Capítulo 2

2.4K 149 7
                                    

 El verano finalizó de la manera menos esperada: una cita doble. Jessica y Luhan, Tiffany y yo, el sueño de dos mejores amigas.
 Pero no de dos mejores amigos, vaya que no.
 Cuando la cena terminó, Luhan se fue con Jessica al parque y yo llevé a Tiffany en mi auto a tomar un helado, caminamos por la fuente y ella me tomó de la mano con su delicadeza femenina.
 - Gracias Sehun. - murmuró con las pupilas dilatadas y la voz un poco quebrada, ha decir verdad, me conmovió, lo que no era muy frecuente.
 - ¿Por qué, el helado? - pregunté dudoso. - ¿La cena? Puedo permitírmelo, no es para nada costoso.
 - No. - me interrumpió con una sonrisa dibujada en sus labios. - Por estar comingo y haberme regalado las mejores vacaciones. - Su respuesta me dejó estupefacto, ¿yo le había otorgado un buen rato?
 Ante mi expresión atónita, continuó.
- Desde que mi madre murió yo... - se dio un respiro para tragar saliva y erguir la cabeza otra vez. - Yo... es decir, a mí me ha costado mucho ser feliz de nuevo pero cuando te conocí... - su mirada se empañó de lágrimas sinceras que no querían ser reconocidas por su propietaria. Tiffany jamás lloraba.
 La tomé del mentón y le planté un beso lento y prolongado, lo que tampoco era tradicional de nosotros ya que no usábamos besarnos en un lugar público, no dábamos espectáculos a diferencia de otros...
 Pero a ella no le importó, sonrió radiante y me rodeó con sus brazos.

7:34 a.m.

 La alarmá sonó con un timbre tan irritante como el cantar de un gallo gritón, tenía que asistir a clases.
 Tomé un baño, me lavé los dientes y finalmente me vestí con el uniforme escolar: Pantalón gris oscuro, corbata gris oscura, suéter escote en V gris oscuro, ánimo gris oscuro.
 Preparé mi desayuno, café gris oscuro. - bueno negro - pero el instituto me nublaba la visión de manera que todo lo que me rodeaba se asemejaba a una nube de tormenta. Acabé y recordé que mi padre utilizó mi auto para ir al trabajo ya que el suyo estaba averiado. Tendría que llegar en autobús.
 Salí de mi casa con mi involuntario semblante serio de chico de élite típico de mi familia y me encaminé a la parada del bus.
 Llevaba esperando unos quince minutos y finalmente apareció, sin embargo antes de acelerar, escuché una voz que gritaba.
- ¡Espere! ¡No parta! - Luhan apareció corriendo como un corredor de Cross Country en su mejor momento de la carrera y subió por los escalones a toda prisa.
 A diferencia de mí, con mis ropas escolares perfectamente arregladas, Luhan lucía desordenado, desarreglado. Con la camisa blanca de algodón por fuera de los pantalones, el cabello despeinado y los ojos cansados, como si anoche no hubiera dormido nada.
 ¿Es que acaso no le advertí que se durmiera temprano?
 Mi respiración se agilizó y mi ceño se frunció más de lo usual.
 Idiota, nunca me obedeces, ni a mí ni a nadie.
 - Casi pierdo el autobús... - soltó riendo mientras se sentaba a mi par.
 - Al igual que siempre, te dije que no te acostaras tarde. - repuse severo.
- Lo sé... - rió. - Es que anoche no dormí nada, Jessica y yo nos quedamos chateando por Kakao
- ¿El día previo al incio de clases? Qué responsable de tu parte. - añadí diplomático.
- Eres un cascarrabias Sehun. - comentó divertido, y desgraciadamente poseía cierta parte de la razón.
- Y tú un insensato. - vociferé sin modificar mi tono de adulto juicioso.
Luhan, esperadamente, sonrió.

"Hay personas que quieren conocer tus secretos, otras tu cuerpo, otras tus pensamientos más profundos... Pero eso era lo infasto de mí  y es que yo a todo eso... ya lo conocía, lo conocía tan bien como a mí mismo (incluso más), no obstante no lograba comprender ¿Cómo dos personas podrían estar tan cerca y al mismo tiempo... tan lejos?
 Estás lejos de mí... tan remoto, tan platónico.
 Quizás en unos años pueda bromear conmigo mismo sobre lo imbécil que he sido en mi pasado, pero por ahora... por ahora debo aguantar el dolor, que sólo agraviaba cada vez que lo veía porque después de todo el amor duele... Y duele todavía más cuando eres el único que lo siente. Entonces sí no tienes con quién compartir ese sentimiento, ¿tiene sentido sentirlo?
 Sí
 No
 Quizás
 Todas las respuestas venían de la mano con una justificación reflexiva.
 Yo aún tenía diesiséis, iba a cambiar, a olvidarte, pero es que no había nada que me haga amarte menos".

Just Forget Me {HUNHAN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora