𝐒𝐄𝐀 𝐎𝐅 𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐄𝐑𝐒 || PJO 🔱

Capítulo XVII

"La invasión de los ponis..."

— Uno contra uno. — le dije a Luke, desafiándolo — ¿De qué tienes miedo?

Luke apretó los labios. Los guerreros a punto de matarnos vacilaron, aguardando a sus órdenes.
Antes de que pudiera decir nada, Agrius apareció de golpe en cubierta llevando de la brida a un caballo volador: el primer pegaso completamente negro que veía, con unas alas de cuervo enormes. Era una yegua; daba brincos y relinchaba. Yo captaba sus pensamientos; a Agrius y Luke les dedicaba una serie de insultos tan tremendos que Quirón le hubiera lavado la boca con jabón industrial.

— Señor, su corcel está listo.

Luke seguía con la vista clavada en mí.
Comprendió que lo tenía atrapado. Si se echaba atrás, daría una impresión de debilidad. Si combatía conmigo, perdería tiempo para cazar a Clarisse. En cuanto a mí, esperaba poder darles tiempo a mis amigos para salir de allí. Skylar se había acabado las bolsas de comida y Annabeth los había maniatado a los pies del ejército de monstruos.

— Acabaré contigo deprisa. — decidió, y alzó su espada Backbitter.

La hoja relucía con un maligno brillo gris dorado en el punto en el que el acero se mezclaba con el bronce celestial. Casi se podía sentir su presión interna, era como si se hubieran unido a la fuerza dos imanes opuestos. No sabía cómo se había fabricado, pero intuía una tragedia tras su forja.
Luke silbó a uno de sus hombres y le pasaron un escudo redondo de cuero y bronce.

— Luke, dale aunque sea un escudo. — dijo Skylar — Está feo pasarse con el chiquillo.

— Lo siento, Sky. A esta fiesta cada uno se trae su propio equipo.

El escudo no era ningún problema. Luchar sólo con una espada sujeta con ambas manos te dabaás fuerza, pero tener el escudo te proporcionaba más defensa y flexibilidad. Pensé otra vez en lo que Quirón me había dicho, que me quedara en el campamento y que aprendiera a combatir. Ahora iba a pagae caro no haberlo escuchado.
Luke embistió y por poco no acabó conmigo a la primera. Su espada pasó por debajo de mi brazo, me desgarró la camisa y me obsequió una buena caricia en las costillas.

— Madre mía, Percy. — dijo en tono de reproche — Estás en baja forma.

Volvió otra vez a la carga y me lanzó un mandoble a la cabeza. Lo paré y ensayé una estocada, pero el se hizo a un lado sin problemas.
El corte en las costillas me dolía y el corazón me latía enloquecido. Cuando Luke embistió otra vez, me eche hacia atrás y caí en la piscina. Sentí una oleada de energía y salí disparado contra él en una especie de torbellino que lo derribó. Pero antes de que pudiera darle una estocada, rodó hacia un lado y se puso en pie.

— ¡Eh, Luke! — la voz de Skylar hizo que se detuviera.

Yo estaba a mitad de camino hacia el borde de la piscina, sin poder sostenerme en mis propias piernas y viendo el filo de Backbitter rojo por mi sangre. Skylar se había soltado de la atadura de Annabeth y mantenía la pesada cadena metálica alrededor de su cuello, un tirón y cortaría el aire que llegaba a sus pulmones.
Luke alzó una ceja. Una flecha con un penacho rojo pasó silbando por encima de Skylar y se clavó en la boca de Oreius, que se disponía a morder a Grover.

— ¡Hermanito! — aulló Agrius, y aflojó un poco las tiendas del pegaso.

El animal le dio una coz en la cabeza y salió volando hacia la bahía de Miami.
El equipo de Luke se quedó atónito unos segundos antes de lanzarse a por mis amigos entre gritos de guerra. Tardé en procesar lo que veía: centauros de todas las edades y colores armados con arcos, bates de béisbol y pistolas de pintura corriendo por la cubierta. Irrumpieron con tanta fuerza y colorido que el propio Luke se quedó flipando.