CAPÍTULO SIETE | COMIENZO

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     Todo empezó cuando cumplí trece años. Estaba apenas entrando a la adolescencia. Apenas me estaba acostumbrando a usar lo que llaman brasier, mi cuerpo empezaba a cambiar, mi abdomen y mis caderas a redondearse, sudaba, me salían vellos, granos. Estaba conociendo a la dichosa pubertad.

Mi madre siempre quiso que desde pequeña fuera a la empresa familiar; "MacQuioid inc." Con el fin de familiarizarme con el ambiente para ya cuando estuviese a cargo no me sintiese incómodo. Así que decidió que después de clases vendría a la empresa a hacer mis tareas allá y así estuviese cerca de ellos también.

Brayden Murphy, hijo del socio de la empresa familiar. Crecimos juntos, éramos como hermanos a diferencia que él era cincos años mayor que yo, pero estábamos en la misma situación. Su padre quería que empezara a trabajar así que decidieron que iba a ser mi niñero. Nos llevábamos muy bien, estábamos en una relación-no-relación, juegos de niños. Al menos eso pensaba yo. Me ayudaba con los deberes del instituto, las conversaciones surgían fácilmente entre nosotros, a veces eran cosas estúpidas sin sentidos y otras se tornaban intensas. Nadie sabía lo que teníamos y todo iba bien hasta que intento sobrepasarse conmigo.

Una tarde llegó todo extraño, empezó a tocarme y a verme de forma morboso. Era como si no estuviese en sus sentidos, estaba aterrada. Me preparé para lo peor, temblaba, lloriqueaba, pataleaba, pero él era mucho más fuerte que yo. De pronto la puerta se abrió, lo único que sentía en ese entonces fue alivio. Sentí como si un ángel bajaba del cielo cuando mi madre hizo aparición. Estaba sorprendida por la situación, pero lo único importante era que me había salvado.

Esa tarde me llevó a casa y me pidió que no se lo contara a nadie, que ella se encargaría del asunto y lo resolvería. Todo mi ser gritaba que se lo contara a alguien, que por ningún motivo me quedara callada.

Empecé a cambiar de comportamiento, les tenía terror a los chicos incluyendo a mi padre, me veía en la situación de alejarme de él cuando intentaba acariciarme. Me sentía vulnerable, al tiempo empecé a actuar con agresividad hacia mí misma y hacia los demás. Me alejé de mis amistades, apenas probaba bocado. Mi maestra al darse cuenta de que algo andaba mal conmigo citó a mis padres, mi madre al enterarse me pegó y me gritó que "—No dejaría que una mocosa como yo le arruinara la vida por una estupidez".

Ella sabía que quería denunciar al hijo de su socio y se convirtió en mi sombra. Me llevaba a la escuela y me recogía cinco minutos antes de que sonara el timbre. Me prohibió volver a la empresa, siquiera me dejaba a solas con mi padre. El sospechaba que algo andaba mal, le reprochaba a mi madre y ella usaba la excusa de que eran cambios menstruales.

Estuve en esa situación durante seis meses hasta que me sentí tan cansada que acepté seguir sus reglas. Era una pesadilla y era hora que me despertara. Lo último que supe de Brayden desde lo sucedido es que había caído en malos pasos y que estabas en recuperación.

Desde ahí mi pequeño castillo empezaba a desmoronarse.

2/25

Keithlyn ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora