ж P R Ó L O G O ж

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El cielo, dando pasoa la noche, comenzó a oscurecerse poco a poco

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El cielo, dando pasoa la noche, comenzó a oscurecerse poco a poco. Las tonalidades violáceas queaún quedaban fueron desapareciendo y diopaso a un manto oscuro y lleno de estrellas. La luna, que brillabacon fuerza, se vio opacada repentinamente por unas nubes negras, las cuales notardaron en esparcirse sobre toda la nación de Delia. Un ruido estridente se oyó a lo lejos; unos minutos después del iniciode los truenos, la lluvia empezó a caer con lentitud. 

La reina Agatha,quien acariciaba su enorme vientre con preocupación, tomó asiento en sumecedora mientras observaba las gotas de lluvia impregnarse en la ventana decristal de su alcoba. Posicionó un ovillo de lana color azul en su regazo, peroantes de que pudiera seguir con lo que estaba haciendo, unas pisadas en el pasadizo la sacaron  de su trance.

—Mi reina —dijo lasirvienta que acababa de entrar al recinto. Ella, tras oírla, le dedicó unamirada fugaz. A pesar de su intento de retener el llanto, laempleada terminó por quebrarse.

El silencio de la criada le hizo saber que algomalo había pasado. Sus hijos también parecieron percibirlo, ya que de inmediatosintió un profundo dolor en su vientre. Agatha se puso de pie de inmediato y comenzó a correr como pudo, dejando en el suelo un par de gorros azules a medio tejer.

Caminó por los , odiaba transitarlos a esas horas, y aún más con ese clima. Las lucesatrapadas dentro de los envases de cristal con fuerza y dejaban que por fracciones de segundos suspasos se sumergieran en la oscuridad absoluta.

Luminae —exclamó, e inmediatamente estas aumentaron su brillo de forma considerable.

Bajó peldaño por peldaño con desesperación; su moño, que había estado recogido en la parte superior de su cabeza, se terminó deshaciendo, dejando sus bucles negros caer cual cascadas por sus hombros. Unos sollozos se colaron en sus oídos conforme se acercaba a la primera planta. Su corazón comenzó a golpetear con fuerza en su pecho a medida que la distancia entre ella y el salón principal se iba reduciendo. Sus pequeños, inquietos dentro de su vientre, empezaron a moverse de forma desesperada, generándole punzadas de dolor.

Al llegar, vio a los sirvientes y los concejalesreunidos en un círculo, observando hacia el suelo. Al percatarse de que lereina acababa de ingresar, tornaron sus rostros a la entrada para poderobservarla. Agatha se quedó muda, analizando a todos los presentes condetenimiento. Las sirvientas lloraban de forma desconsolada, mientras que los concejales se limitaban a retener el llanto, algunoscon más éxito que otros.

Emerald, la usurpadora del trono [YA A LA VENTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora