CAPÍTULO CUATRO | CULPA

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Chloe

     El mes de las flores es un mes 'casi' perfecto, en muchos lugares las temperaturas alcanzan el equilibrio perfecto, ni frío, ni calor, ni abrigo, ni camiseta de tirantes, ni nórdico, ni aire acondicionado...es la introducción al verano con todo lo bueno que tiene la primavera: terraceo, olor a flores, primeros baños marítimos y algún que otro día festivo para emular ya las futuras vacaciones de verano.

Los estudiantes de último año de Cambray High School estaban alborotados en este mes, mayo. Unos porque no habían completado sus exámenes finales, otros porque si, unos porque su graduación se encontraba por la borda y otros simplemente porque aún no tenían cita para el gran baile. Yo sin embargo podría decir que me encontraba feliz porque he completado todos mis requisitos para poder graduarme y había podido finalmente mandar mi carta para la universidad, aunque había tardado bastante tenía la esperanza de que por lo menos uno de los quinces universidades que había aplicado me aceptase. Por el otro lado podía considerarme parte de los estudiantes alborotados por el baile, finalmente había llegado y no había conseguido pareja. Recuerdo que, a principios de año, Kendrey, un chico de mi clase de cálculos me había pedido ir con él, no podía negar que estaba a todo dar mas tenía el coco vacío, nunca iba a clases y al momento que iba dormía en clases o se la pasaba haciendo chistes sin ninguna gracia y el maestro por obvia razón lo expulsaba del aula. Mejor sola que mala acompañada.

Siempre había soñado en ser la reina del baile desde que estaba en noveno, pero tal parece que ahora es la última de mi lista de deseos. En ocasiones simplemente quería a mi mejor amiga de vuelta, ir al baile, graduarnos y viajar, aún podía cumplir todo eso, pero no sería jamás lo mismo sin ella.

No hace mucho solíamos ser ella y yo, después llegó Loughty, la enamoró, luchó por sacarla del infierno no sabiendo que ella la arrastraba más a él adentro. Irónico ¿no? Que des todo por una persona intentando salvarla de algo que desconoces y tú eres quien sale perdiendo. Es un gran sacrificio y que esa persona no le dé importancia a nada de eso, tiene que ser una...

Sabía por lo que Keithlyn estaba pasando, su vida no era fácil, comprendía la razón por la que se comportaba de manera arrogante con los demás incluyéndome a mi cuando estaba de muy mal humor, pero que hiciera ese acto tan ¿cobarde? Sin darse una oportunidad, tirando a la borda todos sus logros, toda una vida por delante. La vida no es fácil y no creo que sea un misterio para nadie, cada quien pasa por etapas difíciles, momentos que peleas con alguien a quien quieres bastante, hay momentos que parece que nada te sale bien pero no por eso vas y acabas con tu vida.

El pelo canoso de la doctora mostraba los años y la experiencia que esta pudiera contar, se encontraba sentada en su sofá con las piernas entrelazadas, tenía un carácter que brindaba confianza o al menos la aparentaba.

La escuela me recomendó, —para obviar la palabra obligar—, a hablar con una psicóloga por todo lo que ha pasado en este último mes.

"—El pricipal tiene razón, casi no comes, ¿no ves lo delgada que estás? Siquiera solías dormir temprano. Cariño esto muestra claros síntomas de depresión, no lo digo como tú madre sino como doctora — comentaba mi madre. "

—¿Qué piensas sobre el suicidio? —consulta la doctora Lee sin vacilar.

Me tomo unos minutos para pensar en una respuesta sincera, —pienso que es un acto de cobardía, un acto de injusticia es lo mismo que quitarle la vida a otra persona. No es justo que te vayas y dejes un caos, que te des por vencido, dejar a la familia, a los amigos, los amores, irse sin pensar en el daño que vaya a dejar. —Desvío mi atención del punto lejano y enfoco a la doctora. —Creo que si alguien tiene ganas de suicidarse debería ir a un psicólogo así no haces que tus amigos vayan en tu lugar —replico.

—¿Usted cómo se siente con todo esto? —Interroga con voz monótona. —Mientras más ponga de su parte señorita, más rápido terminará sus sesiones y así podrá retomar sus actividades.

—Es obvio que estoy abrumada con todo esto. Usted debería saber que esto para mí está siendo una etapa difícil, estoy a punto de graduarme, la vida se torna más difícil para mí, muchas decisiones que tomar, le confieso que lloro en las noches con mi almohada como mi único testigo, incluso ahora duermo hasta en mis clases favoritas, pero si lo que quiere saber es si tengo planeado suicidarme, la respuesta es no pero igual gracias por preocuparse.

Anota algo en su pequeña libreta para luego cerrarla. Posa su mirada en mi —Para ser su primera sección, lo ha hecho muy bien—. No supe si hablaba enserio o si estaba siendo sarcástica, tampoco me molesté en descubrirlo. Al fin y al cabo, ese era su trabajo ¿no? —Que tenga una bonita semana señorita Fernsby, la espero dentro de una semana.

Keithlyn ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora