Capítulo 7

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 El sonido del agua cayendo por la ventana un día lluvioso era todo lo que reconfortaba mi triste y perdida alma en busca de redención.

 Mi teléfono sonó, dos veces.

"¿Hacemos algo hoy? - Tiffany"

"¿Jugamos MarioKart? - Luhan"

Los ignoré. ¿Qué importaba si no contestaba los mensajes? Nadie moriría sin mi presencia vía KakaoTalk.

 - Más vale que estés muriendo y por eso no respondes mis mensajes. - la voz con un dejo de chiste de Luhan irrumpió en la habitación como de costumbre.

- Amigo no quiero jugar Mario.

- Pero yo sí. -inquirió divertido. - Soy el invitado.

- No recuerdo haberte invitado. - refuté. 

- Cierra la boca. - contestó sonriendo. - Enciende la Wii, iré por unos Doritos.

- Ok. - seguí sus órdenes. 

"The Way" se hizo presente.

- Contesta. - indicó Luhan.

- De acuerdo. - levanté mi Samsung Galaxy Note III. - ¿Qué? - dije sin pudor.

- Por favor ven... - la voz quebrada de Tiffany me preocupó. - Algo malo está sucediendo, te necesito. - dejó escapar el llanto. - Te lo suplico,. - después de una pausa continua, añadió en un susurro casi ininteligible. - llama a la policía.

- Voy para allá.- Me enderecé rápidamente algo alterado, ¿Qué diablos le ocurría a Tiff? Debía ser muy malo. - Luhan juega al Mario y llama a una patrulla a la casa de Tiffany, debo partir ahora mismo vuelvo al rato.

 Conducí a toda velocidad, una vez que arrivé en su casa.- o más bien mansión. - toqué el timbre y nadie vino a la puerta, oí gritos.

 Tiffany.

 Aceleré hacia el patio trasero y escalé por un árbol que me dirigía directamente a su habitación.

- ¡Tiffany! - grité inquieto. -¡Tiff! ¿dónde estás?

 La habitación echa un desastre, vestida de vidrios rotos, paredes manchadas y risas de muchachas. ¿Qué demonios?

- Oh, ¡El novio se hizo presente! - escuché chillar a una voz desconocida para mis oídos. - Es más guapo de lo que creía, ¿quién diría que una mediocre como tú lograría engatusar a alguien tan atractivo como él?

 ¿Quién era esa chica, por qué la llamaba mediocre?

 Una jovencita rubia que no aparentaba más de diesiséis, sonreía maléficamente mientras le ordenaba a sus subordinadas que golpeen a Tiffany quien estaba amarrada con una soga a una silla en el comedor.

 - ¡¿Qué mierda estás haciendo?! - ladré sin revelar el miedo de que Tiffany salga lastimada y me acerqué a velocidad felina, con una mirada endemoniada le escupí en el rostro - Creo que estoy siendo demasiado amable. - No podía golpear unas mujeres, ni aunque lo deseara, pero necesitaba alguna forma para incrementarles temor. 

- No me asustas. - narró ocultando su miedo, había dado en el blanco. - Para nada... Somos 5 contra uno, y eres un hombre, por lo que no puedes golpearnos.

- ¿Eso crees? - la ira se apoderó de mi interior pateé una silla con tanta intensidad que golpeó a una de las matonas que hería a Tiffany y la dejó en el suelo.

 Diablos, sólo quería asustarlas.

 Y funcionó.

 Pero para mi grata sorpresa, las sirenas policíacas se hicieron presentes en el vecindario al igual que la ambulancia.

 Tiffany estaba inconciente y gravemente herida y no entendía por qué.

 Tenía morados en el rostro y el cuerpo. Oh Tiff, ¿por qué no llegué antes?

- Señorita Hwang, sabemos que se encuentra en mal estado pero necesitamos oír su declaración. - inquirió el policía, le entregué la mirada más gélida posible para luego decir.

- Creo que la Srita. Hwang no quiere contestar ninguna pregunta estúpida ahora.

- Sehun... por favor, déjalo, haré lo que me pide. - se resignó Tiffany.

 Al parecer una de las porristas, contrincantes de Tiffany, quisieron hacerle una broma pesada que se salió de control y terminaron en golpes.

 Era la corona que cargaba mi novia por ser la mejor porrista a nivel nacional en todo Seúl. Llevaba consigo la envidia de todas las demás capitanas, incluso de Jessica, la subcapitana. Pero Jessica era incapaz de matar una mosca. Sin embargo, dada la situación otras muchachas podían ser tan letales como un asesino.

 Tiffany debía estar en reposo por dos semanas, por ende se perdería las regionales. No había forma de poder consolarla.

 Y lloró toda la noche; sus padres, eternamente agradecidos conmigo me adularon como el mejor yerno en la historia.

 Sin embargo, yo me sentía culpable.

 Me quedé toda la noche al lado de Tiffany, secándo sus lágrimas y brindándole ánimos, pero por más que intentase, nada la haría sentir mejor. 

Just Forget Me {HUNHAN}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora