Capítulo 11

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                                                           Así que cayó...

— Estás olvidando quién es tu mejor amiga — le reclamé a Trevor, mientras sacaba mis cosas del casillero, para después cerrarlo. — ¿ la vas a preferir a ella antes que a mi?

Tuvo la grandiosa idea de entrar a los camarines de chicas, quedarse detrás mío vigilándome y esperando a que viera la nota para solo decirme que me mantuviera alejada de su espectacular novia.

— Si, la escojo a ella antes que a ti — dijo alzando bastante la voz — No quiero seguir siendo tu amigo, no quiero nada contigo, ni proveniente de ti — Debe estar bromeando.

No sé qué tipo de magia negra hizo Miley contra Trevor, pero le acaba de lavar el cerebro. Cómo podía estar diciéndome esto, si hace unos días me decía que aún le gustaba. Esto no olía para nada bien.

— Entonces qué haces acá, vete. — dije por impulso, estaba dolida. Quién no lo estaría si tu mejor amigo de la nada te dice aquello.

— Sigo acá para dejarte bien grabado en tu cabeza que no te acerques a Miley — Cruzó sus brazos por sobre su pecho y comenzó a acercarse de manera lenta hacia mi — y lo digo en serio Charlotte, si te vuelvo a ver cerca de ella no reprimiré mis impulsos de hacer algo contra ti — Con que me estaba amenazando... Al ser consciente de esto y que aparte, estaba diciéndome indirectamente que me dañaría, la ira comenzó a brotar mezclándose con la tristeza que sentía.

— Me importa una mierda lo que digas, si tengo ganas de pelear con Miley lo haré, no eres nadie para prohibirme algo, así que cállate y lárgate. — pase por su lado esquivándolo entrando en uno de los cubículos del baño para poder cambiarme en privado.

Escuche sus pasos indicándome que se iba de los camarines, gracias a dios.
Me tranquilicé y retuve las ganas de llorar que me invadieron segundos después repitiéndome a mí misma que no hay que llorar por gente que no vale la pena.

Salí ya cambiada, guardé todo en mi mochila y no esperé ni un segundo más para salir de aquel lugar. Era hora de almorzar, por lo que todos se estaban yendo, iría a comer a un lugar de comida rápida que se encontraba en frente de la escuela.

Tenía planeado ir con Billie pero me había cancelado, debido a que iba a salir con compañeros de la clase que le tocaba hoy.

Bajé por las escaleras de salida del establecimiento, Trevor se encontraba hablando con un chico que nunca había visto y Miley estaba unos pasos atrás abrazándose a sí misma, tenía gran parte de su mejilla roja, magulladuras y cubría con hielo su frente.

La verdad no me arrepentía de nada.

Seguí mi camino ignorándolos llegando a un local de sushi, me senté en una mesa y ordené lo que quería comer.

Llevaba ya una hora limpiando la sala de música, no contaba con que los instrumentos eran muchos, no sé por qué creían que era necesario tener como diez veces el mismo instrumento, con tres era suficiente.

Había puesto música para entretenerme a mí misma, aún faltaban tres horas para poder irme, lo más probable es que saliera cuando estuviera atardeciendo y además, debía dejar en perfectas condiciones la sala, o sino tendría que volver.

Aún pensaba en aquella foto que vi hace unas horas, algún día de estos tendría que encontrar la forma de escabullirme y entrar al subterráneo de Cooper High. Allí se guardan archivos, fotos, premios, entre otras cosas desde que se construyó la escuela.

Me concentré en limpiar para terminar más rápido, los estudiantes pasan por fuera riéndose de tonterías, hablando de las cosas que harán más tarde. Las clases ya habían terminado para todos, por lo que los ruidos pronto cesaron y solo escuchaba mi música, como sabia que nadie estaba mirando comencé a mover mi cuerpo al compás de la música, comenzando a bailar.

Gracias a dios el tiempo pasó volando y llegó la hora de irme, me sentía orgullosa de mi, la sala había quedado impecable. Detuve la música y guarde mi teléfono en mi mochila, para después cargarme esta en los hombros.

La luz del sol comenzó a atenuarse, y aunque fuera verano corría una brisa helada, además mi amor por el café no me dejo evitar comprar un café al señor que estaba ubicado en la calle de enfrente a Cooper High.

Me acerqué pidiendo un capuccino, como siempre le puse bastante azúcar y seguí feliz con mi camino, rezo por terminarlo antes de llegar a casa, a mis padres no les gusta que beba café, luego no puedo dormir.

Tenía un sabor raro, pero lo ignore. Terminé el café y boté el vaso de cartón en un basurero, continúe caminando y me detuve a ver una vitrina, vestidos de distintos colores estaban en maniquíes, se veían caros, así que seguí caminando, mi corazón comenzó a latir fuerte, respiraba con debilidad y tenía mucha sed.

Debo llegar a casa rápido, algo no anda bien. Para nada bien.

Miré hacia los lados un poco desorientada, logré saber dónde estaba gracias a una de las tiendas que se encontraba allí, aún me faltaban varías cuadras para llegar a casa y sentía que me dormía ahí mismo.

Una mano se apoyó en mi hombro y la voz de un señor mayor se dirigió a mí con un: "Déjame ayudarte", quería articular un "No", pero no podía decir nada, todo se confundía en mi boca.

El señor me tomó de la muñeca y me llevó hasta una calle sin salida que se encontraba a unos pasos, negaba con la cabeza, pero no me hacía caso, la taquicardia no había desaparecido y mis párpados pesaban. Me puso contra una de las paredes y logre identificarlo, era el mismo señor que me vendió el café.

— Así que cayó — Dijo una voz a la distancia, yo conocía esa voz — Sabía que funcionaría.

Trevor se puso en mi rango de visión, pero que mierda. El señor atrás comenzó como a... Cambiar de forma, mis ojos se abrieron como plato, qué está pasando. De ser el señor vende café pasó a ser el chico con el que Trevor hablaba hoy a la hora de almuerzo.

Mi ex mejor amigo pasó sus dedos por mi mejilla, sus ojos verdes comenzaron a iluminarse, cambiar a un color más intenso, eran amarillos, y ahora este qué es.

— No tuviste que haberme respondido así en los camerinos — seguía pasando sus dedos por mi mejilla y sus ojos me tenían aterrada.

Estaba haciendo el esfuerzo por seguir de pie, todo mi cuerpo pesaba y yo no daba más. Atrás de Trevor, donde estaba el chico desconocido comenzó a acercarse una persona, no le da la luz de la calle, por lo que no puedo ver su rostro, pero estoy segura que lo he visto en algún lado. Esta persona agarro por el cuello al chico que me había dado el café y lo tiro contra una muralla, el chico literalmente salió volando.

Mis ojos comenzaban a cerrarse y mi cuerpo empezó a deslizarse por la pared hasta que quedé sentada. Trevor se percató de lo que estaba pasando, pero justo cuando estaba volteando un puño impacto en su mejilla.

Aparté la mirada dejándola en el suelo. Escuchaba a lo lejos golpes, gritos, entre otras cosas, pero no me sentía con la voluntad de mirar.

— ¡Llévatela! — escuche a un muchacho gritar, unas brazos me levantaron del suelo y mis ojos terminaron por cerrarse.

Arder | Shawn MendesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora