Capítulo 8

1.7K 113 2
                                    

Lunes por la mañana,  la escuela apestaba. Si pensaba que la culminación de las vacaciones era malo, era porque realmente jamás se me habría ocurrido que Tiffany estaría hospitalizada a causa de unas envidiosas matonas.

"I love the way you make me feel, I love it, I love it, I love the way you make me feel, I love it, I love it".

Me había propuesto a mí mismo ser más considerado con ella, su abnegación de jovencita pura era lo que me había cautivado desde un incio, eso y su sonrisa radiante.

- Hola amor. - saludé en un intento de demostrar indulgencia.

- Hola cariño,  ¿te molesto? - preguntó asustada, ¿acaso era yo tan frívolo que mi novia temía de desearme un buen día? Me sorprendi a mí mismo ante mi tenor invernal y traté tornarlo lo más cálido posible.

- Claro que no, tú nunca molestas. -inquirí, esto era más trabajo de lo que había figurado. ¿Cómo es que la gente lo hacía ver tan fácil?  - ¿Qué necesitas?

- Quería preguntarte si es que tienes tiempo, podrías traerme unas películas y si gustas podríamos verlas juntos. - los nervios eran tan notorios como mancha roja de menstruación en la falda blanca de MinAh, lo que me hizo sonreír ante dicho descuido. Las chicas del instituto no eran tan malas, aunque no podía decir lo mismo de los demás y mis expectativas habían decrecido a causa del reciente accidente.

La petición de Fany me dibujó una media sonrisa en el rostro, ¿por qué debía ser tan sumisa? ¿por qué tenía que rebajarse a tal nivel de rogarme o morir de nerviosismo sólo por compartir el uso de mi tiempo?

Qué dulce... Nadie solía ser tan amable conmigo, la sutileza de su propuesta me encarceló de manera lo único que podía hacer era acceder.

- Por supuesto Tiff, iré cuando vuelva de la escuela.

- Gracias.- sentí su alegría.

- Te oigo sonreír.

- Me conoces bien. Que te vaya bien en el instituto,  piensa en mí.

- Lo haré.  - prometí.

Guardé mi celular en el bolsillo, presentí una respiración en mi cuello, el contacto de un mentón en mi hombro y una nariz que en mis más remotos sueños se asemejaba a una caricia.

- ¿Con quién hablabas? - indagó Luhan.

- Con Tiffany. - repliqué glacial.

- Ah... - se alejó un poco, tragó saliva. - ¿Vas a ir a verla luego?

- Sí. -apunté tan ácido como un limón en plena temporada. - ¿Por qué?

- Sólo preguntaba... Voy a quedarme a practicar hasta tarde ¿vendrás a la práctica?

- Posiblemente no, ¿sucede algo en particular?

- No, ¿de qué hablas?

- Pareces abogado.

- Ah.

- Tengo clase de química. Adiós.  - La frialdad de Sehun podía disolverse quizás con Tiffany pero Luhan... Cada vez me alteraba más su presencia. Me había ignorado durante todas las vacaciones y ahora planeaba recompensarme jugando a MarioKart o ¿es porque su relación con Jessica dejó de ser tan candente?, O tal vez simplemente intenta convencerme de que le enseñe a patear el balón.

Pocas opciones para describir el descuido de una amistad tan larga que con cada segundo que pasaba se iba consumiendo en un pozo sin salida.

Cada minuto cerca de Luhan sacaba a relucir lo mucho que necesitábamos tomarnos un tiempo o sólo parar de hablarnos.

Nuestro enlace amistoso se volvía con el correr de las estaciones, más y más... extraño.

No lograba descifrar quién de los dos era el frío, quién necesitaba al otro, quién debía olvidar y quién requería seguir adelante. Porque ninguna de ambas era lo mismo.

Pero últimamente, Luhan no me otorgaba ni un respiro. Era sofocante. Asfixianre.

Me llamaba mientras estudiaba, mientras estaba en clases, en casa, en el baño, en mis reuniones con Tiffany inclusive en la cena.

¿Al fin se había dado cuenta de que el culpable de la noche descontroladamente eufórica no era nadie menos que él?

Las historias no tienden a repetirse de la misma manera dos veces.

Las personas aprenden, avanzan, evolucionan, sufren, cambian su forma de pensar y no vuelven a cometer los mismos errores que los condujeron a la desgracia en su pasado.

La clase de química era tan aburrida que con la simpleza de un vocablo emitido por el exasperante tono de mi profesor me cernía el cerebro y era inevitable no prestarle atención.

Me encontré con mi reflejo al encender la cámara frontal de mi teléfono móvil.

Ojeras.

Ojeras.

Y más ojeras.

Un semblante demacrado que indicaba que no dormía bien, ni me alimentaba correctamente. Lo cual era netamente cierto.

Me llegó un mensaje de texto.

"¿Necesitas salir de clase? " - Luhan.

El remitente no me causó ninguna impresión grata pero era tan colosal mi anhelo por escapar de la tortura escolar que le obsequié una mirada en busca de auxilio.

"Sácame de aquí" Pulsé la tecla <Enviar>.

Una respiración ahogada cortó enteramente la explicación inaguantable del profesor Lee.

Luhan.

Quien no se detenía con lo que según mis sentidos eran taquicardias.

- ¡Luhan! - bramé atemorizado. - Debo llevarlo a la enfermería.

- Sehun corre y llévalo a que lo hagan revisar. -anunció el docente a cargo.

Lo cargué en mi hombro derecho y nos retiramos del aula.

- Creo que el tiempo ha mejorado mucho mi acting. - se auto-halagó.

- Creo que el tiempo sólo te vuelve más soberbio. -

Just Forget Me {HUNHAN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora