Caleb cerró la puerta detrás suyo y se dejó caer contra la madera, no se atrevía a mirar a Jovan a los ojos.
-Caleb- lo llamó el Illustratum y el Humano se encogió, la forma en que pronunciaba su nombre era extraña, única, ¿Cuándo sería la próxima vez que oiría su voz? - mañana por la mañana...
-¡Cállate!- le gritó Caleb y atravesó la habitación dando largas zancadas. Estaba pasando por al lado de Jovan cuando el Illustratum lo tomó del brazo y lo atrajo hacia él- ¡Suéltame!- le gritó, en seguida pudo sentir las lágrimas cayendo por sus mejillas. Jovan lo envolvió con sus brazos y Caleb escondió su cabeza en el pecho el muchacho- No quiero que nos separemos- susurró con voz temblorosa.
-Lo sé- contestó Jovan respirando con dificultad. Caleb sabía que él estaba intentando ser fuerte para él, uno de los dos tenía que serlo o no podrían seguir con la misión- Yo tampoco- admitió y comenzó a besar su cabeza mientras acariciaba su espalda reconfortantemente.
Caleb respiró lentamente y se dejó llevar por sus caricias.
Poco a poco, Jovan comenzó a caminar hacia atrás en dirección a la cama llevando a Caleb consigo. Cuando sus piernas chocaron contra el mueble, Caleb lo empujó para que cayera de espaldas sobre ella y se subió sobre el cuerpo del Illustratum.
Jovan se relajó mientras Caleb le quitaba la ropa. El chico odiaba la vestimenta Carguimen, era mucho más ostentosa y difícil de manejar. Para cuando termino de desvestirlo, ya se le había ido la tristeza y ésta había sido reemplazada con un deseo atroz por tocar el cuerpo de Jovan.
Una vez que Jovan estuvo desnudo, el Rey se deslizó hacia atrás para estar más al centro de la enorme cama y observó a Caleb mientras se desvestía. Cuando todos los ropajes del muchacho estuvieron en el suelo, Jovan suspiró.
-Eres hermoso, Caleb- le dijo y el chico subió a la cama para encontrarse con él. El Humano se sentó sobre las piernas de Jovan y comenzó a besarlo lentamente en un principio y luego con más intensidad a medida que crecía sus desesperación. Quería memorizar cada centímetro de su cuerpo, cada parte para poder evocar su recuerdo más tarde, cuando esté a solas, cuando este asustado.
Jovan llevó su mano al miembro del Humano y Caleb a su vez hizo lo mismo con él. Ambos comenzaron a darse placer mutuamente sin dejar de besarse y tocarse.
-Voltéate- le dijo Jovan a Caleb y el Humano lo obedeció. Nunca habían llegado hasta ese punto antes y lo asustaba pero en cuanto las suaves manos de Jovan se deslizaron por su trasero, aquel sentimiento fue reemplazado por uno completamente nuevo.
Caleb se arrodilló en la cama y se sujetó con fuerza de las sábanas.
-Ten cuidado- fue lo único que se le ocurrió decir. De pronto Caleb sintió los labios de Jovan contra su trasero.
-Siempre- contestó el chico.
A la mañana siguiente Caleb despertó agotado. El Humano se volteó hacia el Illustratum y lo observó dormir. Su pecho desnudo subía y bajaba con tranquilidad y su cabello brillaba con intensidad bajo la luz del sol. Había crecido bastante desde aquella vez, la primera vez que se conocieron y Caleb tuvo que cortar su cabello. Recordaba el drama que Jovan había hecho. Ojalá sus problemas fueran así de insignificantes ahora. Caleb acarició el pecho del muchacho lentamente hasta que Jovan abrió los ojos.
-No te muevas- le pidió el Humano y se movió hasta estar encima de él.
-Amor, no hay tiempo- le dijo Jovan pero Caleb lo ignoró.
El Humano comenzó a besar su pecho y a descender lentamente hasta llegar a su entrepierna. Necesitaba sentirlo una vez más, solo una vez más.
Jovan jadeó y observó la silueta de la cabeza de Caleb moviéndose bajo las sábanas con rapidez.
El Illustratum no tardó mucho en acabar, Caleb sabía lo que hacía y, con cierta envidia, se preguntó dónde lo había aprendido.
Caleb salió de abajo de las sábanas con los labios brillantes, el cuello sucio y las mejillas sonrojadas.
-Puedes hacerlo con Samirah cuando no esté- le dijo Caleb de golpe mirando directamente a sus ojos celestes. Jovan todavía se estaba recuperando así que tragó antes de contestar.
-Yo...yo no quiero estar con Samirah- contestó el chico.
-Jovan, Samirah es tu reina y ella también tiene sus necesidades, ¿Lo entiendes?- aunque le dolía, Caleb entendía que no podía permanecer enlazado a Jovan, no de esa manera y menos estando él casado- Ella no es como nosotros, no le fallará a su juramento matrimonial, ¿Vas a dejar que pase el resto de su vida sola?
-No estará sola...
-Sabes que me refiero al sexo Jovan- soltó Caleb y Jovan lo miró con furia.
-No puedes obligarme.
-No te estoy obligando- contestó el chico- pero yo no voy a estar y ella si. Ella es tu esposa. Y pudiste acabar en tu noche de matrimonio.
-Estaba pensando en ti.
-Entonces piensa en mi.
-No es justo para ella- contestó Jovan.
-Nada en esta situación es justo. Pero es lo que es y además ella ya sabe sobre nosotros.
Jovan lo miró estupefacto.
-¿En serio?- preguntó incrédulo. Caleb asintió.
-Si. Así que no te sientas culpable porque mientras tú pensabas en mi ella también estaba pensando en alguien más seguramente. Alguien con quien no podrá estar nunca más así que le debes esto, así al menos podrá evocarlo cuando ustedes estén juntos.
Una oleada de culpabilidad recorrió a Jovan de pies a cabeza. Caleb tenía razón, debía complacer a su esposa, no podía pensar solo en si mismo.
-Tu también puedes estar con otros chicos- contestó Jovan. Caleb se rió burlonamente.
-Cómo si tuviera tiempo...
-Lo digo en serio- lo cortó Jovan- Sé que ésta no fue tu primera vez, puedo notarlo. Si alguien allá te espera...no te detengas por mi, ¿Me lo prometes?
Caleb frunció el ceño.
-No lo haré.
-Es una orden entonces.
-No eres mi Rey.
-Si lo soy, eres mi escudero.
-¡Soy un falso escudero!- le gritó Caleb. Jovan suspiró, no quería pasar sus últimos momentos discutiendo.
-Ven, vamos a darnos un baño, hay que prepararnos para partir.
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Aspersusque: Los Guerreros De Statera
Science FictionCuando el agua helada se derrita Y los gritos se transformen en lamentos, cuando el fin de una era de comienzo a la otra y este secreto esté expuesto, la guerra habrá terminado, y esto ha sido pactado el equilibrio roto habrá quedado la respuesta si...