Capítulo XIV

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"Nadie consigue el Vellocino de Oro..."

— ¡He atrapado a Nadie! — decía Polifemo, regodeándose.

Nos deslizamos hasta la entrada de la caverna. Skylar estaba sujeta por las piernas y se retorcía boca abajo.

— ¡Ja! — dijo Polifemo — Dos niñas peleonas para casarme... O mejor, ¡tres comidas con salsa picante de mango!

Skylar forcejeaba, pero parecía aturdida. Tenía varios cortes en las mejillas y los brazos.

— Voy a atacarlo. — susurré a Clarisse.

Grover y ella me detuvieron, no podía creer que estuvieran de acuerdo en algo. Atacaríamos los tres juntos, según el Plan de ataque Macedonia.
Los tres habíamos pasado por los mismos cursos de entrenamiento en el Campamento Mestizo. Sabían de qué estaba hablando. Ellos se deslizarían y atacarían al cíclope por los flancos mientras yo lo distraía en el frente. Seguramente significaba que moriríamos todos, y no sólo yo, pero no por eso dejaba de agradecer su apoyo.

— ¡Eh, tú, bicho horrible! — grité, blandiendo mi espada.

La buena noticia: se tragó que yo era Nadie, y soltó a Skylar. La mala: Skylar cayó sobre una pila de rocas y quedó como un muñeco de trapo.
Otra mala: Polifemo corrió hacia mí. Quinientos kilos de apestoso cíclope que debía combatir con mi pequeña espada.

Grover y Clarisse le lanzaron una lanza y un hueso de oveja antes de correr hacia Skylar. La hija de Ares se desvió para ayudarme, mientras Grover cargaba a Skylar por el puente colgante hacia las ovejas carnívoras.

— ¡Retirada! — le grité a Clarisse.

Ella rodó por el suelo hasta la salida.
Corrimos colina abajo con el monstruo siguiéndonos de cerca. Cojeaba a causa de las heridas y habíamos conseguido enloquecerlo de furia.
Teníamos que cruzar el puente nosotros tambíen. Grover nos esperaba al otro lado con Skylar, que parecía haberse medio recuperado.

— ¡Usad los cuchillos!

La primera cuerda se soltó cuando íbamos por mitad del puente. En el otro extremo, Grover y Skylar peleaban para cortar las cuerdas mientras el puente se balanceaba de un lado a otro por el peso de Polifemo. Logré lanzar un mandoble a las que quedaban en cuanto aterrizamos con ellos.
El puente cayó y el cíclope aulló... de alegría, porque lo teníamos allí, a nuestro lado. Apartó a Clarisse y a Grover de un manotazo e intentó aplastarme.

— ¡Nadie! — gruñó sin dejar de aporrear el suelo.

De repente, el suelo comenzó a temblar y Polifemo se detuvo. Skylar flotaba tras él, envuelta en una especie de aura morada y con una expresión de pura furia. A medida que levantaba los brazos más se doblaba el cíclope, como si le estuvieran clavando miles de pequeños puñales.
En aquel momento sentí verdadero terror. Mi padre era uno de los Tres Grandes, pero ella era hija de una titánide despojada de su poder y no podía ni imaginar toda la rabia que estaba concentrando para atacar a aquel monstruo.

— ¡Noooo, por favor! — suplicaba el cíclope, mirándome de modo lastimero. Le sangraba la nariz y una lágrima le asomaba por el rabillo del ojo — Mis ovejitas me necesitan. ¡Yo sólo quiero proteger a mis ovejitas!

Y empezó a sollozar.
Skylar estaba sobre él, de algún modo tenía mi espada en la mano. Sólo tenía que clavársela, un golpe seco y todo se acabó.
Pero sabía lo que pasaba por su mente. El cíclope sonaba tan desolado. Igual... igual que Tyson.

𝐒𝐄𝐀 𝐎𝐅 𝐌𝐎𝐍𝐒𝐓𝐄𝐑𝐒 || PJO 🔱Donde viven las historias. Descúbrelo ahora