–Sé que estás confundida y asustada, pero debes confiar en nosotros. –comentó el señor, cruzando las piernas. –Me llamo Frederick, puedes decirme Fred.
–Yo me llamo Luna, soy la jefa de EPIP.
–¿A dónde vamos? -pregunté sin rodeos al ver como nos íbamos alejando de toda la civilización. Nos pasamos el pueblo donde tenía intención de ir; por ahora será mejor escucharles a ver que tienen que comentarme. –Bien, díganme qué quieren de mí.
–Te lo diremos en cuanto lleguemos a la base, ahora no es seguro hablar. –respondió Luna, mirando por la ventana. Fred asintió dándole la razón, y preferí no decir nada más.
Continuamos por la carretera hasta que el coche giró por un sendero que se adentraba a un extenso bosque, justo al interior de el. Habían algunos baches debido a que no estaba pavimentado el suelo y llegamos a las faldas de una gran montaña, rodeada de árboles y mucha vegetación.
–Aquí no hay nada. –dije algo confundida. Ellos sonrieron y se miraron con diversión.
–La vista engaña, señorita Lizbeth.
Luna presionó el botón de un mando a distancia que sacó de su bolsillo y vi como en la falda de la montaña una puerta se abrió hacia ambos lados. Entramos y el coche paró para que la puerta se cerrase dejándonos por un momento en completa oscuridad antes de que unas luces amarillas se encendieran, y la plataforma dónde estábamos comenzara a bajar. Me recordó a los garajes subterráneos que hay en las ciudades.
La puerta se volvió a abrir cuando llegamos a la planta elegida, y el señor arrancó para salir de allí. Observé sorprendida el lugar al que habíamos llegado, parecía un laboratorio subterráneo. El chófer frenó y Fred me indicó que me bajara del coche ya que llegamos a nuestro destino.
–Bienvenida a las instalaciones de EPIP. –Luna extendió sus brazos mostrándome el lugar. Era enorme.
Las paredes estaban pintadas de blanco y con señalizaciones en cada planta, habían muchos túneles que conectaban con este lugar y por donde caminaban científicos de un lado para otro bastante agobiados. Bajamos por unas escaleras metálicas hasta el piso de abajo, donde habían más túneles que supuse que llevarían a otras salas.
–Bien, EPIP está financiado por el Gobierno pero es secreto para todos los civiles. Excepto para ti. Es por eso que queremos proponerte una cosa. –comentó Luna con una sonrisa.
–Primero quiero que me expliquen qué hacen aquí, y porqué me necesitan. –me crucé de brazos.
Luna y Fred se miraron por un momento sorprendidos por mi actitud, sonrieron y Luna le hizo un ademán a Fred para que él pudiera explicarme.
–Tienes derecho a saberlo. EPIP es una organización con la última tecnología, con la cuál podemos viajar al pasado con la intención de protegerlo. Hay otra organización a la que no le gusta el presente tal y como lo conocemos, es por eso que intentan cambiarlo época a época para su beneficio.
–Ahí es donde entramos nosotros. En cada época tenemos a un Viajero, esa persona vive en la época acordada y la protege de la otra organización, claro que vuelven siempre que quieran. –explicó Luna, mirándome atentamente. –Ahora están intentando cambiar la edad media, creando una guerra que nunca existió.
–Bueno, sí que existió la intención de una guerra pero nunca hubo una guerra como tal entre los reinos involucrados.
–Es decir, iba a verla pero al final firmaron como un tratado de paz. O algo así, ¿no? –dije algo dubitativa. No sabía mucho pero esto empezaba a interesarme.
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Desmadre Medieval
Teen FictionLizbeth Jones estudia para ser arqueóloga, su sueño desde que era pequeña. En su universidad deciden hacer un viaje a un pequeño pueblo rural, donde hay varias excavaciones de gran importancia. Un día todo eso cambia. Sin saber cómo ni por qué, ell...