Capítulo 18

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  Dios nunca nos advirtió de que el infierno también se padecía en la tierra.
  Afrodita jamás nos recordó que la belleza exterior podía estar putrefacta en sus adentros.
  Y Eros, no nos enseñó que el amor era avezado de clavarte con puñales afilados en los lugares donde menos lo esperes.
Era culpable de estar enamorado de mi mejor amigo desde hace ya tres eneros. Y mi sentencia se personificaba en Jessica Jung o tal vez en el mismo LuHan.
Pero mis cortos dieciséis años me alentaban a seguir creciendo y a no cometer los mismo errores aniñados semejantes a gozar de un baño prolongado en la piscina luego de regresar a casa con la cabeza emborrachada y el corazón destrozado en mil y un pedazos sin conservar un mapa que me indique cómo mierda repararlo y traerlo de vuelta a su estado original.
¿Cómo podía desearlo a pesar de todas sus injurias?
Podía ausentarme en el instituto por lo menos una semana después de el "incidente". Precisamente recuerdo a los doctores que me reanimaron en el patio, Jessica, Tiffany, pero sobre todo LuHan me observaban con temor y angustia biológicamente pesada.
- ¿Qué sucedió, hijo? - el doctor escondía su nerviosismo a través de la máscara bucal.
- Quise refrescarme y mi ropa se atoró. -certifiqué con una risa que se asemejaba al llanto, sin quitarle la mira a mi ex amante. - En serio no sucedió lo que parece.
- Ya veo. - cantó con un dejo de regaño.
 A pesar de que nadie y cuando afirmo NADIE, me refiero a que nadie respaldó la versión real de la historia, mi madre, consolidó la idea de que asista a un psicólogo tres días por semanas. Ya que la noticia se esparció con eficacia, mamá se alteró creyendo de que su indefenso y frívolo hijo padecía un popular caso de bullying escolar y como opción fácil recurría al suicidio.
 Pero no era así.
 Yo simplemente caí en la piscina saturado por la ebriedad.
O quizás no estaba tan borracho, pero lo sucedido con mi vestidura no aportó ninguna clase de ayuda.
 Pero las palabras no eran relevantes porque ninguna persona se fiaba de mi exégesis.
 Para aprovechar el tiempo libre de mi pequeño receso a clases, leí poesías y poemas, practiqué fútbol, miré películas con mis padres y ayudé en la limpieza. Fue una semana familiar y doméstica. Mi padre apagó mi telefóno móvil por lo que estuve incomunicado durante el lapso de siete días, exceptuando el hecho de que Tiffany me visitó el martes y el jueves y llamó a mi casa a lo largo del septenario. Incluso Kai se hizo presente en mi morada el miércoles para hacerme un resumen de las tareas y de las noticias escolares.
 Al parecer yo aparecía como temática primordial en los mensajes de KakaoTalk de los estudiantes de preparatoria.
 Invariablemente, me mostré inmutable ante las novedades.
 Cuando llegó mi cita con la psicóloga, Ham EunJung, le desmentí las habladurías y fui franco. Y para mi gratitud y sopresa, me hizo caso. No obstante, solicitó averiguar sobre mis emociones.
 Las demás reuniones estaban pagadas así que ¿para que despilfarrar?
- Señora, sé que usted creerá que el incidente en la alberca fue mentira después de esto, pero debo admitir mi realidad y abra bien los oídos porque no repetiré la historia. - asintió con la cabeza. - Desde hace tres años que estoy enamorado de mi mejor amigo. No, no es que sea gay, simplemente lo amo, pero él no a mí, o quizás sí... Como sea, es complicado. El verano pasado comencé a salir con una muchacha muy agradable y me gustó, pero no olvidé a mi... - carraspeé. - Amigo. Un día, apareció en la escuela y nos besamos; Eunjung sumbaenim quiero aclararle que nosotros ya habíamos eh... - cerré los ojos y con mi reciente osadía abrí los labios y deseché el pudor. - ya habíamos tenido relaciones sexuales. - enrojecí por un momento y avancé. - Acordé con él mantener una relación secreta, pero había un problema, ambos poseíamos pareja. Yo terminé con mi novia aunque la quería mucho, pero él no con la suya. -continué parlando sobre mis trágicos encuentros de amor y desamor con LuHan, ella me observaba atenta y a medida que progresaba con los vocablos caía en la cuenta de que contarle a una especialista mi vida era la mejor idea para solucionar la agonía de mi corazón. - Sumbaenim, usted no entiende lo mucho que lo amo, pero él sólo está jugando conmigo. Sí, lo admito, fue un error manejar borracho y sumergirme en la piscina, pero creo que las consecuencias serían peores si en mi perfecto registro figura la sanción por violar la ley al consumir alcohol siendo menor de edad y todas sus derivaciones.
- Oh SeHun. - dio una buena bocanada de aire, casi una burla para los pulmones de cualquier mundano. - Eres un muchacho muy romántico, con el alma de poeta. Es por eso que te enamoras tan pasionalmente, tus ideales del amor son tan puros que me resulta difícil creer que ames a alguien como tu amigo, suena masoquista. Pero lo amas y eso está muy bien, pero deberías replantearte la idea de si vale la pena. Por otro lado sé que eres inteligente, y si consideras benefactora la decisión de vivir un amorío dramático típico de la adolescencia, puedes hacerlo. Después de todo, los adolescentes son adictos a tres cosas según mi punto de vista, al dolor, a la risa y al erotismo. Y por lo que entendí, éste chico te ha hecho vivir un paraíso mezclado con el averno, se parece a una novela de Jane Austen.
- Sí. - reí ampliamente. - La verdad que sí se parece.
- Está en tí tomarlo o dejarlo, sólo te daré un consejo, también recuerda darle un respiro a tu corazón y no darle tantas vueltas a los asuntos, eres muy inteligente, confío que tomarás la decisión correcta.
- Gracias Eunjung-sunbaenim.
- De nada, es mi trabajo.
 Me retiré del consultorio y reaparecí en mi casa, el aroma abrumador a sopa de fideos embriagó mi sentido del olfato, subí a mi habitación y encontré mi celular encendido en la mesa de noche. Al parecer mi padre cedió a devolvérmelo. Leí los mensajes con los globos oculares al borde de humedecerse, pero mis tozudos lagrimales no me permitían llorar. La otoñal lluvia fresca me purificó mis bronquios, qué hermoso clima. Mi humor se había renovado con la experta y mi nueva perspectiva. Y el reposo de mi corazón se interrumpió cuando dio un vuelco crucial al escuchar una voz melodiosa y cargada de tribulación proveniente del otro lado de mi cuarto.
 LuHan. Con la voz enchida de angustia corrompida por el llanto.
- Escucha, sé que eché todo a la mierda y puedo explicártelo, pero quiero ir al punto más rápido. ¿Aún me amas?

Just Forget Me {HUNHAN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora