El Trasero Más Perfecto Del Universo - Parte 4/5

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El próximo día ya tenía que cumplir mi parte del trato. Villa y yo nos estábamos vistiendo para salir a un club que mi mejor amigo había elegido.

"¿Vas a llevar estos pantalones?" me preguntó cuando arreglé mi cabello. Ya estaba listo y esperando a Villa una vez más.

"Sí, ¿por qué no?" Me quedé confundido. Estaba vistiendo los jeans rotos en las rodillas que solía llevar con mucha frecuencia. No entendí por qué era un problema.

"Si te pones jeans tan ajustados seguramente van a coquetear contigo. No sé si lo quieres," me informó y abrochó el último botón de su camisa rosa. Para completar su outfit se había puesto unos pantalones beiges que marcaban su culo de una manera increíble. Ciertamente van a intentar meterse con él también.

"No lo quiero, pero no voy a cambiar mi ropa sólo por eso," respondí. Eché un suspiro, dándole a entender que estaba esperando. "¿Tú lo quieres?"

"Claro, por eso voy allí, genio," rió mi amigo y se puso sus botas. "Pero no quiero sólo algo de una noche ¿sabes? Quiero encontrarme con alguien simpático y tener unas cuantas citas. Y quizá enamorarme y establecer una relación."

"Ajá," contesté. No supe que debía hacer con esa información. "¿Estás listo?"

"Sí, vamos."


Creo que la mayor diferencia entre un club gay y los lugares donde yo voy para fiesta es el sexo del público. Entramos al club y sólo vi hombres. No encontré ni una mujer, aunque pensaba que había chicas que acompañaban a sus amigos gays o algo así. Parecía que me equivoqué.

"¿Quieres algo de beber?" me preguntó Villamil, dirigiéndose al bar.

"Sí, no sé cómo voy a sobrevivir esta noche sin tomar algo." Causé una risita corta de mi mejor amigo y le seguí. Aún en el corto camino al bar, noté tres hombres que miraban su trasero. Estuve a punto de decirle a cada uno de ellos que yo lo había tocado como quisiera la noche pasada, pero logré controlarme.

"¿Qué quieres beber, Monchi?"

"No importa, lo mismo que tú," respondí y me puse a escanear el entorno. Había hombres bailando, bebiendo, intentando liarse con otros. Y estaba yo. No pertenecía acá, pero de todos modos lo iba a ser toda la noche. Fantástico.

"Toma," me dijo Villa y me tendió una bebida, juntándome en observar el lugar.

"¿Por qué me trajiste aquí, Villa?"

"Porque siempre te rehusabas a acompañarme. Sólo quise embromarte un poco. Y no me gusta ir solo todo el tiempo, creo que será más divertido contigo," explicó y tomó un trago de su bebida.

"Te odio," bromeé con una sonrisa.

"Gracias, Moncho, pero tu odio no me impide bailar." Sonriendo, Juan Pablo me dio el vaso y desapareció en la dirección de la pista de baile.

Solté un suspiro y me apoyé en una pared con ambos cócteles en mis manos. Encontré mi amigo en la muchedumbre y le seguí con la mirada. Estaba bailando libremente, sin que le importara que los otros le miraran.

Y en este momento me di cuenta de que no le estaban mirando porque bailaba como quisiera. Mentalmente me di una fuerte bofetada por mi estupidez. Claro que los otros visitantes de este club estaban mirando a Villa porque lucía increíblemente atractivo.

"¿Qué está observando?" La voz grave sonaba desde mi derecha y me volteé para ver quién me hablaba. Era un hombre aproximadamente de mi altura, pero me pareció que era un poco mayor que yo.

Siempre AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora