La primera isla del Nuevo Mundo. Todo parece apuntar a que la fiesta está servida y todo será una calma velada.
Al mismo tiempo, en la cabeza de Nami ocurre todo lo contrario. Cada vez duda más por la actitud de Sanji tras confesarle sus sentimiento...
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TW: Violencia típica del canon.
El tiempo parecía haberse congelado a su alrededor. Los dos capitanes, el verdadero y el oculto en aquel asentamiento, eran el centro de atención. Las tripulaciones observaban cada uno de los gestos de sus líderes y, como en un acuerdo tácito, dejaron el hombre más peligroso al otro y se dedicaron a arrasar con los pocos piratas que quedaban en pie en aquella plaza. Un área de aire quedó vacía entre los contrincantes, como un pasillo silencioso y opulento contra el juez que decidiría quién merecía ser salvado y quién no.
—Me ha costado años erigir este refugio de paz y diversión para mis hombres. ¿Acaso te crees que permitiré tan fácilmente que entres aquí, destruyas mi orden y mates a mis hombres? —En medio de la multitud combativa, la voz de Lem se seguía proyectando con una cadencia magistral, por mucho que la rabia consumiese su garganta y sus cuerdas vocales, con un deje ronco en cada sílaba tónica. Su poder se escapaba de su cuerpo en forma de extraños tentáculos de madera, retorcidos y peligrosos, que salían de su espalda. Lo alzaban del suelo y lo acercaban a él sin tener que mover un solo músculo. ¿Pero cómo había entrado en contacto con aquel poder instantáneamente y sabía manejarlo como si hubiese nacido con él? De todas formas, era irrelevante saberlo cuando Luffy lo vencería fuesen cuales fueren las circunstancias.
—No lo permitirás, pero eso no quita que vaya a derrotarte y hacerte pagar todo lo que les has hecho a mis nakama, gato con flequillo.
Nami, que observaba la escena, arrastró como pudo a Sanji y Chopper hacia un lugar menos peligroso para ellos en aquel estado, mientras ayudaba al reno a curar las heridas del rubio. Dudó si sería lo adecuado volver al barco y dejarlos descansar allí, siendo además mejor ayuda para Robin y Franky que para sus presentes nakama. Con Luffy en combate, Zoro y Brook se volvían tan secundarios como ella. De hecho, estos dos se mantenían entretenidos enfrentándose a unos Otto y Erik hormonados por el propio Lem cada vez que caían, en un intento de mantenerlos ocupados. Los piratas, tras varias derrotas encima, comenzaban a perder la consciencia y actuar como animales ante la batalla. La navegante se alegraba de no formar parte de aquel bando. La perturbó que Lem estuviese hablando como si realmente le doliese que hicieran daño a sus compañeros mientras los estaba matando por dentro.
—¡Red Hawk! —Las enredaderas que se habían lanzado hacia Luffy fueron quemadas en un segundo, obligando al moreno a retroceder.
—¿Otro con ataques de fuego? Mira que sois problemáticos... Tengo que adaptarme de una vez a este nuevo poder para detener los ataques de mayor envergadura.
—Oh, solo tengo este.
—Vaya, muchas gracias por el dato. Siempre es agradable encontrar un hombre honrado. Solo me falta tu cabeza y la de tu amigo rubio en una pica para compensar mi furia.
—¡No te atrevas a tocar a Sanji! ¡Él es mi nakama!
—¡Ilya también era mi nakama y no parece importarte!
