Viernes

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Era muy temprano y ya Aurora se preparaba para marcharse, caminando sigilosamente por la casa no quería hacer ningún ruido, no quería despedirse de él.

La puerta estaba abierta, sintió una punzada rara en cuanto salió de la residencia.

Al entrar a su auto conectó su celular y emprendió partida sin mirar atrás.

Se detuvo a medio camino recostandose en el volante, nuevamente estaba llorando.

Se asustó cuando en su celular entraba una llamada.

—Hija.. hasta que contestas. — su padre se escuchaba aliviado

—Lo siento papá, estaba... sin señal.— mirándose por el espejo retrovisor limpiaba sus lágrimas 

—¿Qué tienes, estas llorando?

—No, no. Estoy un poco congestionada. — tenia que mentir para no levantar sospechas.

—¿Tomaste algo?

—Si, hace rato...

—¿Cuándo vienes? Alonzo vino hace rato preguntandome si sabía de ti.

—Ahh papá, yo... —otra llamada estaba entrando, vio la pantalla.— Ahora hablamos si? Alonzo me está llamando.

—No hay problema hija, cuidate.

Al descolgar le contestó.

—Hasta que por fin me contestas.

—Hola amor.

—¿Hola amor? Aurora no he sabido de ti desde el jueves en la tarde

—He estado ocupada Alonzo

—Entiendo pero no te quitaría mucho tiempo responderme y luego seguir.

—Esta Bien, disculpa.

—¿Cuándo regresas? Estuve conversando con varios conocidos con respecto a la boda, el como quieres hacerlo, aunque bien necesito que estés aquí ya que... — el hablaba mientras ella conducia, solo hacía afirmaciones cortas porque no le estaba prestando la debida atención 

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Manuel la vio irse, por algún motivo llegó a pensar que ella realmente no se iría.

Ahora mismo necesitaba pensar en otra cosa para verla, de algo estaba seguro es que no se la dejaría fácil a Alonzo.

Marina llamaba.— Señor buen día.

—Hola Marina, todo bien por la oficina?

—Si señor. Volverá pronto?

—Si, tengo que.... — quedó sin palabras cuando tenía Aurora frente a el— te llamo en un rato. Volviste.

—Aún sigo pensando que es una locura.

—Ya estas acá.

—Manuel yo... — trataba de encontrar las palabras

—No digas nada. No pienses demasiado las cosas.

No fue necesario conversar más, ella solo hizo lo que su corazon le dictaba, lo abrazó con tanta fuerza, lo que sentía no era nada comparado con Alonzo y aunque sabía que no debía hacer comparaciones las diferencias eran grandes.

Manuel aún removia lo que Alonzo en 6 años no lograba.

Decidieron olvidar el pasado por unos momentos, Aurora se sentía ansiosa.

Manuel tal como había planeado las cosas la llevó a una parte de la residencia que daba la vista hacía las montañas.

En silencio observaban, no iban por la vista, era por la tranquilidad que está les ofrecía, solo se les podía oir las respiraciones calmadas.

—¿Te puedo pedir un favor? — preguntó Manuel.

—Dime

—¿Te puedes quitar esa cosa de tu dedo? — Aurora lo miraba y luego al anillo.— no te estoy pidiendo que lo botes, solo que no te lo quisiera ver.

—Explícame como hiciste para ir al evento. — pidió al recordar ese día

—No fue difícil mezclarme entre las personas.— comentó. — Pero tenía que ser cuidadoso ya que ahí estaban Esperanza y Gustavo.

—¿Te vio Gustavo?

—No, en algún momento le escribiré que he vuelto. En fin, solo de ti estaba pendiente. —dejó salir un suspiro para luego sonreír.— Recuerdo cuando ese imbécil se bajó del escenario para ir hacía donde tu estabas, tu traías una carita que... Estuve a punto de sacarte de allí, pero me aguante...

—Y te fuiste...

—Me quedé para ver su teatro, está contigo y no sabe que no te gusta el bullicio, pero en fin. Te vi y dije: "Diablos, ese hombre no se la merece..." ni siquiera yo, eres demasiado buena para este par de hombres.

—No digas eso. — estaba nerviosa y tenía miedo de caer en sus palabras, de salir lastimada nuevamente

Acercándose a ella posó su mano en su mejilla para acariciarla, Aurora puso su mano para apartarla pero no pudo, estaba disfrutando de aquel mínimo acto, Manuel se sentía deleitado con solo mirarla, era más que suficiente, ella mostraba una pequeña sonrisa.

Él se fue acercando un poco más, su dedo acariciaba su labio inferior, Aurora no se oponía.

—Quiero besarte. — le susurró tan cerca que solo ella en respuesta jadeó.— En serio quiero besarte, pero no quiero que pienses que me aprovecho.

Detuvo las caricias, Aurora abrió los ojos y fue cuando se percató de lo cerca que estaban, Manuel la tenía abrazada por la cintura, la adrenalina del momento aumentaba.

—Bésame. — le dijo.


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Alonzo se encontraba distraído, la forma en Como Aurora le había cortado la llamada le pareció raro.

En su oficina estaban dos amigos conversando sobre el tema del evento pero el no era partícipe.

—Alonzo, estas con nosotros?

—Disculpen muchachos. — dijo espabilandose. — necesito que me ayuden con algo.

—¿Qué ocurre?

Urgando en su celular buscaba la dirección del lugar en donde se hallaba Aurora.

—¿Está muy lejos de aquí? — Alfredo, su amigo tomó el celular para ver la dirección

—Como a unas 5 horas porque?

—De acuerdo, ubicaré en el GPS. Tengo que salir de la ciudad.

—¿A dónde vas? — preguntaron en cuanto se levantó para agarrar sus llaves y abrigo.

—A darle una sorpresa a mi prometida.

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OH CIELOS.. ¿Quién sorprenderá a quien?


R E L I G I O S A.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora