El momento era desesperante. Sabía que tenía que ser ahora porque no podía estar un puto minuto más sin ella. Se armó de valor y bajó hasta la sala donde todos se encontraban mirando el televisor, vio que ella tenía sus manos cubiertas nuevamente. No le importaba hacer el ridículo ahora.
—Necesito terapia.
Aquello lo dijo de una manera tan sincera en su voz, lo dijo tan directo que al grupo lo sorprendió. Ella bajó la vista para luego volverla a alzar. Asintió.
—Pero... no puedo ahora, tengo que estar con Fred en diez minutos.
El rubio se estaba saliendo de control al escuchar esas palabras y ver las miradas de los integrantes de Queen. La presión lo inundaba, quería golpear algo justo ahora. Salió sin decir nada. Quira miró a los chicos, sus rostros expresaban mucho más que ella, pero por primera vez se dieron cuenta de que ella realmente podría estar con todos cuando la necesitaran.
Roger fue directo a su auto, maldijo en voz alta y pasó de eso a darle un fuerte golpe al cristal del piloto con su mano. Los vidrios cayeron haciéndole heridas, la sangre comenzó a brotar. Pero eso no era todo, siguió utilizando sus manos y pies para hacerle más golpes. El ruido fue ensordecedor para las personas de adentro cuando escucharon lo del cristal.
—¡Roger!
Gritó Quira tras salir corriendo con los demás tras ella. Se dirigió hacia donde el rubio, le tomó las manos y lo miró a los ojos fijamente pero con una tranquilidad impecable para que obtuviera calma.
—Piensa en algo que te gustaría estar haciendo ahora, que te haga feliz.
Las palabras de la chica retumbaron en la mente de Roger. Pensó en ella, pensó en que ahora mismo podría tenerla entre sus brazos, con su cuerpo desnudo, haciéndole caricias, escuchando su voz, mirándola a los ojos. Lágrimas comenzaron a salir de los ojos del baterista, ella no quería hacerlo, pero también lloraba junto a él.
—Ven aquí.
Siguió sujetando su mano hasta llevarlo dentro de la casa, los tres chicos no dijeron absolutamente nada, solo contemplaron el control que ella poseía. Miraron el auto, tenía algunas abolladuras y sangre en la puerta.
Quira cerró la puerta de la sala de terapias. Pidió al rubio sentarse para ir por lo necesario para curar sus heridas pero al darse media vuelta, Roger quitó lo que cubrían sus manos y divisó una serie de heridas recientes. La chica se volteó inmediatamente con él.
—¡Por qué tienes así tus manos!
—No importa. Déjame ir por...
—¡Cómo no va a importar! ¡Tú tienes algo y me lo vas a decir ahora! Haces hablar a todos así que es tu turno de hacerlo.
—¡No es momento!, ¿Qué no miras cómo estás?
—Y aún así te sigo importando más que tú misma.
Se soltó del agarre para ir por alcohol, algodón y un par de vendas. Su mente estaba revuelta. No era posible que él le preguntara algo así. Regresó y tomó cuidadosamente la mano del baterista, quitó un par de vidrios de ésta aunque el rubio se quejara como nunca. Limpió las heridas como toda una experta, mientras el de la batería seguía quejándose, ahora del ardor. Vendó su mano al terminar y lo miró a los ojos.
—¿Por qué lo hiciste?
—Yo te golpeé, ¿cierto?
Ella no quería hablar de eso.
—Mira Roger, estás aquí por algo tuyo, basta de hablar de mí.
—No puedo dejar de hablar de ti porque en cada cosa estas tú. Quiero que me digas por una vez algo de ti. Siempre es sobre mí, sobre los demás, pero nunca de ti, ¿Por qué?, ¿Qué es lo que realmente a ti te ocurre? Me haces hablar, ahora es tu turno.
—No me lo dices al principio. No es fácil que me digas lo que sientes, te tomas tu tiempo. Deja tomarme el mío.
El rubio asintió. La calma lo había inundado. La chica volvió a hacer la misma pregunta luego de un espacio en silencio.
—Porque de la nada pierdo el control sobre mí, porque no soporto no verte a mi lado, porque se que no podré tenerte una vez más, no podré besar tus labios, porque no te entiendo en lo absoluto. Porque, porque tengo miedo.
—¿A qué le temes?
—A lastimarte.
Las lágrimas corrían por las mejillas de ambos. Él nunca le había hablado así a ella. Quira lo tomó de la mano apretándola un poco, él la miró e impactó sus labios en los de ella. No hubo oposición, sólo hacían lo que les causaba felicidad. Roger era una buena persona, de verdad lo era. Recuerda su terapia cuando por primera vez habló de lo que sentía. Sobre el alcohol, los cigarrillos, las chicas, la música, sobre todo. Lo comprendía. En serio lo comprendía.
—¿Puedo?
Pregunta Roger a la chica que mordiéndose el labio inferior de nervios asintió. Quitó los botones de su vestido, también hizo lo mismo con su ropa intima, la miró, era una obra de arte. Ella tímida intentaba cubrirse, pero el rubio se lo impedía.
—Eres hermosa Quira, así como eres.
La ropa del baterista desapareció luego de segundos. Los besos no cesaron, las caricias comenzaron a recorrer el cuerpo de la mujer que se encontraba debajo, los labios del rubio dejaron besos por todo su cuerpo, ella se estremecía de tan solo sentirlo cerca. Él jamás lo había hecho con tanto cuidado. La miró a los ojos y comenzó a penetrarla, ligeros gemidos salían de los labios de ambos, la chica lo tomó por la espalda mientras él por su rostro para depositar un beso más.
—Te amo Quira.
ESTÁS LEYENDO
drowse ☄ ; roger taylor
Kısa Hikayeuna historia narrada por roger taylor sobre la mujer que amó. historia corta.