Cap. 03 🌼

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Por lo general, sabes que estás jodido cuando después de observar a la misma persona por tantos meses las mariposas persisten, con sonreírle se te marcan los hoyuelos en el rostro, por un instante luces como si nunca hubieses tenido un mal día en tu vida, casi como si el gesto borrara todos los malos ratos y reemplazara éstos con buenos recuerdos.

Como... como un día de sol y arena en la playa con amigos. Una tarde de chistes y películas acompañado de un rico popcorn y dulces, o una comida casera de mamá luego de estar un tiempo lejos de casa.

Todo se volvía hermoso con únicamente ver a tu personita sonreír, y ser feliz.

Y eso era precisamente lo que sucedía a Lee TaeYong con Chittaphon Leechaiyapornkul.

Por ejemplo, la camisa azul que el menor eligió usar hoy delineaba demasiado bien su figura, —razón por la cual Lee se hallaba delirando— pero pasaba desapercibido por el hábito de Ten de siempre vestir abrigos sueltos sobre casi todas sus prendas.

El chico no lo había pedido, pero como era costumbre para el pelirrubio, este metió sus dedos entre el cabello liso del pelinegro. Poco a poco adoptaba esa nueva costumbre, de masajear los cabellos de Ten en una pequeña denotación de afecto. El menor lo apreciaba, aunque no se lo dijera.

–Hyung... si continúa haciéndome esto dormiré el resto de clase. —murmuró Chittaphon aplastado sobre su pupitre, sintiéndose adormilado.

–¿Quieres que me detenga?

–No... pero necesito prestar atención si quiero aprobar el examen.

Ten intentó reincorporarse y justo en ese momento oyeron el timbre sonar, ambos chicos permanecieron estupefactos viendo a sus compañeros recoger y abandonar el aula a una velocidad envidiable.

–Lástima, la clase ya ha terminado. —comentó el coreano, ignorando la irritación en los ojos de Ten.

TaeYong tomó sus cosas y se apresuró en salir. Ten, sabiendo que por su culpa obtendría el cero más grande que haya visto nunca en el siguiente examen, lo siguió de cerca, mas no se sentía molesto en lo más mínimo.

Había algo que no le permitía enojarse con TaeYong.

Al menos reprobarían juntos, pensó.

–No te preocupes tanto por ello. —le dijo el pelirrubio ofreciendo un apretón a su hombro— Te ayudaré a estudiar.

–¿Cómo? Tú tampoco prestaste atención.

–DoYoung. —respondió simple— Pediré las anotaciones a Dodo prestadas, no se negará.

Kim DongYoung, mejor conocido como el cerebrito de la clase. El estudiante estrella.

Ten y TaeYong continuaron caminado y giraron a la izquierda al final del corredor, adentrándose en la cafetería.

–¿Qué quieres comer? —preguntó a su menor.

–No traigo mi billetera. —Chittaphon admitió con pena, la olvidó esa mañana por salir demasiado apurado.

–Pide lo que quieras, pagaré por ti. —ofreció el pelirrubio.

Luego de pensarlo un poco y exhalar un par de veces, el pelinegro aceptó.

–De acuerdo.

Se pusieron en fila y estuvieron largos minutos observando aquel menú tan variado. Ya TaeYong tenía en mente su pedido, faltaba que Ten se decidiera.

–¿Qué quieres? —inquirió el mayor por segunda ocasión, mirándole de soslayo.

"¿Que qué quiero?"

–Cualquier cosa está bien. —respondió carraspeando un poco. Su mente yendo a esos lugares de nuevo.

"Un beso de tu boca."

–Aquí tienes.

–Gracias, hyung.

TaeYong sonrió sintiéndose feliz. Se habían vuelto cercanos, y en este preciso instante no había cabida para otra cosa en el universo que lo hiciera sentir tan feliz como ese pequeño hecho.

Ten y él se habían vuelto cercanos.





Insoportablemente Bello [TAETEN] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora