Madam Lilehart lograba sentir la tensión que había entre ambos, Julian y Emerald se habían quedado callados y el único ruido que se colaba en sus oídos era el del exterior.
—¿Están listos? —preguntó, y aunque no lo estuvieran, ambos jóvenes respondieron que sí.
—Entonces hablaré con cada uno. Necesito que me digan un aspecto de la infancia de su compañero y yo corroboraré que esa información sea real.
Emerald fue la primera en acercarse a la profesora. Madam Lilehart caminó hasta posicionarse detrás de la pizarra y acomodó las dos sillas que había allí una frente a la otra.
—De este modo Julian no podrá verte —le sonrió y ella asintió por inercia—. ¿Cómo te fue? Estuviste mucho tiempo fuera.
—Bien, siento que pude cumplir con el objetivo del examen.
—Debes tener rezagos mágicos en tu cuerpo. —La mujer acarició sus dedos y ella asintió—. ¿Has considerado tratar de hacer magia? —le preguntó.
—He tratado, pero no he conseguido realizar los hechizos —mintió.
—Ya veo. Bueno, lindo, es hora de comenzar.
—El recuerdo que vi de Julian... es que cuando era niño pasaba mucho tiempo con su padre, el rey Rugbert. Se pasaba las tardes con él en los salones de Navidia. No vi algo que fuera alarmante, tuvo una infancia normal.
—Bien, es hora de ver si dices la verdad. —Madam Lilehart sujetó sus manos y cerró los ojos, Emerald de inmediato hizo lo mismo para evitar que ella pudiera ver otra cosa.
Nuevamente se encontraba en aquel espacio oscuro. A lo lejos, pudo ver a la profesora caminando hacia el recuerdo de Julian, de alguna manera ella lo sabía. Pero de un momento a otro comenzó a desviar su camino, y Emerald sabía hacia donde estaba caminando. Se estaba dirigiendo hacia el recuerdo del día en el que mataron a su hermano.
La siguió en silencio sin que ella pudiera verla.
—Repele —dijo y de sus manos comenzaron a emerger aquellas enredaderas negras.
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Emerald, la usurpadora del trono [YA A LA VENTA]
Fantasy[HISTORIA GRATIS] Una maldición antigua bajo la luz de la luna roja. Un príncipe y una princesa. Uno guiará a su nación a la grandeza, el otro destruirá todo a su alcance. ...