Cap. 02 🌼

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Miles de veces al día TaeYong le observaba, y miles de veces su vista no se cansaba de repetir aquella trayectoria, memorizando las facciones del pelinegro otras mil veces más.

Chittaphon era de cuerpo delgado y tez clara, era pálido sin llegar a parecer enfermizo. Tenía el cabello negro liso, —el cual hacía función de esconder su frente del sol gran mayoría del tiempo— cejas anchas, ojos gatunos oscuros y profundos, un botón por nariz y una pequeña nube rosada conformando la forma de sus labios. Y tenía voz suave varonil, que daba la sensación de ser algo chillona cuando el propietario la elevaba aunque fuera un poquito.

–Hyung.

Lee se sentía morir lentamente con la pronunciación de aquella sílaba brotada de la boca del menor, en un tono que él consideraba moderamente cariñoso.

"Calla, eres demasiado tierno." —reprochó su subconsciente.

–Hyung. —el pelinegro intentó nuevamente.

Cuando sus miradas conectaron, un ligero rubor desvistió las mejillas del menor.

–¿Um... —TaeYong tuvo que esforzarse para no pasar saliva, ya que ver al adolescente causaba un exceso de ella en su paladar— ...necesitas ayuda con algo?

–Hyung, ¿Usted hizo la tarea de inglés? ─el pelirrubio dio un asentimiento lento con la cabeza─ ¿Me dejaría verla?

TaeYong juntó sus cejas inquisitivo, reprimió una risa cuando la idea más lógica chocó su mente.

–Ah, ¿Vas a copiarte?

–No. Sólo quiero ver que haya escrito bien las palabras del vocabulario.

El mayor buscó el papel entre las páginas de su libreta de geografía, por alguna inexplicable razón recuerda haberla doblado y metido allí antes de caer dormido la noche anterior. Cuando la encontró, se la extendió al pelinegro.

–Aquí tienes.

–Gracias, hyung. ─Ten le agradeció con una de sus entrañables sonrisas, junto a sus lindos y abultados cachetes.

–Si necesitas ayuda, también puedes decirme. ─ofreció.

Lee sacó mayor provecho de la situación cuando entrelazó sus dedos a las hebras azabaches del menor, meciendo su cabello de forma afectuosa. Ten solamente sonreía, dejándose mimar por el pelirrubio.

Era el menor de su grupo de amigos y que todos lo consintieran ya le era común. No dijo nada, limitándose por completo a corregir las palabras que escribió mal dentro de su cuaderno. Que para su sorpresa eran muchas.







Insoportablemente Bello [TAETEN] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora