Epílogo 🌼

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                                                       [ Dos años después... ]



–Ten...

–Dime...

–¿Te he dicho cuán hermoso eres? —masculló Lee frotando su frente y nariz por la nuca de Chittaphon, paseándose en donde comienza su espina.

El pelinegro dejó escapar una suave risa.

–Me has dicho muchas veces. —acotó, todavía sonriendo.

–¿Pero, cuánto?

El pelirrubio paseó su rostro a lo largo del hombro del menor, frotando suavemente sus pieles a la vez que aprovechaba de ésta posición para inhalar el aroma natural del menor. TaeYong dejó un beso muy afectuoso sobre el omóplato del chico para luego subir y volver a recargar su cabecita en el hombro de Chittaphon, esto mientras sus manos envolvían el estómago del menor.

–Tienes una piel muy suave. —elogió el de cabello teñido, y las comisuras de Ten se curvaron hacia dentro.

TaeYong era muy dulce con él, y era así todos los días.

Ten colocó sus manos sobre las del mayor envolviendo su figura, acurrucándolas con las propias.

–Y tus manos son las más cálidas. —Chittaphon susurró.

–Hemos llegado tan lejos. ¿No es impresionante? —cuestionó el mayor de repente.

–¿A qué te refieres?

–Bueno, para empezar... jamás pensé que tú corresponderías a mis sentimientos.

Ten sonrió, él también había pensado igual.

 Y ahora, mírenlos.

–Ahora míranos, durmiendo en la misma cama, compartiendo besos cuando queramos, y haciendo el amor cuando queramos... —susurró lo último al oído del menor, seguido de una corta risa traviesa, ocasionándole cosquillas a Ten.

–Tae, no, no... Basta. —pidió entre pequeñas risas— No digas esas cosas, tus padres están abajo. Podrían escuchar.

Claro que, lo de compartir cama y hacer el amor cuando quisieran sólo dependía de si los padres de TaeYong se encontraban en casa.

–Que se enteren. —masculló sin importancia, haciéndole cosquillas al pelinegro en la cama.

–No, no. TaeYong, detente. ¡No! —se quejó, rogándole en vano. Pues Lee no le hizo caso, y en pocos segundos Chittaphon era una fuente completa de risas incontrolables.

TaeYong era extremadamente dulce y tierno con él, y había sido así todos los días por los pasados...

–Feliz segundo aniversario, bebé. —mencionó cuando Ten se hubo calmado de su corto ataque de hacerle cosquillas.

–Feliz aniversario, amor. —correspondió, sintiendo como los labios de TaeYong se venían sobre los de él— Te amo. —expresó al finalizar aquel casto beso.

–Yo más. —refutó el contrario.

–No, yo te amo más. —se quejó el azabache.

–Yo más.

–No.

–Que sí.

–Dije que yo.

–No más que yo. —Ten suspiró.

–Está bien, como tú digas. —se rindió el menor, porque comenzaba a molestarse y no quería terminar discutiendo en la mañana de su aniversario por una tontería como aquella, sobre quién ama más a quién.

–Ten...

–¿Hm?

–Está bien. Te dejo ganarme por hoy. Sólo por hoy, tú me amas más. —Chittaphon eliminó su ceño fruncido y lo sustituyó por una sonrisa alegre, contento de que TaeYong le cediera aquello, por más bobito el asunto.

–Todos los días, no sólo hoy. —aclaró el pelinegro.

–Okay, no sólo hoy. —repitió Lee, sonriéndole.

–Ahora sí, podemos volver a lo que estábamos. —sugirió Ten, tomando a TaeYong por las mejillas antes de acercarse a besarlo— Aún tenemos algo de tiempo antes de bajar, podríamos repetir lo de anoche.

–Ah, ¿Y dónde quedó aquel jovencito preocupado porque mis padres podrían escucharnos? —Chittaphon sonrió cómplice— Pero pensándolo bien, ¿Cómo podría negarme?

–No puedes. —aseguró Chittaphon.

–Me conoces tan bien.

TaeYong tiró el edredón de la cama por encima de ambos y se lanzó a por el cuello de Ten, simulando mordidas y ocasionándole cosquillas en el transcurso. 

Su risa se escuchaba por toda la habitación, llenando cada rincón de la misma con la alegría que se percibía de su voz y la de TaeYong.

Así había sido por los últimos dos años, y así sería por los que estaban por venir.








FIN





Insoportablemente Bello [TAETEN] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora