Buscando amiga confiable

578 41 0
                                        

Pov. Regina

Estaba tan contenta porque después de tanto tiempo Manuela y yo por fin estamos mejor que nunca y esta vez estoy dispuesta a hacer todo lo que sea necesario para que así siga y para que nunca se acabe esta linda relación.

Y es totalmente cierto de que esta vez es diferente. Mi mama sabe lo que tenemos y aunque le cuesta aceptarla como mi novia nunca me ha negado el que estemos juntas, además si se opusiera estoy segura de que no aceptaría su rechazo y lucharía para estar con Manuela.

Íbamos de camino a casa y pude notar que Manuela estaba realmente nerviosa, era normal, era la primera vez que pasaría la noche en mi casa y conocería a mis padres.

--Oye amor—Quise sacarla de su pensamiento para tranquilizarla un poco--¿Qué quisieras hacer hoy en la noche, ir al cine o ver una película las tres?

Cuando termine de decir esto volteo rápidamente.

--¿Laslas tres? —Pregunto como si hubiera problema en que Renata nos acompañara.

--Si tonta—Conteste riendo—Las tres, no olvides que Renata tuvo mucho que ver en que tú y yo volviéramos a estar juntas—Le dije mientras voltee a ver a mi hermana quien no estaba escuchando, tenía los audífonos a todo volumen y permanecía con los ojos cerrados, parecía que algo no iba bien con ella.

--¿Estás bien Renata? —Pregunte moviéndola un poco para que me hiciera caso. Ella se sobresaltó y se quitó los audífonos—¿Qué te pasa? —Seguí ya un poco preocupada ya que cuando volteo pude notar que lagrimas corrían por sus mejillas.

--Nada, solo me duele la cabeza—Contesto con voz baja y volteando a ver a Manuela quien estaba volteada hacia la ventana, yo voltee a ver a Manuela al ritmo que Renata, se me hacía un poco raro todo lo que estaba pasando.

Por fin llegamos a casa y Renata se bajó rápidamente, tomo sus cosas y fue la primera en entrar. Cuando Manuela y yo entramos, escuchamos como la puerta de su habitación se cerró de golpe.

--Creo que no fue buena idea venir—Soltó Manuela al ver la reacción de Renata

--No le hagas caso, ya sabes cómo es de bipolar, además yo creo ha de estar en sus días—Respondí mientras me acercaba cada vez más a ella.

Manuela soltó una sonrisa, y me siguió en el acercamiento.

--Bueno señorita, ya estamos en su linda posada, ¿Ya decidió lo que quiere hacer?

Regina suspiro y puso su mano alrededor de mi cuello –No te imaginas las cosas que quiero hacer hoy

--¿Así?, ¿como que cosas? —Las dos sonreímos malosamente y nos dispusimos a darnos un beso

--No, no, no—Nos interrumpió mi mama, las dos nos separamos rápidamente—Vamos un poco despacio, no estoy en contra, pero por favor dejen asimilarlo poco a poco chicas.

Las tres reímos y le di un abrazo a mi mama, después mi mama invito a Manuela a unirse a nosotras, reímos de nuevo y mama me abrazo más fuerte. Por fin tenia lo que quería, era como un sueño hecho realidad, no habría nada que esta vez nos separara.

Pov. Renata

No he dejado de darle vueltas a mi habitación, no puedo dejar de llorar, me siento fatal ¡Soy una estúpida! No he dejado de reprocharme por qué tuve que enamorarme de ella. Fue un error el aceptar salir con ella e intentar tener algo. Hoy cuando Manuela se me acerco en la camioneta a saludarme no pude con ello y solo me metí corriendo al auto.

Escuche como alguien reía en la entrada de la casa así que asome un poco la cabeza y vi a las tres muy abrazadas riéndose.

¡No puede ser! Lo que me faltaba, ahora ya hasta sobro en esta familia, a nadie le importa como estoy. Regina me pregunto, pero llevo así cerca de un mes y nunca me había preguntado nada, ni mama se había dado cuenta de que algo me pasaba.

No sé qué hacer, simplemente ya no sé qué hacer. Siento que necesito desahogarme, pero la verdad mi reputación con Kathy no me dejaba muchos amigos con quien pudiera desahogarme con un tema así. Después de unos cuantos minutos pensado que hacer se me ocurrió una persona quien estoy segura que me escucharía y me ayudaría, una chava quien escucha sin importar quién es y ayuda al prójimo sin importar cuál es la situación.

Tome el teléfono y comencé a buscar en mis contactos, pasando los contactos llegue a la letra R y vi el nombre de Regina, me detuve un poco en su nombre, pensando en todo lo que estaba pasando, una que otra lagrima empezó a salir de nuevo y corrió por mi mejilla. Me limpie las lágrimas furiosas y la pase, después seguí buscando y llegue a quien estaba buscando, lo leí en medio de un suspiro—Romina—Le empecé a marcar, sonó una, dos, tres, cuatro—Ya parece que me va a contestar—Dije en voz baja.

--¿Bueno? —Por fin escuche una voz de tras de la bocina.

--Ah, romina—Tartamudee, me impacte al que si contestara—Soy Renata, la hermana de

--Sí, claro—Me interrumpió intrigada—La otra gotita de agua ¿no?

--Si--Hizo una pequeña pausa y suspire—Soy la otra

--¿Qué paso?, Manuela me dijo que se iría el fin de semana a su casa ¿Está todo bien? —Se notó en su voz un tono de preocupación.

--Si, si claro, todo está bien, pero te llamo no por ella, si no por mí—Hice otra pequeña pausa—Necesito hablar con alguien y como sabes no tengo muchos amigos en quien confiar y sé que tú y yo casi no hemos hablado pero la verdad es que Eres una muy buena persona para confiar en ti y desahogarme de lo que me está pasando—En estas últimas palabras sentí como se me volvía formar un nudo en la garganta.

Romina se quedó un rato en silencio, me imaginaba su cara, sacada de onda, tratando de entender lo que estaba pasando.

--¿Ok? —Por fin respondió—Quieres hablar ahora mismo o te gustaría que

--No, no, esto no es algo que me gustaría hablar por teléfono, quisiera verte mañana—La interrumpí—Bueno si no tienes inconveniente en que nos veamos.

--No te preocupes, no tengo problema, además como que tampoco tengo tantas ganas de estar en mi casa—Soltó un suspiro—¿Nos vemos entonces mañana para desayunar en el café del centro?

--Si claro—Solté con un gran alivio—Solo que ¿Te puedo pedir un favor? Porfa no le digas a nadie, incluido a Manuela.

-- Ok, no hay problema con eso

-- Gracias Romina, de verdad gracias.

--Va, entonces mañana nos vemos, linda noche

--Adiós—Solté otro suspiro, el que Romina haya aceptado escucharme.

Después de colgarle a Romina me dispuse a ponerme el pijama para dormir. Cuando me iba a acostar mi estómago se acordó de que casi no había probado alimento en el día y me estaba reclamando un bocadillo. Asome la cabeza al pasillo para asegurarme de que no había nadie. Al bajar las escaleras trate de no hacer ruido, no quería encontrarme con nadie indeseable, por fin me había quedado tranquila y no quería volver a alterar la paz en mi interior de nuevo.

Cuando llegue a la cocina abrí el refrigerador y tome un pequeño flan, tome un plato y me senté para disponerme a comérmelo tranquilamente.

Cuando por fin le iba a dar la primera cuchara escuche que alguien entro a la cocina, la puerta estaba de tras de mi así que solo me que paralizada, no quería voltear, me daba miedo ver quien era.

--Renata—Escuche una voz parecida a la mía—¿Cree que podamos hablar? —Se escuchó muy seria, era Regina, cuando voltee a verla estaba parada de brazos cruzados, y si, al parecer era un tema serio, se veía como si estuviera enojada y estaba a punto de reclamarme algo.

--¿De qué quieres hablar? —Pregunte temerosa

-- No te hagas la tonta Renata, quiero hablar sobre Manuela y todo lo que está pasando y lo que paso.

Cuando termino de decir estas palabras, sentía que la respiración se me aceleraba y mi corazón comenzó a agitarse

¿Sera que Manuela ya le dijo todo lo que paso entre nosotras? ¿A caso Manuela aun piensa luchar por mí?...

Y si es así, estoy dispuesta a enfrentarme ahora mismo a mi hermana y dejarle en claro todo lo que siento por su novia.

Por Una BromaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora