Quince: Niñita.

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Agite la cabeza tratando de borrar eso de mí mente.

Erick corría a toda velocidad en mi dirección. Cerré los ojos e hice una mueca esperando el contacto, reuní toda la fuerza que tenía en las piernas, solo para que no me tumbara. Siempre le hacía eso, si lo veía a distancia solo corría y lo tacleaba, pero está vez era mi turno.

Ya me veía en el suelo con el cuerpo adolorido, sin embargo, no paso.

Al no sentir ningún tipo de golpe, decidí  que abriría los ojos ya se había demorado demasiado corriendo tan poca distancia.

Finalmente abro los ojos y esta plantado frente a mí con los brazos abiertos, esperando no sé qué cosa. Lo miro extrañada, estoy esperando a que haga algo, y él espera lo mismo.

¡No sé qué quiere!

Al no ver respuesta me abraza embarrando me todo su sudor.

Sabe que odio que haga eso.

"Sí, eso jamás será sexy"

Se separa y me mira - ¿Que dormimos juntos o qué?  ¡abrázame! - Se burla imitando a mi abuelita

Hay tres opciones para esta incómoda situación.

1) Separarme del abrazo y decir que esto de pronto esto me resulta incómodo.

2) Apartarme del abrazo de una forma grosera y alejarme de él un tiempo, hasta que todo vuelva a la normalidad.

3) Seguirle la corriente y pensar que me estoy volviendo loca, porque Erick jamás debe volver a gustarme.

"También existe la opción de tocar su abdomen descaradamente"

¡Callense hormonas!

- Erick literalmente dormimos juntos -  digo sin emoción alguna. Él echa la cabeza hacia atrás, suspirando desesperado. Decido continuar con su juego. - hola! Tanto tiempo sin verte ¿Cómo está la familia? - ladeó la cabeza e intento pasar mi brazo por sus hombros pero no puedo porque es muy alto y él solo se ríe.

Vamos con el profesor a pedirle permiso para ir a los vestidores, el nos  lo concede, con la condición de no hacer cosas "inapropiadas".

Todos creen que Erick y yo tenemos "ondas". Lo cual es muy enfermo ya que jamás tendría algo con él, es decir, no es feo, pero no creo que sea mi tipo y creo que soy la única en la escuela que piensa eso.

Es el sueño de toda chica, es castaño con pelo abultado y quebrado, ojos color miel, piel blanca llena de pecas, alto, "guapo", hasta apenas me enteré que está marcado, tiene buenas calificaciones, hace deporte es amable, inteligente. No las entiendo.

Continuamos hablando como señoras chismosas hasta que llegamos a su casillero.

Cómo él es una rata, pero una rata muy buena en el futbol, tiene un casillero en los vestidores, que es para ropa y uno para libros que está en los pasillos.

Él es un flojo, me pone a buscar lo que necesito en su casillero

- Esto apesta a ropa sucia!

- Sí, no limpio como desde hace un mes - se encoge de hombros restándole importancia

- ¿Qué planeas estar así todo el día? Hazle un favor al mundo y ponte una playera - le aviento está a la cara y él se queja

Se acerca y hace que me recargue en los casilleros, cierra la puerta del suyo y me arrincona.

- ¿Qué? ¿Te hace sentir incómoda? - arquea una ceja con picardía

- Claro que no! - siento como mi cara comienza a calentarse

Maldita Sociedad. (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora