Capítulo 2. Eris

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El aguacero parecía que no iba a detenerse pronto. El agua caía y seguía cayendo con fuerza, con una intensidad atroz. Era tal, que el sonido de las gotas golpeando contra la superficie resultaba ensordecedor, siendo solo y parcialmente acallado por los rayos que caían con intensidad y cuyos truenos retumbaban de tal modo que parecían querer quebrar el cielo.

Era un lugar en el que parecía no haber nada, o donde no debiera haber algo. Sin embargo, en medio de esa explanada desierta, Ho Seok se mantenía de rodillas en el suelo y con la cabeza contra ellas, llorando desconsolado mientras la lluvia le caía encima, dejándole la ropa completamente empapada y el frío calándole hasta los huesos.

Parecía no importarle la baja temperatura que estaba adquiriendo su cuerpo, parecía no importarle estar mojándose. Clavado en el sitio, parecía que llorar y sollozar a chillidos que la lluvia acallaba era lo único que ocupaba su cabeza, que le impedía pensar en algo más que no fuera en ese sentimiento que le tenía en ese estado, con su cara más cubierta de lágrimas que de gotas de lluvia.

Su cuerpo extremadamente delgado no parecía ser de mucha ayuda para resguardarle del frío que le provocaba estar tan mojado, con el agua que seguía y seguiría cayendo, sin tener mucha intención de detenerse pronto. La única luz que se apreciaba era la de los relámpagos incesantes que le sacudían, que le asustaban como siempre le habían asustado los ruidos fuertes que acompañaban esas luces y que cada vez se hacían más intensos.

Parecía querer acabarse el mundo repentinamente.

Esa tormenta lo acallaba todo, como un rugido incesante que resultaba aterrador y triste al mismo tiempo. Acalló casi por completo unos pasos acelerados acercándose, aunque no lo hizo con la caída de ese niño que se había dirigido hacia él a toda prisa, chillando el nombre de quien le daba la espalda, de quien estaba empapándose arrodillado en el suelo mientras se abrazaba a sí mismo y mientras temblaba, por el frío y por el miedo que tenía.

Se dio de bruces contra el suelo y siquiera sus manos pudieron parar el golpe. Ese niño tres años más joven que Ho Seok sabía que corría el riesgo de resbalar, que sobre la hierba mojada era peligroso correr. Pero ¿qué debía hacer sino? Le daba igual porque necesitaba alcanzarle, necesitaba alcanzar a Ho Seok tras haber conseguido dar con él al fin.

Ho Seok se dio la vuelta poco a poco después de escuchar el golpe que había dado Chang Kyun contra el suelo. Se sorprendió cuando se encontró con los ojos de ese niño de diez años que, poco a poco, se había incorporado y levantado la mirada para quedar aturdido también, al no esperar encontrarse de cara con la persona que le había hecho correr exhausto siquiera sabía desde hacía cuánto rato.

-Hoseokie hyung... -murmuró, aproximándose con prisas a pesar de que le dolía la cara, las manos, el pecho y las rodillas después del golpe, a pesar de que estaba cubierto de barro.

Le atrapó entre sus brazos y le apretó tan fuerte como pudo, mientras Ho Seok sollozaba y sollozaba sin control.

Le estaba partiendo el corazón a Chang Kyun.

-Changkyunie...

-¿Qué haces aquí...? Hyung, cómo has acabado aquí solo...

Ho Seok seguía gimoteando y no parecía que tuviera forma de pronunciar nada entre esos gemidos que eran los únicos sonidos que, después de haber dicho el nombre de Chang Kyun, escapaban de su boca. Estaba abrumado y le dolía el pecho de una forma insoportable, la misma presión que estaba sintiendo Chang Kyun solo por verle así.

Le apretó entre sus brazos con toda la fuerza que tenía y dirigió su mano hasta la cabeza de él para obligarle a pegarla a su hombro, mientras le susurraba al oído palabras de calma y acariciaba su espalda en un intento desesperado de hacer que se tranquilizara. Chang Kyun era solo un niño de diez años al que no le correspondía cuidar de un adolescente tres años mayor, pero Ho Seok había cuidado de él desde que se conocieron, y sentía que tenía que devolverle el favor.

Cosmic Dust » Hyunghyuk. MONSTA XDonde viven las historias. Descúbrelo ahora