Luna de cristal. Finalizada

Capitulo 15: Aviones (anuncio importante)

Voy a ver si puedo subir todos los capítulos que me falta de actualizar, ya que Luna de cristal tendrá pre cuela, y quiero editar bien y refrescarme la memoria, para en unos días subir la sinopsis y el prologo.

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Un par de horas después ya estábamos en la carretera camino al avión que nos llevaría a Virginia Bech. Después de registrar las maletas abordamos el avión. Estaba aterrada ya que nunca me había subido en un avión en mi vida. Yo era un animal de tierra, un lobo, no un ave. Cuando nos acomodamos en los asientos: yo pegada a la ventana y Scott enseguida mío. Tome rápidamente su mano cuando el avión se empezó a mover.

-Emmm, princesa mi mano- Rapidamente afloje mi agarre, mas no lo suelte.

-Lo lamento, es que estoy aterrada- lleve mi mano a la boca para mordisquear mis uñas.

Soltó mi mano, para agarrar mí cara entre sus manos -Escúchame bien, no voy a dejar que nada te pase okey, esto pasara en unas 5 horas, y siempre recuerda que te amo y daría hasta mi alma si eso significa tenerte viva y sana- con eso último me beso tiernamente. Cuando me soltó enterré mi cabeza en su pecho, y conté mis reparaciones.

Buena alfa, que le teme a los aviones.

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No sé como pero logre quedarme dormida en pleno vuelo de casi 5 horas. Moví mi cabeza del hombro de Scott, que tenía una sonrisa en sus labios -Buenos días dormilona.

-Hola- dije estriando los brazos lo más que mi cuerpo me lo permitía.

-Ehg, dejaste babeado mi hombro.- dijo haciendo una mueca divertida hacia su hombro.

-¡Por supuesto que no!- chille, dándole un puñetazo en el hombro.

-¡Por supuesto que sí!- chillo imitándome señalando donde ciertamente había dejado una mancha de mi saliva - Voy a baño antes que se me infecte.

-Tonto- le dio un puñetazo en el brazo, riendo con tanta fuerza que algunas personas voltearon a vernos como si estuviéramos locos. Que se jodan.

-Ahorita vuelvo, princesa loca- me dio un beso en la frente y se fue directo al baño.

Dios como lo amaba. A un que al principio la manada no los aceptaban porque había sido un cazador poco a poco lo se los fue ganando. Mi madre lo amaba desde el primer momento en que lo vio parado enfrente de ella pidiendo mi mano. Ella solo se levantó y lo envolvió en sus brazos, dándole la bendición para que nos casáramos.

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Estábamos en unos pocos minutos de llegar a la cabaña. El bosque era hermoso pero, no tanto como el de casa. Veníamos escuchando un poco de The Killers en el coro enfrente de nosotros apareció una enorme cabaña de dos pisos con ventas enormes y un porche con sillones marrones, un poco gastados por el tiempo. Tenía pasto verde en el patio delantero repleto de dientes de león.

-Wow, es hermosa.

-Sí que lo es- dejamos la titán blanca que habíamos rentado en el aeropuerto, en frente de la puerta del garaje de la cabaña.

El interior era rustico, con muebles de madera antiguos, varios cuadros en las paredes y fotografías de la mama y el padre de Scott, Sam, las gemelas y por supuesto Scott. Había también una chimenea de piedra. A la derecha de la sala estaba la cocina. Tenía un refrigerador de dos puertas blancas, una cocineta cromada. El comedor era de madera. La mesa era circular con 6 sillas alrededor. En el fondo había una puerta que daba al bosque.

-Adelante, recorre el resto de la casa- fui corriendo las escalera blancas de mármol hacia el piso superior había cuatro cuartos. El primero era grande con una litera, ambos colchones con sobre camas blancos con flores y un peinador. El cuarto de las gemelas.

El cuarto continuo era el de Sam. Con las paredes azul cielo, una cama matrimonial con sobrecama turquesa y varios cuadros de paisajes. A un lado de la cama había una ventana con cortinas blancas.

La habitación enfrente de esta la que era la habitación de Scott. Totalmente blanca, con sobrecama negro. Tenía varios posters pegados en las paredes como de Green Day, varios dj, 30 seconds to mars, entre otras.

-Hace años que no entraba aquí- di un salto cuando la voz ronca de Scott se escuchó detrás de mí.

-Me asustaste- dije poniendo un mano en mi donde se encontraba mi corazón, que pareciera como si se fuera a salir.

-Me di cuenta- tenía un sonrisa socarrona en sus labios -ven quiero mostraste algo.- Agarro mi mano y me arrastro a la habitación al final del pasillo.

-Aquí es donde nosotros nos quedaremos- extendió su mano poniéndolo en la perilla de la puerta

-¿No nos vamos a quedar en tu habitación? - lo detuve antes de que la girara.

-Por supuesto que no, princesa nos quedaremos en la habitación principal.

-Pero, es la habitación de tus padres.

-¿Y?- sin esperar a que respondiera giro la perilla, abriendo la puerta.

-Wow- la habitación era como dos veces la habitación de las gemelas. Tenía una pared repleta de fotos de la familia y las otras tres tenían estanterías repletas de libros. La cama era de terciopelo blanco con sabanas de seda café. A ambos lados de la cama había mesitas de emergencia negras con lámparas. Del techo colgaba una telaraña plateada de miles de dólares.

-¿Te gusta?- Casi me había olvidado de que Scott estaba parado a un lado mío.

-Me encanta.

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