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TW: Esclavitud, misoginia, transfobia

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TW: Esclavitud, misoginia, transfobia.

—Podría haberle destrozado la cara de una patada...

—Sanji, concéntrate y muele estas plantas, por favor.

Chopper, como cada vez que se encontraba con alguien enfermo, se dejó llevar por sus sentimientos. Con solo nombrar su estado, Lem había ganado la batalla. Como había dicho, estaba muy grave y él ni siquiera conocía ningún precedente de sus síntomas. El médico de barco se vio en una encrucijada de la que no supo escapar.

Al principio nadie se opuso ya que Nami y Robin continuaban trabajando a su lado —aunque tuviesen que traspasar el barco al otro lado de muelle para ser capaces de entrar—, pero ante la falta de resultados y la tardanza, se las habían llevado a la fuerza, prometiendo que no les ocurriría nada pero sí que las mantenía a su vista como rehenes ante posibles negligencias. Nadie se fiaba de él, pero Chopper se había preocupado al comprobar el estado del cuerpo de Lem.

Poseía una palidez enfermiza y una sequedad excesiva en la piel, como si fuese a quebrarse en cualquier momento. El ritmo de sus latidos era más lento de lo habitual y tenía unas defensas químicas casi inexistentes. Hasta se le estaba cayendo el pelo de la anemia que sufría. Zoro seguía pensando que de un buen golpe quedaría inconsciente y podrían alejarse de allí con Nami y Robin liberadas de su técnica, pero el reno se oponía firmemente a cualquier acto hostil. Aunque su arrogancia no desapareciese ni demostrando su debilidad en público. Tal vez los guardaespaldas que siempre lo acompañaban influían en su percepción de sí mismo. Sanji no quiso pensar más en aquello ni en cómo había pensado por un segundo que en aquel lugar podría bajar la guardia; le daba demasiado asco como para perder todavía más tiempo.

—Sanji, prepara un postre que esté muy dulce, algo capaz de compensar el sabor de esta pasta. —Le pidió antes de entregarle un bote lleno de una crema amarillenta e inodora—. Puedes probarla si quieres; no te hará ningún daño. El único problema serán las náuseas por el mal sabor.

—Espera, ¿yo también tengo que intervenir en todo esto? ¡Que se lo tome bien amargo! Ojalá se le atragante en la garganta.

La expresión de molestia fue suficiente para callarlo. Sus pacientes seguían siendo intocables hasta que dejasen de serlo, así que cualquier comentario de ese estilo le parecía fuera de lugar. Antes de que comentase nada nuevo, prefirió marcharse a la cocina después de pedir a Usopp y Franky que mantuviesen a Luffy entretenido mientras preparaba aquel postre.

Ya que no podía desmayarlo de asco, lo haría de placer.

Si no fuese porque, por lo visto, tampoco conservaba sentido del gusto ni del olfato. De no ser porque tenía forma de pastel, no habría sabido ni que era dulce. A cada segundo que pasaba, Sanji se sentía más molesto. Por culpa de ese engreído de cabello alborotado Robin y Nami estaban bajo vigilancia en algún lugar que no conocían del campamento militar que tantas veces habían nombrado.

Reformando lo imposible; SanamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora