24. Un último esfuerzo (FINAL)

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Había llegado el día de partir. Marely lo había estado esperando con ansias. Por fin podría volver a su hogar después de tanto tiempo, por fin podría volver a ver a su familia, a Thais, Viator, Petra pero sobre todo...volvería a ver a Tae.

Las cosas habían quedado a medias cuando se fue y, de pronto, la invadió una sensación de inseguridad.

¿Y si había conseguido novia? Tal vez se había enamorado de otra. Tae no era un chico feo y tenía una gran personalidad, cuando ella estaba en la Nación del Este casi nunca los acompañaban otros chicos de su edad puesto que siempre andaban juntos y les gustaba ser solo ellos dos pero...ahora ella no estaba y no creía que su amigo estuviera todos esos meses solo esperando a que volviera, peor incluso cuando se cumplió el plazo de su viaje...

Marely jadeó, horrorizada. Nunca le había hablado a sus padres luego de desaparecer de la casa de Jovan, quizás la habían dado por muerta, quizas habían llorado por meses su muerte y Tae también...

Marely caminó hacia el gran espejo que se encontraba ubicado en la esquina de su habitación. Ahora vestía una típica vestimenta Illustratum, pero mucho más lujosa ya que alguna costurera de la Reina se la había hecho especialmente a pedido de Samirah. Era un vestido blanco con adornos dorados, aunque la Reina le había pedido a su costurera que le agregue el símbolo del grifo en el pecho, que se extendía en él en un hermoso color verde esmeralda. La chica respiró lentamente y se obligó a tranquilizarse: ya era muy tarde para arrepentirse, ¿Qué mejor manera de interrumpir el luto de sus padres que aparecer sin más en la puerta de su casa? Desde luego se llevarían una sorpresa. Lo peor de todo: Caleb se llevaría el comunicador que ellos tenían así que no obtendría noticias hasta llegar a su hogar.

Marely se limpió los cuernos con mucho cuidado para que quedaran bien brillosos, ya medían al menos diez centímetros y eran de un color crema con pequeñas manchas marrones características de las mujeres. Los cuernos de los hombres eran más oscuros y sin manchas.

Una vez que estuvo lista se reunió con Samirah en la puerta principal del palacio. Dos carros blancos y dorados las esperaban. Cada uno era llevado por dos caballos completamente blancos, cuyos cabellos estaban trenzados con hilos de oro.

Caleb y Jovan salieron al poco tiempo, el humano volvía a vestir ropa humana, la cual a estas alturas lo hacía parecerse más a un vagabundo sucio y demacrado que al amante del Rey y Jovan vestía con las ropas más lujosas que eran reservadas solo para él.

-Suerte en tu viaje Caleb- se despidió Samirah dándole un suave beso en la mejilla- te preguntaré todo sobre los humanos una vez que volvamos a vernos, con suerte en otras circunstancias y con la guerra ya anulada.

Caleb sonrió genuinamente.

-Espero que esté en lo cierto, alteza- dijo y la mujer subió al carruaje de la derecha. Marely suspiró con nerviosismo y le entregó el Comunicador.

-Ten cuidado, Caleb- le pidió y lo estrechó en un abrazo- mantenenos al tanto de todo, ¿De acuerdo?

El chico asintió y la chica se metió en el carruaje con Samirah. Solo quedaban Jovan y Caleb y la Guardia Real comenzaba a acercarse hacia ellos.

Caleb sabía que no podía besarlo, no allí en frente de todos, así que se acercó a el Illustratum lo más que le permitió la decencia y lo tomó de la mano.

-No voy a estar con nadie más- le dijo- Te amo.

Jovan sintió sus ojos humedecerse.

-Yo también te amo- contestó. Caleb apartó la mirada y se metió en el carruaje de la izquierda sin mirar atrás, si lo hacía, no creía poder irse.

Los carruajes comenzaron a avanzar y una vez afuera del palacio se dirigieron en direcciones opuestas.

Mientras escuchaba a la Guardia Real marchar detrás de ellos, Jovan cerró los ojos y trató de rememorar su noche anterior con Caleb. Realmente no sabía cuando volvería a verlo. Una mano se deslizó sobre la suya y la envolvió, mientras que otra mano también lo sujetó. El chico abrió los ojos: Marely y Samirah lo estaban sujetando.

-Un último esfuerzo- le dijo Marely dándole un apretón amistoso. Jovan sonrió. No sabía cuando volvería ver al amor de su vida pero al menos no estaba solo.

Y eso ya era bastante.

Aspersusque: Los Guerreros De StateraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora