Manuel

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Sentado frente a la piscina observaba esperando que ella apareciera y en efecto, así fue.

-Tengo hambre. - murmuró.

-De acuerdo, eso lo podemos solucionar en un momento. - dije mientras sacaba de mi bolsillo el teléfono.

-¿En serio tu me piensas tener a mi aquí encerrada? - se estaba alterando, le Di una mirada para afirmarle y luego volver la vista a mi teléfono. - Estas loco, no puedes hacer eso. Crees que mi familia no se preocupará si no aparezco en las próximas horas?

-Ya me encargué de eso.

-¿Eso que signif... ? - al mostrarle que tenía su celular en mis manos guardó silencio. - ¡Regresamelo!

-No lo voy hacer. Te he dicho que hay muchas cosas por hablar. Asuntos que aclarar.

-No me interesa aclarar nada, solo se que te largaste como el propio cobarde dejándome a mi suerte en un hospital, es suficiente para mi.

-Cuando te calmes, hablamos.

-Te odio. - soltó con total rabia.

-Que bueno saber que por lo menos sigues sintiendo algo. - dicho eso, dio media vuelta y se introdujo a la casa.

Tenía que darle su espacio, aunque en el fondo me moría por abrazarla, no podía hacerlo, debía mantenerme firme si quería que las cosas salieran como las había planeado.

También debía poner en orden todas y cada una de las cosas que tenía que decirle.

●●●●

Ya iban a dar las seis de la tarde y no se escuchaba ruido alguno dentro de la casa, me extrañé por lo que decidí entrar a buscarla.

Al entrar, la hallé descansando en el mueble, tenia la nariz roja y sus mejillas tenían el rastro de las lágrimas, era evidente que la había echo llorar, me dolía provocarle este sentimiento otra vez pero no podía hacer nada, el encuentro en algún momento iba a pasar.

Inclinandome un poco quedé a su altura y con mi mano intentaba tocar su cara, no la quería despertar, aunque debía hacerlo, tenía que comer algo.

Solté un suspiro cargado de tanta frustración al ver en su mano el anillo de compromiso que produjo que ella se empezará a remover para poco a poco despertar.

Me alejé, solo un poco, de su espacio personal y cuando terminó de despabilarse se acomodó agarrándose de sus rodillas para refugiarse.

-¿Qué hora es?

-Las seis.

-Alonzo debe estar preocupado porque no le he contestado. - aquello me dolió, se que lo hizo con intención y en algún punto lo merezco por todo lo que le hice.

-No te preocupes por el hombre que no amas, hable con el haciéndome pasar por ti y está tranquilo de que estés compartiendo con mi esposa. - dije irónico

-Estas fuera de control. - se levantó del sofá y cruzada de brazos caminaba por la sala.-Pero en fin, Cuentame tu maravilloso plan. ¿Qué más daño planeas hacerme?

- ¿Daño? Ninguno. Lo que pasó en nuestra adolescencia fue producto de mi inmadurez y falta de responsabilidad

-¿Sabes? No estoy preparada para esto. Ya te había sacado de mi vida. - dándose la vuelta levantó su mano para enseñarme aquel artefacto. - me voy a casar.

-Con un hombre al que no amas. - le recordé

-¡Deja de decir eso!.

-Por alguna razón no te veo negandolo. Se lo que digo. Estuve ese día.

Su rostro estaba consternado.- ¿Qué?

-Asi es, aquella persona con la que tropezaste, era yo.

-Estas bromeando.

-No lo estoy. Estuve ahí y vi tu reacción, y sabes que vi? Miedo, solo aceptaste por obligación.

-Hace 7 años podía decir que me conocías, pero ahora... No sabes nada de mi.

-Se más de lo que tu crees. - la primera ronda la había ganado al dejarla sin palabras. - Hay cena en la cocina y arriba está una habitación disponible para que descanses.

-No gracias, no voy a compartir una habitacion contigo

-No dije que íbamos a dormir juntos.- me levanté del mueble y me fui hacía mi pequeña oficina, esa sería mi habitación por estos días.

R E L I G I O S A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora