Incomodidad

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Al salir de la Iglesia madre e hija hacían sus recorridos como todos los domingos, Belén tomó una cuadra y Aurora siguiendo las indicaciones de su madre hizo tomó la contraria.

Cuando finalizaron, se encontraron y junto con los otros grupos cada uno fueron tomando camino a sus respectivos hogares.

Madre e hija iban a un paso tranquilo y sereno, solo con sus pensamientos haciendo ruido, Belén sentía aún la necesidad de preguntarle a su hija que le ocurría pero algo dentro de sí la detenía, Aurora pensaba en las millones de cosas que quería seguir investigando una vez que se encerrara en su cuarto, despertándola de sus pensamientos, Belén le pregunta — Que día tan bonito hace verdad?

Respondiéndole solo por salir del paso Aurora dijo — Emm.. Si, si bello.

—¿Que ocurre? Estas muy ausente.

—No es nada madre.

—¿Estas en tus días?

Sonrojada niega —No, para nada.

—Lo que sea puedes contarlo a tu madre corazón — insistió

—Lo se madre. —La tomó por el hombro continuando su recorrido, en su mente seguían rondando las preguntas que estaba investigando anoche, de tal investigación no podía hablarle a su madre.

Cuando llegaron a su hogar cada una se dirigió a su habitación para colocarse algo mas cómodo y disponerse hacer los deberes del hogar.

Belen había colocado algo de música con un volumen moderado mientras cocinaba y Aurora tatareando tal melodía limpiaba por los alrededores.

Manuel pasando por el frente de su casa dio un pequeño vistazo a su ventana y la observó limpiando, sonrió, quería saludarla pero no quería interrumpir su labor.

Ella al momento volteó y lo observó, su corazón se aceleró al verlo, ambos se sonrieron, bajó su mirada tratando de ocultar su timidez, observando nuevamente hacia su ventana se percató de que el ya se había marchado. En ella se alojó un sentimiento de tristeza, dejándolo pasar volteo para continuar y vio el reflejo de su madre, su cuerpo se tensó pero no quiso levantar la mirada para observarla, decidió ignorar, como si no la hubiese visto y prosiguió con lo suyo.

Belen observó como su hija se había puesto nerviosa al ver pasar a Manuel. Algo no le gustaba de ese muchacho y no quería que su hija mantuviera amistad con el.

Devolviéndose a la cocina sin ser vista por ella, la llamó– Hija, ven un momento. —A los pocos segundos apareció — ¿Has concluido con la limpieza?

— Si madre.

—Bien, es hora de comer.

Después de haber terminado de comer, tocaron a la puerta.

Belén fue abrir mientras Aurora limpiaba la cocina, era una de sus vecinas. — Como estas vecina, dígame.

—Vecina, he venido a buscarla para que nos acompañe a donde nuestra amiga Sara, se encuentra mal

—Oh, me cambio y voy con ustedes.

—Si quiere dígale a la niña Aurora para que nos acompañe— Por primera vez, Belén dudó en que su hija la acompañara, Sara era la madre de Manuel y no quería que ellos estuvieran conversando — ¿Vecina? — preguntó en cuanto vio a Belén callada pensando

—Eh discúlpame, ya salgo

—¿Todo bien madre? — sale Aurora de la cocina limpiando sus manos con su delantal mientras observa a su madre con paso acelerado llegar a su habitación

R E L I G I O S A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora