Capítulo II

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"Llamamos al taxi del tormento eterno..."

Encontré a la chica junto a Tyson en el callejón de la calle Church.

— ¿De qué lo conoces? — le preguntó señalándome.

— Percy es amigo mío, me cuidaba de los abusones.

La chica me analizó de pies a cabeza antes de hablar.

— No te dejes engañar, son todos iguales.

Ambos nos retamos con la mirada durante varios segundos hasta que Tyson habló.

— ¿Qué vamos a hacer ahora?

— No lo sé.

Le miré las manos a mi amigo; las tenía sucias y con varias cicatrices, pero sorprendentemente no estaban quemadas. No pude acabar la pregunta cuando ella ya estaba respondiendo.

— No es raro, lo extraño es que de hayan atrevido a atacarte estando con él. Sólo a los lestrigones se les ocurre.

Tyson ladeaba la cabeza intentando comprender de qué hablábamos.

— Lestri... ¿Qué? ¿De qué estás hablando?

— Gigantes, viven en el norte y tienen una pequeña debilidad por la carne humana. Ulises se encontró una vez con ellos.

— ¿No tienen un nombre más normal?

Ella pareció pensárselo por unos instantes.

— Canadienses.

Las luces de policía y las sirenas no tardaron en hacerse presentes en la zona.

— Deberíamos irnos.

— Creo que no, mi cara debe de aparecer en todos los periódicos. La policía estará buscándome.

— Hay problemas más serios. — ella se cruzó de brazos — ¿Eras amigo de Grover, no?

Yo asentí. Me pidió que le contara todo lo que pudiera saber y acabé explicándole mis sueños, aquellos en los que huía de una voz vestido de novia.
Ella me dijo que había problemas en el Campamento, pero Quirón debía ser quien me aclarara todo lo que estaba sucediendo.

— No he sufrido ningún ataque en todo el año. ¿Qué está pasando?

— En el gimnasio los Canadienses han llamado a Percy de forma muy rara... — Tyson nos interrumpió — ¿Hijo del dios del Mar?

La chica le sonrió con dulzura.

— ¿Te acuerdas de la historia que te conté sobre mi familia? — él asintió — Pues Percy es uno de ellos... Y no, no es mi hermano.

Tyson volvió a ladear la cabeza, intentando conectar la información.

— Pero...

Debía admitir que yo también tenía curiosidad. La chica había admitido que era una semidiosa, pero en ningún momento mencionaba su parte divina.
Los ojos verdes solían ser característicos de la cabaña de Démeter, aunque había demostrado un manejo del arco digno de la cabaña de Apolo... Por no olvidar su extraña habilidad para escabullirse de los sitios sin ser vista; cosa que había visto hacer a la cabaña de Hermes en varias ocasiones y con el mismo éxito.

Una sirena de policía retumbó por todo el callejón. La chica sugirió coger un taxi hasta el Campamento y que Tyson viniera con nosotros.
Corrimos hasta detenernos en la esquina de Thomas con Trimble, dejando atrás la columna de humo que salía del gimnasio de la escuela. Ella se detuvo en seco y comenzó a rebuscar en su mochila.

𝐒𝐄𝐀 𝐎𝐅 𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐄𝐑𝐒 || PJO 🔱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora