ж Capítulo XXV: El príncipe oscuro. ж

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Sin darse cuenta, cayó rendida en el mundo de los sueños, y aunque le hubiera gustado descansar con normalidad, como venía haciendo desde que Marie se marchó, eso no pasaría esa noche

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Sin darse cuenta, cayó rendida en el mundo de los sueños, y aunque le hubiera gustado descansar con normalidad, como venía haciendo desde que Marie se marchó, eso no pasaría esa noche.

Se removió incómoda por el dolor que sintió en su espalda; al abrir los ojos, se sorprendió al notar que ya no estaba en los dormitorios. Se incorporó y vio que estaba rodeada de pasto, pero no lograba distinguir dónde se encontraba con exactitud. Se puso de pie para observar mejor el entorno.

Había mucha neblina cubriendo el suelo y esta apenas la dejaba ver un poco más allá de su nariz. Por lo que pudo percibir, parecía que estaba en medio de un pueblo abandonado. La vegetación del bosque había ganado terreno y las pequeñas casas de madera habían sido cubiertas por las plantas.

Comenzó a caminar mientras con su palma emitía un pequeño orbe brillante para iluminar su camino. Al fin se topó con una choza. El diminuto lugar lucía muy abandonado; estaba, incluso, más deteriorado que las demás casas. Notó que las vigas de madera poseían orificios que claramente habían sido labrados por termitas.

Estuvo a punto de retirarse, pero oyó unas voces dentro, así que decidió ingresar para descubrir qué pasaba, sin dejar de repetirse a sí misma que se trataba de una visión. De lo contrario, no sería posible que lograra materializarse de la nada en un lugar que no conocía.

Deus Neptys, portale desicio, guerro. —Oyó que repetían una y otra vez; el ruido parecía venir de algún punto debajo de la casa.

Bajó los escalones uno a uno y llegó a otro cuarto con paredes de piedra de las cuales colgaban hierbas medicinales y huesos de animales. Dentro había tres sujetos con túnicas negras, cada uno parado en el centro de un círculo de sal. En el punto de intersección de las circunferencias había tres velas rojas encendidas.

Deus Neptys, portale desicio, guerro —repitieron al unísono.

Ella no entendía lo que estaban diciendo, pero sí tenía la certeza de que aquella invocación que estaban realizando era para llamar al dios Neptys.

Desde que August había logrado derrotar a Marie y ascender él al trono, la veneración a esta deidad había quedado estrictamente prohibida, ya que se decía que este dios podía ser un maestro del engaño y que nunca estaba satisfecho con las ofrendas que se le pudieran hacer. Siempre se lo relacionaba, además, con la magia negra. Y si bien nunca se dijo quién había brindado su ayuda divina, más de uno asumía que August había hecho un trato con Neptys.

Emerald, la usurpadora del trono [YA A LA VENTA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora