Siempre estuvo en la puerta
esperando sutilmente
ese destino que venía por ella
(a destiempo según sus ojos)
con una vida distinta
bajo el brazo
y me pongo triste al pensar
que no tuve suficiente tiempo
para hacerme a la idea
de su partida.
Tomé su mano
cuando fue tiempo
y le sonreí
como si no doliera
diciendo en voz alta
una y otra vez
que no era un adiós,
que ninguna distancia
sería suficiente para alejarnos,
que nuestros caminos
continuaban cruzados.
Y lo creímos.
Me tomó por sorpresa,
cuando me envolvió
en un largo abrazo
y la promesa
que se escondía en éste.
Me tropecé con las lagrimas
que dije que no saldrían
para no quitarle fuerza
a mis palabras
y en silencio le pedí al cielo
que la distancia
no se volviera olvido.
Quedamos en el acuerdo
de ser cómplices de la casualidad
de toparnos de vez en cuando
tomarnos un café especial
o comer un helado
en un día cualquiera.
Porque para ser sinceras
que no estés cada día
sentada a mi lado
no influye
en que te quiera más
o que te quiera menos,
porque te quiero igual.
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Fugaz
PoesíaLos escritos "Fugaz" nacen de la simple necesidad de expresar todos los sentimientos que son imposibles de decir en voz alta y fluyen sin prisa. Son pensamientos fragmentados de media vida, de un amor que se aferra con fuerza con todo en contra y al...