Forbidden /H.S/

6

  Entré sin mirarlo a los ojos, suspirando pesadamente. El solo hecho de pensar que debía pasar las tardes del resto de la semana aqui..en un castigo..con ÉL , me quitaba todas las ganas de vivir. Exagerada? Pues claro que no. Quién querría gastar su preciado tiempo haciendo el maldito trabajo de alguien más en el gimnasio del instituto y con Harry? Harry por el amor de dios!. Solo su presencia me irritaba por completo. Y tuvo que abrir la boca para irritarme aún más..

- Que haces aqui? - dijo frunciendo el seño.

- Que no es eso obvio?- le dije incrédula. Se me quedó mirando sin contestar, y cuando me di la vuelta volvió a hablar, haciéndome girar a verlo otra vez.

- Pensé que no vendrías..

- Por qué? Encima que me castigan por tu culpa crees que seré tan estúpida como para no cumplir? Créeme, lo último que quiero es pasar mi tiempo aqui..contigo.- dije resaltando la última palabra señalandolo.- Pero no tengo opción.

- Como si estar conmigo fuese tan malo... te encanta, acéptalo. - En qué momento de la conversación terminamos hablando de esto? Estaba loco? En serio lo creia?, pues por la Santisima Virgen este chico estaba muy equivocado. Mi cara debió deformarse lo suficiente ante sus palabras porque rió al verme.

- De qué te ries? Estas diciendo estupideces... y es más, ni se por qué estamos hablando. Sabes? Mejor ve por tu lado y yo por el mío, y será mas facil para los dos.

- Bien.- coicidió..sonriente? Este chico tenía mas problemas de bipolaridad que yo, y creanme, es algo dificil de lograr.  Me dí media vuelta buscando algun tipo de indicio de lo que teníamos que hacer,ya que el Director no había dicho con exactitud cuál era nuestra tarea. Vagué por el gimnasio intentando disimular lo perdida que me sentía, pero pude sentir su mirada en mí.

- Bien, no sé que debo hacer. Puedes decirme?- me rendí, lo miré y noté como suprimía una sonrisa malvada, se estaba burlando de mi? Maldito pendejo..- Harry te estoy hablando.- pero él siguió ignorándome.- Bien, si asi quieres jugar. - me senté a esperar a que él empiece, en algun momento debía hacerlo y ahi podría imitarlo. Nos miramos fijamente durante lo que a mi me pareció una eternidad. Se estaba aburriendo, podía notarlo en como a medida que pasaban los minutos mas disgusto mostraba en su rostro y en como sacudía su cabello nerviosamente. Se levantó perdiendo la pequeña pelea interna que estabamos teniendo, abrió un pequeño armario sacando de allí algunos botes de pintura. Cómo no lo pense antes!

  Me levanté y dudé en qué color debia elegir..pero acabe por tomar el azul como él lo había hecho. La verdad no me parecía una tarea tan mala, no me molestaba pintar en lo absoluto, y mientras el ruliento no me molestara, todo iba a estar bien. Suspiré, tomé un gran pincel (brocha,rodillo), y antes de empezar con la pared que se encontraba en frente a la de él, cubrí el piso con una gran lona blanca que estaba en el armario. Debía tomar mis precauciones, era algo torpe y no quería estropear nada. Pasé la primer hora sin escucharlo nisiquiera respirar. Silencio, hermoso, preciado y amado silencio sin la voz de ningun molesto chico de rulos de nombre Harry. Justo en aquel momento de paz y tranquilidad mental, cuando estaba sumamente concentrada en llevar a cabo mi tarea a la perfección, me sobresalté al escuchar su voz justo detras de mi. Tan sigiloso como un puto gato..

- Te equivocaste.

- Que mierd.. Harry! - pegué un salto pateando el bote de pintura y haciendolo caer, gracias a Dios, sobre la lona que cubría el piso. - Me asustaste idiota ! Mira lo que me haces hacer! - le grité mientras me agachaba a recojer el bote (lata).

- Esque esta pared no debía ser azul.

- Y ahora me lo dices! ...- dije agitada señalando la pared que tan hermosa me había quedado, la que con tanto sudor y amor ya estaba terminando de pintar. No aguantó y soltó una carcajada como nunca antes había escuchado salir de él. Aún me encontraba agachada,  aproveché para untar mis manos con la pintura que se había caido. Si pensaba que iba a pasarse los dias burlándose de mi , estaba muy equivocado. Mientras aún se reía distraído, me paré, me acerqué y tomé su cara con mis manos ensuciando toda la superficie posible, incluyendo algunos de sus rizos.