Capítulo VII

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—Realmente no estás embarazada, ¿o sí, hn?— Deidara preguntó a su novia.

Ambos estaban pasando una tarde tranquila viendo películas abrazados en su sofá, y Sakura lo miró incrédula al escuchar su pregunta.

—¿No lo dices en serio, o sí? No, Dei, no. No estoy embarazada, ya te lo dije millones de veces en este día.— Sakura resolpló.

Pasaron unos minutos sin hablarse, con solo el sonido del televisor.

—¿Entonces no tendremos hijos, sí?— Deidara finalmente preguntó.

—No, no tendremos hjos Dei. Por el momento, me basta con Daiki, Katsu, mis babosas, Kufa y tú. Y ya es demasiado, voy a recalcar.— la Haruno dijo.

Kufa era el nombre que Deidara había dado a su serpiente.

—Si quieres, puedo regalar al perro, sí.— ofreció el rubio con una pequeña sonrisa. En respuesta, la pelirrosa lo golpeó levemente en el hombro.

—Ya, Dei. Deja de decir esas horribles cosas sobre mi precioso Daiki.

—Esas cosas que dices, sí, hacen que piense que lo quieres más a él que a mí.— el chico hizo un puchero.

—Ya cállate.— ella lo golpeó de nuevo.—De todas formas, ¿dónde está mi bebé Daiki? No lo veo desde hace como 3 horas.

Ante eso, Deidara entrecerró los hojas.

—!Hablas en serio, sí?

Sakura parpadeó confundida.

—Sí, ¿por qué no lo haría?

—Bueno, esta es una de las razones por las que debes ser más detallista, sí.— Deidara dijo y se levantó del sillón, caminando en dirección a la cocina. Su novia lo siguió.

—¿Qué? ¡Oye, espera! ¿A que te refieres esta vez?

El hombre abrió la puerta de la heladera y respondió tranquilamente.

—Mira por la ventana, sí.

Solo había una ventana en la cocina, la que mostraba el patio trasero.

—¿Kufa no lo comió, o sí?— Sakura preguntó y corrió desesperada hasta la ventana, imaginando lo peor.

Su novio sonrió divertido, y la pelirrosa suspiró al notar que su pequeño cachorro estaba tranquilo durmiendo en el pasto, siendo rodeado por Kufa, quien también estaba dormida.

—¿No confías en mis métodos de educación, hn, amor?— Deidara preguntó inocentemente. Sakura lo fulminó con la mirada.

—Si tus métodos de educación fueran realmente educativos, lo haría. ¿Y cómo llegó Daiki afuera? Cerré la puerta con llave.

El rubio parpadeó y aguantó una risa. Bueno, lo intentó.

—¿De que te ríes?— la mujer en la habitación le lanzó una mirada fulminante, su novio levantó ambas manos en forma de defensa.

—Lo siento, sí. Olvidé que tenías memoria a corto plazo.— soltó otra risa y recibió otra mala mirada.—De todas formas, sí, esta mañana lo dejamos salir para que juegue un rato. Pero luego nos quedamos viendo películas y él no entró, sí.— explicó, y Sakura pareció calmarse ante esa información.

—Oh, entonces está bien.— sonrió. —Sigamos viendo películas.— ella se acercó a él, le dió un beso en la mejilla y continuó su caminata al sillón.—!Y trae más palomitas por favor!— la dama de ojos verdes gritó desde la sala de estar.

Deidara sonrió y gritó en respuesta.

—¡Eso es trampa, sí! ¡Pero igual las llevaré, hn!

•••

Iba a cambiarlo y hacer que la waifu se embarace, pero después me dije que no porque me gustaba más así.<3

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