8: La magia desconocida

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"Para que sepas que tal vez me contradigo, pero si de algo estoy segura es que quiero estar contigo, que soy una caracola revolcada por las olas aturdida por tu amor"
Quédate esta noche, Mon Laferte
.
.
.

-¿Hablaste con tu madre?

La pregunta de Adrien devolvió a Marinette, que estaba en sus
pensamientos, a la realidad. Estaban los dos sentados a la mesa, en el inmenso comedor de la villa. Alzó la vista hacia el rubio y asintió. Tenía el pelo húmedo, como si acabara de ducharse, y se
había cambiado de ropa.

-Sí, aunque no he podido decirle mucho porque no sé todos los
detalles.

-Esta tarde he hablado con los especialistas -le dijo Adrien-. Sé
pondrán en contacto con sus médicos mañana y lo organizarán todo para que sea trasladada a Alemania en los próximos tres días.

-¿Tan pronto?

-Imagino que estarás de acuerdo en que cuanto antes pongamos
las cosas en marcha, mejor, ¿no?

Marinette sabía que no se refería solo a su madre.

-Sí, claro.

-Bien. Entonces te alegrará saber que he pedido cita para que
vayamos mañana a un médico en la ciudad -le dijo él calmadamente-. Luego nos iremos al centro y pasaremos allí el día.

Marinette, que estaba llevándose la cuchara a la boca, frunció el ceño.

-¿Por qué?

-Ya que hasta la noche no estaremos ocupados concibiendo un bebé -dijo Adrien-, he aprovechado para concertar una reunión de negocios por la mañana, y tú, mientras, puedes ir de compras para tener algo más de ropa que ponerte. A menos que
pienses apañártelas un año entero con lo poco que has traído.

Marinette frunció los labios.

-Pensaba comprar un par de cosas aquí, y luego traerme la ropa que me hiciera falta cuando vuelva a París.

Adrien soltó la cuchara y apretó la mandíbula.

-Hasta que te quedes embarazada no irás a ninguna parte sin mi
permiso. Y cuando eso ocurra, como hemos acordado que el bebé nacerá aquí, lo lógico es que te quedes en Londres. Además, tu madre estará en Alemania; podrás ir a visitarla cuando quieras.

Ella lo miró furibunda.

-¿Piensas dictar qué puedo o no hacer con cada segundo de mi
vida a partir de ahora?

-Voy a tomar las riendas para asegurarme de que el embarazo
vaya bien. Acéptalo y no habrá ningún problema.

-¡Pero si aún no estoy embarazada!

-Podrías estarlo ya si no fueras tan particular respecto a hacerlo de día.

Marinette se enfureció casi tanto consigo misma, por sonrojarse,
como con él.

-Por favor... Te crees todo un semental, ¿no?

Él se encogió de hombros con arrogancia.

-Te dejé embarazada hace meses aunque usamos preservativo,
así que quiero pensar que esta vez tendremos la misma suerte.

-¿Y si no me quedo embarazada a la primera? -le espetó ella
desafiante. Adrien esbozó una sonrisa lobuna.

-Eso es lo maravilloso del sexo: podemos intentarlo tantas veces
como haga falta. Y ahora acábate la sopa antes de que se enfríe.

-Me parece que he perdido el apetito.

-Es igual; cómetela. Tienes que comer para estar sana.

Dos Veces tú (A MLB A.U. Story)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora