Cap. 08 🌼

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Habían transcurrido dos semanas ya desde que Chittaphon audicionó y fue aceptado en el equipo de fútbol. Sus amigos —e incluso colegas— estaban felices por él, por lograr una posición en el grupo. Volviéndose de hecho uno de los integrantes más jóvenes en el equipo.

Aquel hecho hablaba por sí solo, y sólo demostraba cuán talentoso era el pequeño tailandés.

Sus hyungs estaban orgullosos de él por pasar la prueba, pero TaeYong era en definitiva el hyung más orgulloso de todos cuando se trataba de su querido Ten. El pelirrubio había tomado la costumbre de acompañarle a casa luego de sus entrenamientos, que tomaban lugar después de sus clases regulares.

No tenía porqué hacerlo, no tenía porqué quedarse estudiando en la biblioteca y esperar a que sus entrenamientos por el día culminaran, pero TaeYong lo hacía de todas formas.

Cada tarde cuando Ten terminaba su práctica y pasaba por la biblioteca para irse a casa, el mayor estaría allí sentado esperándole con algunos libros en mano y con la sonrisa más tierna y gomosa dándole la bienvenida.

Era aquella sonrisa, la culpable de que Ten estuviese debatiéndose internamente sobre lo que debería hacer.

A pesar del corto tiempo que llevaba, la realidad era que el pelinegro no quería estar más en el equipo.

No quería continuar asistiendo a los entrenamientos, ni malgastar su tiempo en ellos, pero... el tiempo que solía compartir a solas con TaeYong al salir de éstos era lo único lindo y sagrado que contenían sus días. Nada le había hecho ilusión de esa forma en tanto tiempo, nada lo hacía realmente desde la partida de su padre.

Por lo que aún no tenía la valentía que requería para renunciar a ello. Y se preguntaba en silencio cuánto tiempo más tendría que soportar hasta llegar el día en donde ya no lo toleraría más.









Insoportablemente Bello [TAETEN] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora