hubiera decidido sonreírle allí y ahora, como si lo mereciera por hacer lo que estaba haciendo. Aún no le gustaba saber que, después de meses con apenas algo de contacto, finalmente había contactado a Adrien sólo para darle la noticia de que quería un divorcio. Pero al final, en su mente, era inevitable. Ya no funcionaban juntos. Él había avanzado y Adrien también.

Volteó su cabeza hacia la derecha y miró por la ventana. Notando el cielo cubierto de estrellas brillantes, Finn se preguntó qué otras cosas el vivir en la ciudad le impediría ver.

Una de las preocupaciones de Finn era la ropa; no había llevado nada porque no había planeado quedarse por más de unas pocas horas. Cuando le contó su dilema a Adrien, éste sonrió y le dijo que no se preocupara. Al llegar el anochecer, había llevado a Finn a una habitación de huéspedes cerca de lo que alguna vez había sido su habitación. Adrien se fue por un momento pero regresó un rato después con tres camisetas en sus brazos, mientras que Jack, que la seguía de cerca, tenía mucha ropa más, incluyendo pijamas, shorts, bóxers y más camisetas.

–No podía traerla toda yo sola –explicó Adrien–. Es muy pesada para mí.

Finn miró entonces a la pequeña pila que Adrien y Jack habían llevado y depositado en su cama.

–No parece tan pesada.

–Pesan una tonelada para mí –respondió Adrien en voz baja.

Antes de que Adrienp se fuera después que Jack, dándole las buenas noches, recitó una secuencia de números. Incapaz de comprender código binario, Finn no le dio mucha importancia. Pero cuanto más tiempo permaneció solo en su habitación, más la curiosidad se apoderó de él, mientras sus ojos se dirigieron de nuevo hasta la pila de ropa. Luego se movió en la cama, juntó todo y lo levantó.

No era pesado.

A pesar de las circunstancias de su situación y de los mensajes de texto furiosos que recibió de Iris la noche anterior, Finn se despertó en calma y paz. No sabía por qué. Tal vez porque no estaba en la ciudad y, por una vez, su sueño no se había visto rodeado de ruidos de fondo de sirenas y autos. O tal vez era la casa en sí. Adrien no había descuidado ningún detalle a la hora de hacer que cada habitación de la casa fuera confortable y acogedora.

Tomó una ducha rápida y se vistió con la ropa que Adrien le había prestado. No fue hasta que se vio en el espejo que vio su apariencia y notó algo: Adrien le había dado la ropa que él había dejado allí.

La amargura se apoderó de él. No sabía si Adrien lo había hecho adrede, sabiendo Finn que probablemente no. Había preguntas en su mente sobre por qué Adrien aún conservaba su ropa. Era vieja. No la había usado en años. Él la había dejado atrás.

¿Por qué no se había deshecho de ella Adrien?

Cuanto más se miraba al espejo, más notaba Finn que lucía como solía lucir antes. Era gracioso cómo unas pocas prendas viejas y nada de productos para el cabello lo habían hecho verse como era dos o tres años atrás. Pero se sentía de forma opuesta. No era gracioso. Era triste y quemaba algo en su interior. Tal vez sentía culpa. Finn no sabía. Tan solo quería que los seis días restantes pasaran para poder volver a su hogar.  



❁✎100/80♡➫FINN WOLFHARDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora