Emergencias II

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Aparcado afuera de su casa daba golpes al volante, se sentía intranquilo, no podía ocultar el sol con un dedo, lo que llegara a pasarle a ella tendrías malas consecuencias para el.

Aprovechaba la soledad de su coche para gritar y darse golpes, no le importaba lastimarse.

Sara desde la cocina observaba el auto estacionado en la entrada, mientras cocinaba miraba de momentos hacia este esperando que su hijo se adentrara a la casa cosa que no sucedía.

Limpiando sus manos con el delantal se aproximaba más para observarlo, no podía ver bien con exactitud que era lo que hacía pero se le veía enojado, pensando en qué estaría discutiendo con Aurora decidida esta vez fue con intención de intervenir.

—Manuel, Manuel... —Llamaba desde la puerta.

Manuel al echar la vista hacia la entrada de la casa vio a su madre, con desesperación intentaba bajar del coche para llegar a su encuentro.

Sara se había alarmado cuando su hijo con pasos apresurados se acercó a ella arrodillándose y abrazándola por la cintura.

—¡Perdóname! — exclamaba en sollozos. — perdóname, perdóname.

—¿Qué... Qué pasa? — preguntaba angustiada, sus manos de repente comenzaban a temblar, intentaba que el la viera a la cara pero le era imposible, Manuel seguía aferrado a su cintura. —¿Qué pasó? Me estás matando. Háblame.

Al adentrarse al hogar Manuel sujetaba sus piernas mientras se movía de adelante hacia atrás, Sara recordaba esa acción, había cometido algo grave.

—¿Qué... Que hiciste Manuel?

—Debes ir a verla... — pedía sin dejar de llorar. — Ve por favor

—¿De qué hablas? Dime — gritó angustiada.

—!Aurora esta en el hospital por una... — sorbiendo su nariz enterraba su cabeza con fuerza entre sus rodillas. — Es mi culpa, correré con las consecuencias, pero ve por favor.

•••

Mientras Gustavo había ido por Belen, Esperanza se encontraba en el hospital esperando a que alguna enfermera pudiera darle noticias sobre el estado de su amiga.

A los pocos minutos aparecieron Gustavo y compañía, ella gritaba y lloraba pidiendo que dejaran ver a su hija pero la petición le fue negada, en un estado así solo podría empeorar las cosas.

Poco después apareció Sebastián

—Juro por Dios que mataré a ese muchacho. — amenazaba luego de escuchar lo que había pasado.

Una mirada dieron todos a la puerta cuando una doctora salía de la habitación.

—¿Familiares de Aurora? — preguntaba mientras observaba su expediente clínico

Todos llegaron a su encuentro rodeándola. — ¿Como está mi hija Doctora? – Sebastián fue el primero el hablar.

—Estamos haciendo todo lo posible porque no caiga en coma. — con una noticia así Belen ahogaba un llanto. — La sustancia que se administró era muy fuerte para ella, estamos tratando de sacarlo de su sistema pero el proceso es lento. Y con ello vienen las complicaciones, esperemos este no sea uno de ellos. — después de haber concluido siguió su camino.

Ninguno sabía qué hacer más que ser pacientes, el desespero solo les iba a traer cansancio y ansiedad.

Esperanza junto con Belen sentadas en la sala de espera intentaba entablar una conversación para que la madre de esta no cayera en la desesperación.

R E L I G I O S A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora