❁✎100/80♡➫FINN WOLFHARD

⋆.✿EIGHT✿°

Finn estaba distante. No sabía cómo actuar, a pesar del hecho de que Adrien le había pedido que tan solo pretendiera. ¿Cómo actuaba uno para pretender? Era un ciclo que no tenía respuestas.

El desayuno fue algo incómodo, pero Adrien se esforzó y le hizo sentir a Finn como si necesitara esforzarse también. Jack había hecho café. Adrien le había pedido que el café de Finn fuese negro. Luego, pidió leche con el suyo. Y cuando Finn le dio una mirada, ella sonrió y se encogió de hombros, avergonzada.

–Aún me acuerdo –dijo. Luego abrió su boca, queriendo contarle a Finn que cada tanto repasaba en su mente las cosas que le gustaban para no olvidarlas. Pero al final, la cerró y se escondió tras una sonrisa.

–Hay un árbol que no está muy lejos de aquí, Finn –dijo Adrien mientras que Jack limpiaba y recogía su desayuno.

–¿Qué harás con el árbol?

Por un momento, Adrien miró con inexpresividad a Finn, antes de verlo con ternura.

–Quiero tallar algo.

En ese momento, algo hizo click en la cabeza de Finn. Recordó el viejo hobby de Adrien de escribir sus iniciales en la corteza de los árboles, diciendo que estarían allí para que todo el mundo las viera. Frunció el ceño.

–Adrien...

–Vamos, Finn.

–No hagas esto.

Adrien perdió su equilibrio. Su sonrisa flaqueó visiblemente por una fracción de segundo.

–Solo estaremos pretendiendo, ¿recuerdas?

La palabra clave era "pretender". Finn no sabía por qué Adrien quería hacer algo tan cruel como pretender cuando ambos sabían que nada de lo que estaba pasando era en verdad real. Pudo ver cómo todo estaba hiriendo a la pequeña castaña. Pero aún así, era sólo por una semana y era la única condición que Adrien le había puesto para firmar los papeles. Era lo menos que Finn podía hacer así que, al final, asintió.

–Okay.

En su corto tiempo allí, notó que Adrien hacía ciertas cosas con lentitud. A veces le tomaba un minuto procesar algo complejo, y cuando tenía que llevar a cabo una tarea que involucraba mucho trabajo, jack estaba alrededor para hacerla por ella.

Finn no podía entender todavía la relación de Adrien y Jack. No sabía si era un ama de llaves, un sirviente, su novio (aunque "novio" estaba fuera de discusión ya que sus interacciones se limitaban estrictamente a algo de hermano y hermana). Pero incluso si Finn no podía delimitar lo que era, sabía que Jack era algo sobreprotector con Adrien, fuera por la razón que fuera.

Mientras caminaba por el vestíbulo, pudo escuchar las voces de Jack y Adrien a la vuelta. Con sus oídos agudizados, Finn no pudo evitar escuchar.

–¿Estás segura de querer caminar tan lejos? –Podía escuchar que decía la voz preocupada de Jack.

–He caminado hasta allí en muchas ocasiones. Estaré bien.

–Pero eso fue antes...

–Estaré bien. Tengo a Finn.

La conversación terminó allí. Al momento siguiente, Finn vio a Adrien doblar la esquina y caminar hacia él. Detrás suyo, Jack intentaba mantener una expresión alegre en su rostro, pero Finn pudo ver aquella mirada en su rostro de verdadera preocupación.

Caminaron por diez minutos en un sendero sólo para encontrar el árbol del cual Adrien estaba hablando cuando se salieron de su camino. Tras una buena cantidad de vegetación, Adrien apuntó hacia un árbol que parecía ser el rey de todos los que estaban a su alrededor.

Finn miró mientras Adrien inspeccionaba felizmente la base del árbol. Luego se sentó, mientras Adrien empezaba a trabajar en su pequeño proyecto. Al verlo notó algo cálido dentro suyo, sólo con ver a aquella chiquilla junto a aquel árbol gigantesco. Era una visión agradable, y por primera vez en mucho tiempo, Finn se permitió bajar la guardia.

Tras cinco minutos tratando de penetrar la dura madera, Adrien suspiró y se volteó hacia Finn, tendiéndole su navaja.

–¿Puedes hacerlo por mí?

Él parpadeó antes de ponerse de pie. Caminó y gentilmente le quitó el objeto afilado a Adrien.

–¿Es la madera muy dura para cortar?

–Es sólo que estoy algo cansada.

Finn le echó un vistazo.

–¿Dormiste bien anoche? –Hubo unos segundos de silencio antes de que Adrien respondiera un "Sí..." –Entonces, ¿por qué estás cansada? –preguntó, volviendo a mirar hacia el árbol e inspeccionando el cuchillo.

–He estado enferma por un tiempo... –contestó Adrien.

–¿Has ido a ver a algún doctor?

–Sí.

–¿Y?

–Dijeron que es sólo un resfriado –dijo Adrien, apartando la mirada–. Dijeron que estaré bien...

–Sólo un resfriado, ¿eh?

–Sólo un resfriado.

Finn frunció sus labios y apuntó al árbol con el cuchillo.

–Bueno, ¿qué quieres que escriba?

–Binario.

Finn dio un resoplido, pero sonrió con amabilidad de todas formas.

–Siempre estás con el binario.

–Los números pueden decir cosas que los humanos jamás tendrían el coraje de poner en palabras –dijo Adrien, devolviéndole la sonrisa–. Mientras que las palabras son confusas, los números son claros.

Se pausaron por un segundo, antes de que Finn se moviera nuevamente y Adrien lentamente le recitara la secuencia. Para cuando Finn hubo terminado, había pasado ya una hora y media. Al fin y al cabo, no fue tiempo desperdiciado. Hablaron sobre el pasado y los momentos que los hacían reír hasta que las lágrimas salían de sus ojos.

Adrien rió por primera vez en mucho tiempo y pareció liberar algo en los oídos de Finn, mientras aquel hermoso sonido los llenaba. Durante tanto tiempo Finn había estado desprovisto de aquella risa que hacía que viera a Adrien como años atrás en el instituto. Y ahora, resonando de nuevo en su vida, Finn se vio inundado con distintos tipos de emociones. No estaba seguro de cómo sentirse. Todo lo que sabía era que sentía una calidez dentro de su pecho, y los latidos de su corazón volviendo a la vida.

Y para cuando todo había sido hecho ya, caminaron juntos de vuelta a la casa al ritmo lento y vacilante de Adrien, dejando atrás un mensaje en el bosque que rezaba:

"01000001 01110101 01101110 00100000 01100101 01110011 01110100 01101111 01111001 00100000 01100101 01101110 01100001 01101101 01101111 01110010 01100001 01100100 01101111 00100000 01100100 01100101 00100000 01110100 01101001"

Y si Finn hubiera sabido binario, habría visto lo que los números estaban tratando de decirle.

Aún estoy enamorada de ti.